La jueza María Luisa Segoviano (Valladolid,1950) tiene en su curriculum haber sido muchas veces "la primera en..". Fue la primera mujer que sonrojó a los organizadores de un curso de Derecho Internacional al que no podían ir la mujeres porque no había lavabos para ellas; la primera mujer en presidir la sala de lo Social del TSJ de Castilla-León... y así hasta llegar a ser la primera mujer en presidir una sala-la Sala Cuarta de lo Social- en una institución con de 208 años de historia, el Tribunal Supremo.
Es allí, en la biblioteca antigua del Palacio de las Salesas donde recibe a NIUS. Lo hace con una mascarilla de colores que sólo se quita después de sentarse y haberse asegurado que se guardan las distancias de seguridad. "Aquí los techos son altos y si no me quito la mascarilla para hablar va a ser difícil que no terminemos gritando".
A esa coletilla, la de la primera mujer en... hay que sumarle que es la jueza de los "riders", la que ha dejado por escrito que son "trabajadores" y que las empresas que los envían a repartir no son "meras intermediariasEn breve será la jueza de los ERTES. Porque la sala que ella preside es la que recibirá en última instancia los conflictos entre empresas y trabajadores surgidos durante la primera ola del coronavirus. Segoviano es consciente de la "riada" que va a llegar. De momento el primer caso se verá este mes de diciembre.
"Tenemos una preocupación enorme porque esta crisis sanitaria desemboque en una crisis económica y una crisis laboral. Hay un gran temor a que haya un gran número de empresas en concurso, despidos colectivos. Ha habido 4 millones de trabajadores en ERTE, y hay que revisarlos y habrá que ver cuantos no se han ajustado a la ley".
Como presidenta de Sala, Segoviano advierte que algunas empresas tendrán que devolver cotizaciones de las que les han exonerado, porque finalmente tendrán que despedir. "Es cierto que las normas han intentado la salvaguarda del empleo, pero no es fácil, la realidad es tozuda y si la situación de una empresa es muy mala y por mucho que haya una norma que dice que no puede haber despidos, no podrá cumplirlo".
Con 7.000 asuntos pendientes en su sala, se ha decidido priorizar estos temas sobre otros que llevan tiempo esperando sentencia. "En estos 8 meses de pandemia han aparecido 17 normas nuevas en el ámbito laboral, normas que se aplican por primera vez", explica. En ese sentido, es fundamental que el Supremo se mueva rápido, porque sus decisiones serán las que fundamenten otros órganos inferiores más adelante y por eso, "se ha decidido dar prioridad aquellos que cuestionen estas normas y establecer cuanto antes un criterio para que no solo los tribunales, sino los empresarios y trabajadores sepan el alcance y a qué atenerse cuando no se respeten las obligaciones impuestas en los ERTE".
Los casos que lleguen, además de los 7.000 que esperan, los tendrán que ver entre los 11 magistrados que hay ahora mismo en su Sala. Hay dos vacantes y sin cubrir, y esta magistrada que ha pasado por Valladodid, Burgos, Palencia antes de llegar a Madrid, aunque evita entrar en cuestiones políticas, sí reconoce que lo del CGPJ -la no renovación- "no ayuda a que la situación mejore".
Mª Luisa Segoviano tenía el camino del Derecho marcado desde la infancia. Sus padres eran juristas, cuatro de sus seis hermanos también, y los que no lo son, han acabado relacionados con ese mundo. Tiene el ADN, el currículum, y ha demostrado tener la energía para romper techos de cristal en un mundo que hasta no hace tanto era cosa sólo de hombres. Hoy -lo recuerda ella- las mujeres son más de la mitad de los miembros de la carrera, aunque en el Supremo sólo hay 16, entre el centenar de sus magistrados.
Con la renovación del CGPJ en ciernes, y con los nombres de varias compañeras suyas puestos sobre la mesa de negociación, Segoviano no descarta que la presidencia del Supremo, y del Poder Judicial recayera en una mujer: "La presencia de las mujeres en el ámbito de la Justicia está perfectamente asumido, somos el 54% de la carrera, que una mujer sea la próxima presidenta del Supremo sería lo normal".
"La mentalidad ha cambiado mucho, los jueces están acostumbrados a tratar con compañeras, hay un hábíto a considerarnos colegas, está asumido e interiorizado", asegura esta jueza que alaba la forma en que la Sala II, la de lo Penal, asumido la sensibilidad de género para juzgar ese tipo de casos.
Su sala es la otra que se hace cargo de muchos casos en los que hay discriminación y en la que también se aplica esta perspectiva de género, mucho antes de que ella se hiciera cargo de la presidencia, de forma interina en junio,y de manera oficial a final de septiembre.
