"¿Eres fan de Star Wars?", espeta Jorge Dezcallar (Palma de Mallorca, 1945) a la periodista. Un minúsculo 'stormtrooper'- tropas de asalto del imperio Galáctico-, al otro lado de la pantalla, la ha delatado. "Nada escapa a su inteligente mirada", reza la nota de prensa que promociona el nuevo libro del exdirector del CNI. Ya está retirado pero parece que no ha perdido facultades.
Dezcallar ha estado en todos los sitios candentes en los últimos 30 años. Fue jefe de los espías con José María Aznar, exembajador en Marruecos, en la Santa Sede y en Estados Unidos. Este mallorquín, ya "jubilata", como dice él, toma el pulso geopolítico al planeta en su libro "Abrazar el mundo" (Ed. La esfera de los libros). Su receta: diálogo, ecología, sentido común y una buena ración de optimismo.
Pregunta: Ha titulado su libro "Abrazar el mundo", y lo que dan son ganas de bajarse de él.
Respuesta: (Ríe). Vamos a ver, yo escribí esto en plena pandemia cuando necesitábamos los abrazos. El mundo también los necesita.La salida de la crisis tiene que conducirnos a una mayor conciencia del mundo en el que estamos, del ecosistema que nos sustenta y que estamos estropeando. Por eso, yo creo que el virus SARS-CoV-2 es un arañazo. La guerra de Ucrania, el Sáhara son arañazos comparados con el problema de verdad que es el calentamiento global, el cambio climático.
P: Arañazos que duelen mucho. ¿Por qué dice que estamos mejor que nunca?
R: Que estamos mejor se puede constatar mirando los datos de salud, longevidad, alfabetización y violencia en el mundo. Obvio que hay tensiones y que si no nos damos normas comunes vamos hacia un mundo de bloques, a un mundo bipolar imperfecto cada vez más incierto e inseguro, desgraciadamente.
P: ¿Las normas de ahora no valen?
Las reglas que nos han regido desde 1945 son valores de raíz occidental cristiana, del derecho romano y ahora ya no sirven porque otros países, que ahora son muy importantes como China, India e incluso Rusia no las aceptan y no entienden por qué Occidente está metiéndoles el dedo en el ojo todo el día con cuestiones como los derechos humanos o la igualdad de género. Hasta que no nos dotemos de unas nuevas reglas, la tensión seguirá.
P: Para eso hay que hablar. Usted apuesta por el diálogo como solución.
R: Si, y no solo tienen que hablar las grandes potencias, también lo tienen que hacerlo las menores. Si los chinos (y los rusos) quieren hablar de comercio, tendrán que hablar con Europa además de con Estados Unidos. Pero si hay que hablar de desarme, Occidente tendrá que hablar con Rusia y no solo con China.
P: ¿Con quién hay que hablar para que Putin pare en Ucrania? ¿Con China?
R: ¡Ojalá lo hiciera! China está muy incómoda con lo que está pasando. China hubiera preferido que no hubiera invasión de Ucrania, pero ahora tiene una gran ocasión para demostrar que es un actor responsable en la escena internacional, y que puede jugar un papel pacificador en este caso.
China es el único país que realmente tiene influencia sobre Rusia, porque hay una buena sintonía personal entre Putin y Xi Ping. Los dos países comparten esa animadversión hacia Estados Unidos. Los dos entienden que Washington les bloquea el camino hacia ocupar el papel que "les corresponde" en el mundo, porque ambos son países autoritarios.
De todos modos creo que las negociaciones de paz están todavía lejos de llegar a un acuerdo.
P:¿Cree que la guerra en Ucrania puede servir para poner de nuevo en el mapa mundial a la Unión Europea?
R: Visto así quizás sea lo único positivo. Que los 27 se hayan puesto de acuerdo para adoptar un paquete de sanciones brutales -que nos hace mucho daño a nosotros también y teniendo en cuenta las diferentes dependencias con respecto de Rusia-, es un salto cualitativo muy importante. Europa necesita la integración en todo, política, energética y militar.
Si eres irrelevante termina llegando la decadencia. Europa tiene el 50% del gasto social mundial y solo un 6% de la población mundial. Somos la envidia de muchos, pero esto cuesta mucho dinero y no todos los países quieren hacerlo.
P: Todos miran al Este pero España tiene que mirar a Marruecos. Usted fue embajador en Rabat. ¿qué le parece el giro del Gobierno sobre el Sáhara Occidental?
R: En el fondo a lo mejor es la única solución viable, porque no va a haber nunca un referéndum, porque Marruecos no lo va a hacer y nadie se lo va a imponer y porque las partes llevan 47 años sin ponerse de acuerdo.Probablemente ha podido haber un realismo en la posición del gobierno en cuanto al fondo del problema, pero desde luego ha sido una enorme chapuza desde un punto de vista de presentación a la opinión pública y al resto.
Esto es una política de Estado, ¿no? Y los asuntos de Estado deben tener consenso generalizado, no pueden ser decisiones de únicamente de un partido o de un gobierno o de parte de un gobierno, como es en este caso, porque los intereses del país no cambian, cambia el titular de la Moncloa.
P: En la carta se habla de "garantizar la estabilidad e integridad territorial" de ambos países. ¿Cree usted que Marruecos renunciará a Ceuta y Melilla?
R:Mire, su reivindicación, su irredentarismo, no va a cesar como consecuencia de este cambio de posición del Gobierno español sobre sobre la autonomía de Sáhara. Tampoco creo que vaya a haber un ataque militar sobre Ceuta y Melilla. Francamente, creo que sería una locura, peor todavía que la de Ucrania. Entre otras razones porque yo estoy convencido que Marruecos perdería y no quiere perder. Pero dicho eso, no quiere decir eso que no pueda seguir habiendo una presión sobre de Ceuta y Melilla.
P: Marruecos abre y cierra el grifo de la inmigración en un continente, África, asolado por hambrunas y sequías fruto del cambio climático. Volvemos al inicio.
R: Así es, ya hay una hambruna en el Cuerno de África que se va a ver agravada probablemente por el cese de los envíos de cereal de Ucrania, que es el principal exportador de trigo del mundo. Los refugiados climáticos son cada vez más.
Todo está interrelacionado y el cambio climático acelera, y agravar problemas ya existentes. Por ejemplo otro cambio geoestratégico importantísimo es lo que está pasando en el Ártico y y que va a tener consecuencias no sólo en el comercio. Todos los países ribereños están muy nerviosos para hacerse con las riquezas que parece que hay en el fondo, pero la pregunta es: ¿Y el metano? El deshielo que está liberando cantidades ingentes de gas metano.Es un problema muy serio. Lo que ocurre es que lo urgente, a veces, no nos deja ver lo importante