La cuarta persona más longeva del mundo, Maria Branyas, acaba de cumplir 115 años en la residencia Santa Maria del Tura de Olot (Girona), donde se encuentra desde hace dos décadas. Branyas ocupa el tercer puesto en Europa en esa particular clasificación, que encabeza la japonesa Kane Tanaka, que suma 119 años.
La familia había solicitado a la dirección del geriátrico que rechazase toda comunicación con la prensa y que nadie externo molestase a la anciana, pero ha mostrado imágenes de la celebración del cumpleaños, que tuvo lugar el pasado viernes, a través de la cuenta de Twitter que le gestiona. En ese perfil se ha podido ver a Maria Branyas mientras soplaba un pastel con el número 115 y el ramo de flores que le entregó el personal del centro. "Fue un día muy intenso. Imposible responder individualmente. Quiero dar las gracias a todos por haber compartido conmigo la alegría de los 115 años. Al fin y al cabo, la vida junto a gente maravillosa es el mayor regalo. Lo que nos hace ser felices es estar agradecidos. Me entregó un ramo de flores en aras de todo el personal. Es discreta y sencilla, pero con innegable empatía y dedicación. Es Eva, la Directora. Quiero dar las gracias a ella ya su equipo, por hacer más bonita y agradable nuestra vida en el pequeño mundo de la Residencia", ha señalado María en sus redes.
Branyas agradece a la directora de Santa Maria del Tura su "empatía y dedicación" y que ella y su equipo hagan "más bonita y agradable" la vida de los internos. La "superabuela catalana" según reza en su cuenta de Twitter es hija de un periodista de Pamplona que estuvo al frente de la revista americana "Mercurio" y de una barcelonesa.
Nació el 4 de marzo de 1907 en San Francisco (Estados Unidos), a donde su progenitor se había desplazado por motivos laborales después de pasar por México. La vida la llevó posteriormente a Nueva Orleans, de ahí a Barcelona y, después, a diferentes localidades de Girona hasta que se instaló en el geriátrico de Olot, donde tenía una amiga y prima de su marido. En abril de 2020, en plena primera ola de covid, contrajo esta enfermedad y tuvo que aislarse en su habitación hasta que un test dio negativo.
Ahora, con motivo de su 115 aniversario, Maria Branyas ha dejado una reflexión que atribuye a su padre, del que recuerda que murió joven y que siempre le decía: "No está a nuestro alcance añadir ni un minuto a la vida, pero lo que sí podemos poner es más vida a cada minuto".