El volcán de La Palma aumenta el aporte de lava en las últimas horas. Un magma que en ocasiones no logra canalizarse por un único tubo lávico y provocan desbordamientos. Es lo que llaman reboses. El riesgo que entraña es que toda esa colada se salga del camino principal causando más daños y destrucción.
Aunque de momento no ha habido cambios sustanciales en las coladas, es decir, ni avances ni ensanchamientos, en general, los técnicos vigilan muy de cerca la colada 11, que amenaza la carretera de Puerto Naos. El magma está a unos 150 metros y hace días que el tráfico está restringido.
Algunos agricultores, no pueden pasar a sus plantaciones desde hace días, sobre todos quienes tienen sus tierras más cerca de la costa. Por eso, la marina ha habilitado barcos para trasladarlos por vía marítima hasta sus fincas.
Mientras, en Cumbre Vieja, se siguen emitiendo gases, piroclastos y lava, que se concentra en uno de los centros eruptivos. Con el dron se observa un enjambre de cauces y tubos lávicos en la zona sur hasta el mar.
“Cada vez hay más tubos lávicos”, explica Vicente Soler, vulcanólogo del CSIC. La lava ha creado cascadas que caen en profundos agujeros producidos por el hundimiento de los techos de los tubos lávicos. A veces, arrastra rocas enormes. Otras no puede con las piedras gigantes y hace que se bifurquen los cauces.
Todas las minicoladas alimentan y ensanchan la que está sobre la fajana del volcán de San Juan.
La actividad sísmica se mantiene. “No se descartarían terremotos esta semana de más de 5 grados”, señala Ithasia Domínguez, vulcanólogo. En las últimas horas ha habido 80 terremotos.