Armas de fuego escondidas por niños en la playa, una vida de lujo repleta de billetes, cocaína envuelta en arroz para retirar la humedad del viaje en lancha, armas de fuego y fusiles de asalto, disparos en pleno barrio de El Príncipe y vídeos de ejecuciones, ajustes de cuentas y todo tipo de violencia extrema. Incluso con propaganda yihadista de por medio. Ese es el contenido de 42 teléfonos móviles, tarjetas de memoria, pendrives y discos duros decomisados por la Guardia Civil en 2019 en una operación contra el narcotráfico en Ceuta y al que ha tenido acceso NIUS. ¿El resultado? Un álbum de los nuevos capos de la droga en el estrecho ceutí donde la coca y las armas son el componente común de cada día.
Según ha podido confirmar este diario, fue el 4 de abril de 2019 cuando los agentes de la Guardia Civil que forman el equipo de Policía Judicial de Ceuta registraron la casa de Llalil Mohamed Dris, conocido en la zona como Llalal El Loco. Poco antes, dos testigos protegidos habían denunciado presiones y amenazas por su parte, y pusieron sobre aviso a los agentes de que el capo de la droga guardaba armas en casa. Además, aseguraron que El Loco se encontraba tras la muerte del mítico capo del estrecho Mohamed Taieb Ahmed, apodado El Nene, y le vincularon directamente con el asesinato en la Costa del Sol de Sofian Ahmed Barrak, alias El Zocato, cuya muerte en 2018 se juzga estos días en los tribunales de Marbella.
Los agentes dieron credibilidad a la declaración de los testigos y entraron tanto en la vivienda del objetivo como en un taller de lavado de coches que estaba aledaña al edificio. Pero el botín importante estaba en los teléfonos. En la red de relaciones e imágenes que acreditaba actividades ilegales al menos para una veintena de personas. Los agentes comenzaron a trabajar con los motes, elegidos a medio camino entre un zoo y una cumbre de Naciones Unidas. Así, había que poner nombre y apellidos reales a El Capi, El Grande, Hamido, Mohhamed el de La Línea, Magdo El Negro, Hamido Palas, Chieda, Zorrito, Gufito, Manteca, El Chino, Churro, El Salchicha, Burrito, Pincho, Dumbo, Zapatero, Belloti o El Bolero.
En una de las imágenes, se puede ver incluso a uno de los narcos con un extraño regalo: una maqueta de una planeadora con su nombre en el costado. La reproducción es de un metro de largo y parece ser la celebración de un cumpleaños. Pese a que el rostro del narco está cortado, el apodo escrito en la barca les lleva a pensar que se trata de Muhammad Ahmed Malk, conocido como Lokillo y condenado por el asesinato en 2015 de un menor en la barriada ceutí de El Príncipe. Una bala en la cabeza le costó la vida.
Otro viejo conocido de la Guardia Civil es identificado como Ibrahim Mohamed Buyemaa, alias Chavala. En las imágenes el presunto narco aparece con varias armas de fuego e incluso enseñando una pistola junto a una menor que hace a la cámara la señal de victoria.
Con esos mimbres, los archivos informáticos localizados dibujan un mundo de droga y delincuencia, con armas automáticas de por medio, escopetas disparadas desde los tejados, fajos de dinero compartidos por mensaje para alardear del resultado de sus alijos y sobre todo, violencia.
Entre los archivos compartidos, los agentes localizaron numerosos vídeos de ejecuciones en plena calle, ajustes de cuentas entre clanes, asesinatos a familias enteras y vídeos de extrema violencia que -como escaso consuelo- se ubican siempre fuera de las fronteras españolas. Los informes enviados al Juzgado de Instrucción número 3 de Ceuta destacan que los investigados consultaban incluso una conocida web especializada en colgar vídeos de violencia extrema. Lo que sí preocupó a los investigadores es localizar entre este material dos grabaciones concretas. Dos vídeos grabados por grupos terroristas islámicos que habían sido compartidos por los investigados.