En la inmensidad de los pasillos del viejo Ministerio de Sanidad donde nos recibe, hoy sede también de la vicepresidencia segunda del Gobierno, la figura de Ione Belarra (Pamplona, 1987) se hace aún más joven y más menuda. La energía con la que se conduce por ellos acentúa el contraste: no es el único. Es una “tímida” locuaz en las respuestas. Suave en las formas, contundente en el fondo. Como lo ha hecho ver a sus rivales, socios o no de Gobierno, en las redes sociales.
Protagonista de una meteórica carrera, Belarra es la mujer a la que Pablo Igesias ha elegido como sucesora ahora que deja Moncloa para disputar a Isabel Díaz Ayuso la presidencia de Madrid. La ha propuesto como ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030, lo que venía haciendo pero con rango de ministra. Ahí es nada. Su ascenso supone la entrada de una mujer más en el gabinete en Pedro Sánchez y, lo que casi cuenta más, de una voz rotunda y un temperamento resuelto.
Debe parte de su fama a su gatillo fácil en Twitter. O no tan fácil, porque en política nada se hace sin pensar. Y la suya es, a día de hoy, una de las voces de referencia en su partido, Unidas Podemos. Se nota en la autoridad con la que habla de todo: de su agenda y de la vacuna de las infantas; del 8M o la música de Hasél. "No la conozco, soy más de electrocumbia".
Belarra nos recibe el día después de que el Consejo de Ministros le haya aprobado un Plan Estratégico para el Desarrollo Sostenible y el día antes de una nueva ronda de negociación sobre la esperada Ley de Vivienda, el último ring en el que los socios de la coalición libran su particular combate a cielo abierto. Todavía estaba por llegar la propuesta de Iglesias para que fuera ministra, pero faltaba poco. Ni se le pasa por la cabeza que al Gobierno se le ocurra no limitar el precio de los alquileres. "No lo contemplo". Punto.
Pregunta: Bueno, yo lo primero que hecho antes de venir aquí ha sido mirar su Twitter. No sé si le sorprende... ¿He hecho bien?
Respuesta: Bueno, yo creo que mirar el Twitter de una persona que es un representante público siempre da una idea de cuáles son sus prioridades. Habrás visto que ayer pudimos aprobar en el Consejo de Ministros el documento de Directrices Generales de la Estrategia de Desarrollo Sostenible, uno de los grandes hitos de este semestre para mi Secretaría de Estado, y la verdad es que eso que es lo más reciente nos hace sentir muy orgullosos de que ya estamos en ese camino.
P.: Otra cosa que también me ha pasado viniendo para aquí. He escuchado por la radio a la vicepresidenta Nadia Calviño decir que no hay fórmulas milagrosas para limitar la subida de alquileres. Que no se resuelve poniendo un artículo en la ley. ¿Qué le parece?
R.: Bueno, no me sorprende porque creo que la opinión de Nadia Calviño sobre la regulación de los precios del alquiler es pública y notoria. Todo el mundo la conoce. Nadie se puede sorprender.
La cuestión es que este tema ya lo dirimimos, ya lo debatimos con el Partido Socialista cuando firmamos el acuerdo de Gobierno hace un año y pico y también cuando negociamos los Presupuestos Generales del Estado hace algunos meses. Ayer mismo volvimos a ratificar en este documento de directrices generales que tenemos que regular los precios del alquiler y aunque haya algunos ministros y ministras del PSOE a los que esta medida no les gusta, está pactada y lo pactado se tiene que cumplir.
Yo lo que creo es que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que al final es el último garante de que el acuerdo de Gobierno se cumpla junto con Pablo Iglesias, tiene que conseguir que los ministros del Partido Socialista cumplan con este acuerdo y entiendan que lo pactado obliga. Pacta sunt servanda.
P.: ¿Está tensionado Calviño la coalición?
R.: Yo creo que tensionan todos los que plantean un incumplimiento del acuerdo de Gobierno, porque al final hay una cultura en nuestro país que es muy antigua, que viene de hace varias décadas, en la que los partidos del bipartidismo se presentaban a las elecciones con un programa, y estaba de alguna manera absolutamente normalizado que ese programa se iba a incumplir, que en el momento en el que estuvieran en el gobierno iban a hacer otra cosa completamente distinta de lo que habían prometido.
Yo creo que ese tiempo, especialmente después del 15M, que fue un punto de inflexión, ya se terminó en España. y que ahora mismo la gente lo que exige muy claramente es que lo pactado se cumpla, que los acuerdos y los programas con los que nos presentamos y con los que empezamos la legislatura se cumplan.
P.: La entrevista iba a empezar aquí. La Ley de Vivienda es la última gran batalla entre el PSOE y Podemos y usted pilota precisamente esa negociación. Mi pregunta inicial era si usted aquí y ahora se puede comprometer a que se va a limitar la subida de los alquileres.
