En los últimos meses se han sucedido las imágenes de coches flotando o edificios con el agua rozando el tejado desde diferentes puntos de España. Según informa la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio de Interior, el territorio español es propenso a este tipo de acumulaciones de agua debido a la complejidad de su relieve y a los bruscos cambios climatológicos.
Los efectos de las inundaciones y riadas, provocadas en su mayoría por el desbordamiento de agua tras lluvias torrenciales, son devastadores y ya se han saldado cuantiosos daños materiales y humanos.
Uno de los casos más llamativos ha sido la riada de la localidad de Cebolla (Toledo) a principios del mes de septiembre. Mientras sus habitantes disfrutaban de las fiestas patronales, las calles se llenaban de barro tras una lluvia torrencial. Algunos testigos afirmaban que vieron a gente salir de sus casas buceando.
Los cebollanos, que experimentaron con profundo nerviosismo la inundación, no solo lamentaron los numerosos desperfectos que dejó la tromba de agua, si no que también están preocupados porque esta ha sido la tercera vez en siete años que pasa algo así. Más de cien efectivos tuvieron que trabajar sin descanso, junto a los vecinos, para deshacerse de las gruesas capas de barro que invadieron el pueblo.
La histórica riada de Cebolla ha despertado la solidaridad del país y su destrozada biblioteca ha recibido miles de donaciones de libros.
Hace solo unos días Protección Civil y Emergencias alertaba de los riesgos que podían azotar a 32 provincias ante una posible DANA; una gran acumulación de aire frío en la atmósfera que origina lluvias torrenciales y una bajada de temperaturas.
La advertencia va especialmente dirigida a Málaga. La ciudad está en alerta amarilla ante el fuerte temporal que este jueves ha atemorizado a los vecinos con una atronadora lluvia: cayeron más de más 45 litros por metro cuadrado en sol media hora. Las carreteras estuvieron cortada por el barro y el cielo albergó fuertes tormentas.
Alicante también se ha visto afectado por las potentes lluvias. Dénia alcanzó un nivel de precipitaciones de de hasta 17,4 litros por metro cuadrado en solo diez minutos el pasado mes de agosto. Consecuencias similares se observaron en Xàbia: carreteras cortadas, conductores que tuvieron que ser rescatados por los bomberos y colapsos en los domicilios.
Pero la mano amenazante de la gota fría ha alcanzado también ciudades como Ourense o la zona de Motril. Esta última localidad granadina fue especialmente significativa para sus ciudadanos cuando la lluvia torrencial provocó la rotura de una tubería, inundando las calles y viviendas de aguas fecales.