El pan nuestro de cada día, ese que compramos en las ofertas del 2x1 o el de las nuevas panaderías boutiques que proliferan en nuestras ciudades, tendrá menos sal. Así lo establece la nueva normativa del Gobierno, que entra en vigor este viernes y que hará que el pan sea más sano, pero más soso.
La nueva norma de calidad del pan permitirá un máximo de 13,1 g de sal por kilogramo de pan común (si se analiza mediante determinación de cloruros) y 16,6 g de sal por kilogramo (si se analiza mediante determinación de sodio total) llevaba tres años retrasándose, pero ya por fin entra en vigor.
¿Y qué promete la nueva ley del pan? Un nuevo límite al contenido de sal que se reducirá aproximadamente el 20% en nuestro consumo diario.
El pan constituye uno de los alimentos con más aporte de sal (19% del total del sodio ingerido), seguido del jamón, embutidos y fiambres. En los niños, son estos mismos alimentos los mayores responsables de la ingesta de sodio, si bien el pan pasa a ocupar un segundo lugar.
La nueva normativa además de restringir la cantidad de sal del pan común ataja el desorden en la comercialización del pan integral, con cereales y otra especialidades. Los requisitos desde hoy son más estrictos para el pan integral y para poder denominarlo así el cien por cien de la harina empleada en la receta tendrá que ser integral.
Los panes integrales y también los de cereales que no estén elaborados de forma exclusiva con este tipo de harinas tendrán que indicar en el etiquetado el porcentaje de harina integral que contienen. Además, también se ha ampliado la definición de 'pan común', incluyendo en ella panes elaborados con harinas integrales o que incorporan salvado de cereales.
La definición de 'masa madre' ha sido revisada en esta nueva normativa y queda preservada a aquellas elaboraciones que limitan el uso de levaduras industriales y que sí cumplen con los requisitos para que puedan utilizar la denominación "elaborado con masa madre".