Ni en el cuello, ni en la cabeza, ni en las manos: los guardias civiles tendrán que borrar sus tatuajes visibles
La AUGC lo llevará a los tribunales si se aprueba tal y como está
La norma afecta a todos los miembros de la Guardia Civil, que tendrán que pagar el borrado
El borrador del Decreto Ley está en el Consejo de Estado para consultas antes de llegar al Consejo de Ministros
No podrán acceder al cuerpo con tatuajes, y los que ya los tengan en cara, cuello o manos, tendrán que borrarlos. Así van a estar las cosas en la Guardia Civil en cuanto se apruebe el Real Decreto que regula la nueva uniformidad de la Benemérita.
El reglamento no es definitivo, porque ahora está en manos del Consejo de Estado, que lo avalará o no, pero la Asociación Unificada de la Guardia Civil ya anuncia su intención de llevarlo a los tribunales si finalmente el Consejo de Ministros lo aprueba tal y como está. El principal problema para la AUGC es el borrado de los tatuajes existentes.
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El borrador contempla que los que, cuando entre en vigor el Real Decreto, luzcan tatuajes en las manos, cabeza y cuello, deberán "ocultarlo por completo cuando vistan el uniforme de la Guardia Civil". El texto añade que tienen "un año para su completa eliminación".
En la AUGC consideran que esa obligación de borrar los tatuajes podría acabar incluso en el Tribunal Constitucional, porque "afecta a derechos fundamentales" como el de la propia imagen y la integridad personal, que podría verse lesionado al obligar a los agentes y oficiales a someterse a un tratamiento láser.
¿Qué hacemos con los compañeros que se tuvieron que tatuar para infiltrarse contra la lucha terrorista?
Un portavoz de la Asociación explica a NIUS que los peros a esta imposición son numerosos, y pone el ejemplo de los miembros del cuerpo que en su día tuvieron que tatuarse para pasar desapercibidos durante sus trabajos en la lucha contra ETA o contra el narcotráfico: ¿Qué hacemos con los compañeros que se tuvieron que tatuar para infiltrarse?, plantea.
Tanto ellos como los que se han hecho tatuajes en cabeza, cuello o manos, es decir, en las partes que el uniforme deja ver, tendrán que pasar por un proceso que conlleva -apunta- "un riesgo para la salud", además de "un gasto".
El procedimiento, que se hace por láser, suele requerir de más de una sesión, por lo que no es rápido y tampoco especialmente barato.
¿Cuánto cuesta quitar un tatuaje?
NIUS ha consultado varias páginas web que realizan este servicio con láser y con personas que se han sometido al borrado de un tatuaje. El precio y el tiempo dependen del tamaño de la inscripción e incluso del color de tinta que se haya utilizado.
Las sesiones más económicas, para un tatuaje de unos 2x2 cm. tienen un precio de unos 40 euros. Si el tatuaje es más grande, de unos 10x10 puede llegar a los 100 euros, pero los hay mayores.
En cuanto al número de sesiones, no es fijo, pero suele ser de entre cuatro y seis. Así que en el supuesto más barato, cuatro sesiones de 40 euros, estamos hablando de 80, pero quien eliminar el rastro de una pigmentación pequeña. Sin embargo, hay quien tiene que desembolsar más de 600 euros para borrar ese rastro del cuerpo.
En cuando al procedimiento, el láser quema la piel, con las consecuencias físicas que eso pueda tener en determinados casos.
La AUGC también entra en el "daño psicológico" que puede acarrear para algunos. "Hay compañeros que llevan tatuada la fecha de nacimiento de un hijo fallecido", explican.
Los motivos para llevarlos son muchos, pero el borrador redactado no lo tiene en cuenta. De momento, en esta asociación esperan que el Consejo de Estado eche para atrás el texto tal y como está. De momento no está claro cuándo será aprobado, y tampoco está emitido el dictamen del órgano consultivo.
Tatuajes ocultos, sí
La prohibición no llega a lo que la ropa no deja ver. Es decir, oficiales, suboficiales y guardias -porque esto afecta a todos-podrán llevar tatuajes en otras partes del cuerpo como los brazos, la espalda, las piernas o el pecho.
Sin embargo, el portavoz de la AUGC que atiende a NIUS añade que "tendrán que notificar que tienen un tatuaje y dónde lo tienen". Entre sus compañeros no hace mucha gracia tener que dar ese tipo de datos personales.
Lo que en ningún caso está permitido es llevar tatuados símbolos que alimenten el discurso de odio, por ejemplo la esvástica, que es el símbolo del Nazismo.
Tampoco se pueden llevar dilataciones, argollas o implantes microdermales. La lista de prohibiciones es larga, aunque su retirada es no supone, ni mucho menos, lo mismo que la de un tatuaje.
El argumento que se da para implantar esta normativa, explican en la AUGC, es una cuestión de "imagen del cuerpo".
De hecho, el decreto también habla de usar la "talla adecuada de uniforme", del esmalte de uñas, el tinte del pelo o su longitud. En ese punto se habla de "tenerlos en cuenta".
Los guardias civiles están -como pocas veces- a la espera de una decisión del Consejo de Estado que puede cambiar algunas de sus rutinas. Además, miran a sus colegas de la Policía Nacional, sí podrán seguir exhibiendo sus tatuajes, porque "una vez más" se sienten discriminados.