Dotaciones policiales en Barcelona y Mallorca se han empleado esta noche a fondo para hacer cumplir las restricciones horarias de bares y locales así como el toque de queda aprobado por las autoridades judiciales. Miles de turistas han aprovechado hasta el último minuto y se han resistido para terminar con el "beber y bailar".
Algunos de los miles de jóvenes extranjeros que abarrotaban las principales zonas de ocio callejero proclamaban: "Ha renacido Magaluf". El principal destino de borrachera para los turistas británicos y alemanes volvía a lucir como antes de la pandemia y eso que a partir de la una de la madrugada todo tenía que estar cerrado.
Los propietarios de locales denuncian que las restricciones impulsan a los jóvenes a trasladar la fiesta a las zonas de playa y jardines a pesar de que a partir de la 10 de la noche deberían de estar cerradas.
En Barcelona, patrullas de la Guardia Urbana han obligado a los participantes en fiestas nocturnas y botellones a disolverse y respetar el tuque de queda autorizado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Lo mismo ocurre en Málaga dónde los arenales cierra de 11 de la noche a 7 de la mañana. Allí, los responsables de locales de ocio han comenzado a registrar los datos de los clientes para permitir el rastreo de los contactos en el caso de que se detecten contagios entre los clientes.