Cada vez hay más cenizas en el ambiente provocadas por el polvo volcánico que flota en el aire en La Palma y que hace que respirar sea hace algo más complicado. Esa está siendo la experiencia de los ciudadanos de La Palma y también de Pedro Piqueras, que reconoce que cuesta un poco más respirar. "Más allá de esa percepción subjetiva ya están trabajando sobre el terreno los técnicos de la agencia de meteorología haciendo mediciones para alertar si se deteriora la calidad del aire por concentraciones de dioxidos de Azufre. Efectivos de la UME también realizarán esas labores de control del aire. De momento el servicio de Emergencias de Canarias está pidiendo que los niños se queden en casa, que no jueguen con la ceniza y que no se haga ejercicio físico en el exterior. Y que también permanezcan en sus domicilios las personas con problemas respiratorios. Se trata de evitar cualquier riesgo que colapse los centros de atención sanitaria", señala Piqueras.
Ayer se registró un pico de dióxido de azufre de hasta 8.000 veces superior al habitual, aunque fue solo de manera puntual. El peor escenario se da al sur de la isla Las mascarillas no protegen ante los gases.
El dióxido de azufre (SO2) de la erupción volcánica en la isla de La Palma puede provocar, en altas concentraciones, irritaciones en las mucosas, lagrimeo, inflamaciones pulmonares o incluso bronquitis, alveolitis y neumolitis, advierten desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.
En declaraciones este miércoles a EFE, su vicepresidente, el jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz Germán Peces-Barba, explica que los gases que emite el volcán son dañinos para la salud de la población general en altas concentraciones. "Va a depender de los niveles de toxicidad. Si se forman columnas de gases, hay que decirle a la población que no salga a la calle, que se encierre en su casa con las ventanas y las puertas cerradas hasta que pase la nube tóxica", explica Peces-Barba.
La Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet) detectó este martes en el centro de investigación atmosférica de Izaña, en Tenerife, la llegada de dióxido de azufre con picos de hasta 20 partes por billón, hasta 400 veces por encima del "valor normal" en esa zona, a 2.371 metros de altitud. En todo caso, según la Aemet, esta concentración "no supone un riesgo para la salud" porque se trata de "una medida puntual".
No obstante, la previsión es que la erupción volcánica emita una elevada cantidad de dióxido de azufre a la atmósfera que llegará el viernes a cubrir buena parte de la península Ibérica, casi todo Marruecos y Túnez y las costas mediterráneas de Francia, Italia, Argelia y Libia.
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), al tratarse de un gas no hay ninguna mascarilla al alcance de la población que proteja del dióxido de azufre, que es "muy irritante", avisa este doctor, aunque lo cierto es que las mascarillas sí protegerían de otras partículas como las cenizas que emite el volcán.
La doctora del Servicio de Neumología del hospital de Asturias y responsable del área de Medio Ambiente de la Separ, Cristina Martínez, explica que deben tener especial atención y cuidado los pacientes cardiovasculares crónicos, los asmáticos y los que padezcan enfermedades pulmonares, además de los ancianos y bebés.
En los casos más graves, este tipo de gases pueden llegar a provocar broncoespasmos. "Pedimos que solo se exponga el personal indispensable y siempre con medidas de protección, y con vestimentas que se puedan quitar antes de llegar a casa", explica esta doctora.
Además, la entrada en el mar de la lava del volcán de La Palma provocará una "espectacular y densa" nube vertical de vapor de agua que no será tóxica, pero que obligará a aumentar el perímetro de seguridad, evacuar la zona y prohibir la navegación, según el vicerrector del Instituto Geominero de España (IGME), Luis Somoza.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) de la Unión Europea que monitoriza la evolución del volcán de Cumbre Vieja prevé que el penacho de humo, gases y ceniza alcance una altura máxima de 5 kilómetros.
La altura no puede apreciarse en la previsión de la columna total de dióxido de azufre (SO2), pero resulta claramente visible en las previsiones a diferentes altitudes, resalta en un comunicado Mark Parrington, científico sénior del servicio. No obstante, apunta que las repercusiones que el dióxido de azufre liberado por el volcán tendrá sobre las condiciones meteorológicas y la calidad del aire en la superficie serán con toda probabilidad muy reducidas.
La mayoría del SO2 emitido se encuentra en capas muy superiores de la atmósfera, especialmente conforme se aleja de la fuente, y cabe que solo pueda apreciarse en forma de ligera neblina en el cielo.
Copernicus detectó dióxido de azufre procedente de la erupción el pasado lunes mediante observaciones satelitales y las previsiones muestran dióxido de azufre gaseoso en la atmósfera, pero no ofrecen información sobre las cenizas volcánicas, ya que esto es responsabilidad de los centros consultivos sobre cenizas volcánicas.