No, no quiero provocar. Simplemente he llegado a esta conclusión después de escuchar y releer la intervención del candidato a presidente del Gobierno en la moción de censura que se ha celebrado este miércoles en el Congreso de los Diputados. He intentado quitar los dardos de su discurso para centrarme en la propuesta, porque si ganara esta moción, sería el próximo presidente de España. Está claro que los candidatos no detallan todas sus propuestas, pero sí trazan una idea global de cómo les gustaría que fuera el país que aspiran gobernar. ¡Ah! Y también está claro que no la va a ganar, pero eso no es justificación para no hacer el análisis.
La bestia negra de Abascal es el estado de las autonomías. Es curioso porque las autonomías es el fruto del pacto de la transición, es decir, del régimen del 78 que teóricamente se quiere cargar Iglesias. Abascal también se lo quiere cargar y no lo disimula. Le achaca ser “un ariete contra la patria”. Este sistema es el culpable del desastre sanitario de estos días y del fracaso del modelo educativo. Hay en España en realidad 17 sanidades (ha puesto como ejemplo un artículo de la corresponsal del “progre” Le Monde que le da la razón) y 17 educaciones que son las culpables de que ya no se estudie español en muchos sitios de España. Son además las causantes del dispendio en el gasto público por ser un nido de corruptelas que han instaurado 17 nuevos centralismos.
La diversidad de España la soluciona Abascal quitando las autonomías y potenciando las provincias y las comarcas. Las provincias están vigentes en España como división administrativa desde 1933 (con pequeñas variaciones) y las comarcas aún siguen estándolo en algunas comunidades autónomas en un número de 181 de las más de 300 que tiene España. La comarca es una división histórica ya en desuso que delimita zonas que tradicionalmente tenían afinidad geográfica o humana. No especifica Abascal sí va a resucitar administrativamente las más de 300 comarcas de España o solo es una reminiscencia de lo que se estudiaba en los libros de texto preconstitucionales. No creo que quiera quitar las autonomías para crear 300 nuevas estructuras. Lo que le ha faltado ha sido hablar de las regiones para recuperar el mapa del franquismo. Por supuesto, si gobernara quedarían prohibidos todos los partidos independentistas, por ir en contra del Estado. “Una España unida, garante de la diversidad”, propone.
Abascal habla de la grandeza de las provincias españolas: “No hay provincia española que no haya deslumbrado al mundo por sus hazañas”. Recalca que la inmensa mayoría de los españoles están orgullos de “nuestra historia, nuestro himno, la bandera y el rey”. Para él, los males también vienen de fuera. En esta ocasión no es la pérfida Albión ni “la conspiración masónica e izquierdista en la clase política, en contubernio con la subversión comunista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece”, que escuchamos en la Plaza de Oriente en los estertores del franquismo. En esta ocasión, los males de España en el extranjero vienen de las alianzas con narco-gobiernos (léase Venezuela y sumen lo que gusten) y sobre todo de la Unión Europea. Ayer mostró Abascal a las claras su oposición frontal a las instituciones europeas y negó la afirmación de Ortega y Gasset de que “España es el problema y Europa la solución”. Según él, España es desvalijada por “la maquinaria despótica de Bruselas”. Y añade: “No nos salvará Bruselas, antes nos salvará Móstoles” (en referencia al levantamiento contra las tropas napoleónicas). España, por tanto, tiene sus amenazas en el exterior (el virus de China, por ejemplo) y no tiene nada que aprender de lo de fuera: “A España solo la pueden rescatar los españoles”.
En España, la libertad está en peligro, amenazada, según el líder de VOX. Lo está por este Gobierno que recorta derechos constantemente. El Gobierno boicotea a cualquiera que no sea de los suyos y Abascal promete “extirpar el pensamiento único”. España no es libre porque la manda una mafia intelectual, caciques locales o ideólogos de repúblicas bananeras. El Gobierno coloniza todas las instituciones democráticas: el poder judicial, la junta electoral central, el CIS, el CNI, RTVE. Todo ello para impedir la alternancia política. “Y a diferencia de ustedes, nosotros sí respetamos las libertades públicas”, concluye Abascal. La economía de la nación tampoco es libre, está secuestrada por el Gobierno y por las grandes multinacionales “que están haciendo negocio con la ruina de España”.
Por tanto, España necesita recuperar la libertad, ser una y ser grande, pero no sé si Abascal añora alguno de los gobiernos de los últimos 80 años, a la vista de que considera éste como el peor de todos. Eso no lo aclaró. Al menos explícitamente.