Lo único claro de estas negociaciones es que si el duque acaba aceptando, la Infanta Cristina y sus cuatro hijos le acompañarán en el viaje. Es lo poco que ha confirmado hasta el momento el abogado Mario Pascual Vives. Todo apunta a que Doña Cristina volvería a abandonar su trabajo en la Fundación “La Caixa”, como ya lo hizo cuando su esposo se trasladó a Washington para formar parte de la filial de Telefónica en Estados Unidos.
La Casa Real, por su parte, no comenta nada sobre la situación de Iñaki Urdangarin y acepta –con evidente resignación- que Pascual Vives sea el único portavoz. También ha sido una decisión del letrado acudir ante una juez de Barcelona para que de ahora en adelante los medios de comunicación no puedan publicar correos electrónicos de carácter privado del Duque de Palma. Se trata de una medida cautelar.
A nadie se le escapa que el posible cambio de residencia de Urdangarin y la Infanta sería un alivio para su situación. Se alejarían de la constante presión mediática y, de paso, del llamado ‘núcleo duro’ de la familia real (los Reyes y los Príncipes de Asturias).