Los más pequeños de la casa tienen claro que tienen que quedarse en casa. Tras dos semanas de confinamiento y con otras dos más por delante, los niños tratan de jugar y entretenerse en casa como pueden. Unos buscan remedios clásicos como sus juguetes, pelotas, pintar y otros aprovechan para jugar a videojuegos.
Estos últimos mantienen de este modo el contacto con sus amigos, a los que todos echan de menos. Aunque este encierro deja el lado positivo de que pueden pasar más tiempo con sus padres, que en otro momento estarían ocupados trabajando.
Y aunque no lo parezcan, saben más de lo que muestran. Conocen porque tenemos que quedarnos en casa, lo cumplen y nos lo recuerdan. Además de ello, nos avisan de que hay que seguir lavándose las manos y manteniendo el contacto personal.