R.: Yo no contemplo que esa medida no se cumpla y lo digo con total claridad. Yo creo que el Partido Socialista en las últimas décadas ha caído muchas veces en ese error de decir una cosa en campaña y después de hacer la contraria. Yo creo que ellos no se pueden permitir pagar el precio político que supone volver a incumplir un acuerdo de gobierno con lo que con lo que eso supone para ellos.
De hecho, aunque ha costado, todo lo que nos ha enseñado este año es que a veces arrastrando los pies, a veces con dificultad, los acuerdos se van cumpliendo y se van consiguiendo. Lo vimos con el ingreso Mínimo Vital, lo vimos con los Erte que impulsó Yolanda Díaz. Lo hemos ido viendo. Creo que pasará también con la Ley de Vivienda. Creo que pasará con la Ley Trans. Creo que pasará con las ayudas directas a las empresas y a los autónomos y que al final los acuerdos se cumplirán.
P.: Hay un debate entre expertos sobre si, efectivamente, una medida como la que proponen libera viviendas para el mercado de alquiler. No están del todo convencidos. ¿Ustedes sí o es un empeño es porque quieren que su electorado escuche lo que quiere oír?
R.: Yo creo que la medida de regulación de precios del alquiler, todo lo que nos indican las experiencias de otros países -que no es sólo un país, hay cerca de una decena de países de la Unión Europea que han regulado los precios de alquiler, Alemania es el más conocido, pero hay tipos de regulación en otros como Austria, como Francia- es que hay distintos tipos de regulación de precios del alquiler y están funcionando. Y lo que nos dicen las instituciones económicas que lo han analizado, por ejemplo en Alemania un instituto económico muy de mucho renombre, lo que nos indican las investigaciones es que la regulación de precios del alquiler sirve como medida de impacto, como medida a corto plazo para limitar las subidas y para asegurar que la burbuja no siga creciendo.
¿Es ésta la única medida que debemos aplicar para que bajen los precios del alquiler? No, en ningún momento Podemos ha planteado eso. Esta medida tiene que ir acompañada de aumentar el parque público de vivienda en alquiler, para eso estamos proponiendo medidas como que los grandes propietarios tengan que poner a disposición de las administraciones públicas el 30 por ciento de su parque, que es algo que aumentaría la vivienda social en alquiler entre 140 mil y 150 mil viviendas el próximo año... Es una medida contundente que, en paralelo a la regulación de precios del alquiler, aumenta muy claramente la oferta y hace que los precios bajen.
Efectivamente, si alguien hace la trampa o plantea el debate como que ésta es la única medida que se tiene que aplicar... No es cierto que es la única medida que funciona, pero esta medida junto a otras está demostrado que funciona. Se ha visto en otros países de la Unión Europea y lo que ocurre es que en España el negocio inmobiliario ha sido el gran negocio y hay mucha gente y muchos privilegiados que no quieren, que no quieren perder dinero precisamente por haber hecho negocio.
Estamos viendo también los lazos que tiene el Partido Socialista con parte de esa patronal inmobiliaria. Todo eso pesa y son intereses que se ponen encima de la mesa cuando se está negociando una ley como la Ley de Vivienda. Pero creo que intentar desprestigiar la medida cuando se ha demostrado en otros países de la Unión Europea que funciona y cuando nadie está diciendo que es la única medida que hay que aplicar, sino que esta medida va acompañada de otras como la de los grandes propietarios de vivienda o la movilización de la vivienda vacía a través de un impuesto a la vivienda vacía. Pues creo que es hacer trampas.
P.: Una última cuestión sobre este asunto: ¿es una línea roja? En caso de que no se cumpla ¿qué pasará?
R.: Yo no contemplo que no se vaya a cumplir. Yo no contemplo que el acuerdo de gobierno no se vaya a cumplir. Es verdad que algunos van a arrastrar los pies. Es verdad que va a costar, como todo lo que tiene enfrente, que en realidad es la verdadera oposición al Gobierno, los intereses de las grandes élites económicas, de las empresas del Ibex 35, de los bancos, de los fondos buitre...
Todas esas élites económicas tienen intereses muy poderosos. Han creado artificialmente una burbuja del alquiler después de la burbuja hipotecaria y no les interesa que esa burbuja se pinche. A quién le interesa que esa burbuja se pinche es a los jóvenes que no se pueden independizar, es a las mujeres en situaciones más vulnerables que viven de alquiler, es a las familias que no pueden permitirse la entrada de una hipoteca. A esas familias y a esa gente es a la que nosotros nos debemos y es por la que estamos peleando esta medida.
P.: Cambiando de asunto, Pedro Sánchez ha pedido hace poco menos decibelios. ¿Se da usted por aludida?
R.: Es normal y entiendo perfectamente que le llame la atención a la ciudadanía o al resto de fuerzas políticas el que haya un gobierno de coalición en el Estado que esté vivo, que tenga debates, especialmente teniendo en cuenta el panorama que tenemos en el Congreso de los Diputados, donde tenemos una derecha con sus tres estilos o sus tres facciones, que está muy exaltada, que sabe perfectamente que no va a gobernar en muchos años en España y está muy preocupada por ese particular. Especialmente el Partido Popular con sus casos de corrupción.
