Si hay algo que el covid-19 no puede frenar es el amor, y una pareja de octogenarios lo ha demostrado con su historia. Ella tiene 85 años, y cada día coge el coche para dirigirse hasta la frontera entre Dinamarca, donde ella vive, y Alemania, donde vive su marido.
Esta pareja lleva dos semanas separada, desde que cerraron las fronteras por la crisis del coronavirus, pero ellos, lejos de rendirse, han encontrado un remedio para verse, para estar lo mas cerca posible el uno del otro. La frontera se ha convertido ya en el sitio donde mantienen su cita diaria y que les llena de vida, donde sentados cada uno en su lado leen el periódico, comparten historias y brindan porque pronto puedan estar completamente juntos.