La discriminación más habitual es "indirecta", asegura que es muy difícil encontrar que una empresa "pague más a un trabajador que a una trabajadora por el mismo trabajo". La clave está en lo indirecto, y ahí pone un ejemplo: "Una empresa concede un plus a trabajadores que no hayan tenido ninguna ausencia, justificada o injustificada, eso en el momento en que vimos aquel caso perjudicaba a las mujeres que cogían baja por maternidad. Ahora ya no pasa porque los hombres ya pueden, pero se sigue considerando el plus discriminatorio, porque acaba desincentivando a los hombres a coger la baja para recibir el plus".
A la pregunta de si para tomar ese tipo de decisiones ha habido que discutir mucho con los compañeros hombres, ella responde contundente que no. "Me ha sorprendido muy gratamente la forma en la que toda la Sala ha abordado estas cuestiones. Han asumido la perspectiva de género con total naturalidad, de hecho todas estas sentencias se han acordado por unanimidad".
Las cosas no siempre han sido así. No sólo una vez se quedó sin asistir a un curso porque no había lavabos para mujeres, ver "juezas" es normal ahora, pero antes no lo era tanto. "Una vez un señor pidió ver al juez para que le explicara una sentencia que le afectaba, me lo pasaron y estuve un rato explicándole, en un momento me dijo 'vale, vale, pero ¿Dónde está el juez?, que venga él' la verdad es que ocurrió hace muchos años en una ciudad pequeña y sólo le contesté que yo era la jueza", recuerda.
La entrevista de Mª Luisa Segoviano con NIUS se produce apenas dos días después de que una jueza fuera apuñalada con un destornillador por un condenado a pagar las costas de un procedimiento. Su reflexión sobre este asunto es que "hay mucha tensión en la sociedad" y señala que "se está perdiendo el respeto a las instituciones y a las resoluciones".
"Yo creo que tenemos que saber que los jueces tienen su papel, que no resuelven los asuntos caprichosamente, cada poder cumple su papel y cuando los jueces dictan sentencia lo hacen según su saber y entender", asegura.
A Segoviano, que conoce el asunto y el pueblo donde ha ocurrido, explica sin embargo que no es la primera vez que ocurre: "Una vez, en Palencia, por un asunto de una expropiación, el expropiado fue a la puerta de la Audiencia Provincial y lo mató", relata rememorando un capítulo de "hace muchos años".
Según ella, no sólo ha bajado el respeto a los jueces, sino que también ocurre con los médicos, profesores, etc.: "Se pierde el respeto por las funciones que tenemos en estas profesiones", señala y añade que la sociedad presenta signos de enfermedad cuando unos padres agreden a un profesor que suspende a su hijo o cuando alguien ataca a un médico.
"La fuerza existía cuando no había Estado de Derecho, pero ahora existe", explica y ahora tenemos que respetar las reglas del juego de ese Estado de Derecho.
Como jueza de lo Social, a Mª Luisa Segoviano no le toca firmar sentencias tras las que después haya un indulto, sin embargo, dice que es un tema del que ha hablado muchas veces con compañeros de lo Penal y que ellos, en ocasiones "condenan esperando que después haya un indulto".
Se refiere fundamentalmente a esos casos de personas que cometieron un error hace años y que después han recuperado su vida. Sin embargo, y ahí está la clave, a la Justicia no le queda otra que interpretar las leyes y condenarlos por lo que hicieron. Tras la firma de esas condenas, muchas veces, según esta jurista hay un deseo grande de que después haya un indulto que les permita seguir con su vida.
"La ley, es como es, y el indulto permite evitar situaciones como que estas personas vuelvan a los errores de antaño", matiza Segoviano, que asegura que no le molesta especialmente cuando alguien la califica como jueza de tendencia "progresista", porque es cómo la ven, aunque no sea lo ideal.
Dicen los que la conocen que es metódica, trabajadora y muy abierta. En la misma mañana que se ha reunido con el presidente del Supremo, Carlos Lesmes, ha despachado con su colegas, ha atendido a tres medios de comunicación que solicitamos una entrevista nada más ser nombrada, invita al café de máquina que se toma en el jardín interior del Supremo y le da tiempo a contestar a a útlima pregunta.
"Los jueces hablan a través de sus sentencias ¿Cómo le gustaría que le conocieran sin sentencias de por medio? " Me gustaría que supieran que soy una mujer normal, de una familia con muchos hermanos, una familia media, de una ciudad media. Me gustaría que si tú tienes confianza en ti misma, si tienes ilusión y dedicas esfuerzos, se puede conseguir, eso es lo que me gustaría trasmitir a las mujeres",