Ahí es evidente que no se puede dar ningún debate de política. O sea, todos los debates que se dan son identitarios: muchas veces lo decimos pero es verdad, nos atacan por lo que somos. Nos atacan porque somos mujeres. Nos atacan porque defendemos a la gente de abajo. No me esperaría otra cosa de un partido como Vox o del Partido Popular, pero eso hace que los debates de política, los que cambian la vida de la gente, de las políticas públicas que pueden mejorar y tocar el bolsillo a la gente, se den en el Gobierno.
Entonces ¿eso es sorprendente? Sí, es sorprendente porque nunca se había producido en el Gobierno del Estado, pero yo creo que hay que normalizarlo, asumirlo. De hecho, los propios portavoces del Partido Socialista creo que lo han explicado también con muchísima claridad: somos dos fuerzas políticas distintas, contradictorias, diferentes, y es normal que se produzcan los debates.
P.: Le voy a pedir ahora que me interprete a Pablo Iglesias. ¿Qué quiere decir cuando dice que no tenemos una democracia plena? ¿Lo hace porque lo cree o para provocar?
R.: Yo creo que Pablo Iglesias, como vicepresidente del Gobierno, está haciendo quizás el mayor ejercicio de lealtad a su país que se puede hacer y que es señalar lo que no funciona bien para tratar de mejorarlo. Creo que se ha hecho un debate encendidísimo con esta cuestión, pero en realidad lo que dice Pablo Iglesias lo reconoce muchísima gente en cuanto pones los ejemplos encima de la mesa.
Cuando tú le planteas a alguien de fuera de nuestro país que el gobierno de los jueces y el Consejo General del Poder Judicial lleva sin renovarse dos años nombrando jueces que tienen cargos perpetuos cuando estamos viendo los informes que después hace el Consejo General del Poder Judicial, por ejemplo, contra los derechos de las mujeres con la ley de solo sí es sí. Cuando vemos que el principal partido de la oposición está en rebeldía y no quiere renovar ese Consejo General del Poder Judicial, el Partido Popular lleva décadas financiando de manera ilegal y sólo hemos conocido, así como con datos que ya lo avalan judicialmente definitivamente en los últimos meses.
¿Podemos hablar, cuando España es uno de los países que tiene más condenas privativas de libertad de artistas por su producción artística, de auténtica normalidad democrática? Yo creo que no. Y las movilizaciones de jóvenes en las calles lo avala. Hay cosas que mejorar en nuestra democracia. Y decirlo creo que lo que demuestra es que amas a tu país y que quieres que las cosas mejoren y que las cosas cambien a mejor.
P.: Coincide esta entrevista también con la vacunación de las infantas en Emiratos Árabes... Se lo están poniendo fácil a ustede el rey emérito, sus hijas y su familia.
R.: A mí lo que más me sorprende de la vacunación de las infantas es que automáticamente el rey tuviera que salir a explicar con mucha vehemencia que ellos no se habían vacunado.
Yo creo que ese salir deprisa y corriendo a desmentir que ellos no sabían vacunado en realidad señala el elefante en la habitación, como señalaba ayer mi portavoz Pablo Echenique. Que en realidad está tan asumido que la monarquía es un espacio de privilegio, está tan asumido que sería posible que se hubieran vacunado, que tienen que salir a desmentirlo automáticamente, incluso aunque nadie les haya preguntado.
Y yo creo que eso en realidad revela cuál es el problema de fondo. Y es que la monarquía es una institución que tiene asociados privilegios, trato de favor, que tiene a su alrededor un espacio privilegiado para que ocurran cosas como las que han ocurrido con el rey emérito ahora fugado, que revelan que se hicieron negocios opacos, que en el nombre de nuestro país se hicieron negocios con petrodictaduras y que eso engrosó sus cuentas bancarias. Entonces, creo que en realidad revela su propia debilidad y muestra las costuras de esa institución que poco a poco parece que no va acompasada con el signo de los tiempos. Y cada vez más gente en España está preguntándose para qué sirve la monarquía y se va abriendo paso ese horizonte republicano que yo espero que llegue más pronto que tarde.
P.: ¿Le pone fecha?
R.: Fecha yo no le pongo a nada, porque como hemos visto gobiernos que se cierran en horas y que tardan años en llegar. Cualquier cosa podría ser.
P.: Bueno, ustedes esperan la República... Entre tanto, ¿le gustaría ver a Juan Carlos I sentado en el banquillo, incluso en la cárcel?
R.: Yo creo que él tiene que asumir sus responsabilidades políticas. Y, por supuesto, judiciales. Ahora mismo esos privilegios que le otorgan la Constitución están impidiendo que la gente de nuestro país vea que todo el mundo es igual ante la ley. No todo el mundo es igual ante la ley, porque hay un artículo en la Constitución que blinda judicialmente, por ejemplo, al rey emérito.
Yo creo que todas esas cuestiones son cuestiones que hay que ir cambiando, como señalaba el vicepresidente, que limitan nuestra democracia y que tienen que ir cambiando.