El Gobierno evita dar malas noticias en la quinta ola, no aplicará nuevas restricciones
Del mando único a la 'doctrina del chuletón': "acompañar" y no "regañar", la estrategia de Sánchez para intentar la remontada tras el 4M
Entre las mil vueltas que ha dado el mundo en todo este tiempo de la pandemia, una de ellas es el viaje que ha hecho el Gobierno desde su postura inicial de rigor y mando único, a la de distancia y acompañamiento con la que ahora se enfrenta a la quinta ola.
Ha sido un giro gradual, pero casi copernicano. Confirmado por Carolina Darias este miércoles, en la Comisión Interterritorial de Salud. Tres veces le han preguntado si el Gobierno va a tomar alguna medida ante el crecimiento desbocado de la quinta ola y tres veces la ministra de Sanidad ha dicho que lo que van a hacer es "apoyar y acompañar" a las Comunidades Autónomas en las medidas que vaya tomando. En otras palabras, no.
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El Ejecutivo no va a tomar ninguna restricción adicional. Sólo irá “de la mano” con las comunidades a la hora de aplicar el semáforo. Se reafirma en no tomar la iniciativa y en dejar que los gobiernos autónomos modulen la actuación en sus respectivos territorios.
Los toques de queda
Castilla y León ha pedido a Sanidad que decrete de nuevo el toque de queda. Cataluña sería partidaria de que el Gobierno volviera a hacer obligatorias las mascarillas en el exterior. Las peticiones de este tipo menudean, especialmente a la vista de que las medidas territoriales más duras no pasan siempre el filtro de sus respectivos Tribunales Superiores de Justicia.
Para eso, la respuesta de Sanidad es que el Gobierno ya ha establecido que pueden recurrir al Tribunal Supremo, para pemitir que éste unifique la doctrina. En otras palabras, el control de la quinta ola queda en manos de los dirigentes autonómicos y, en última instancia, de los jueces...
Como alternativa al toque de queda indiscriminado, algunos territorios han optado por confinamientos en municipios concretos con muy alta incidencia. Cantabria lo ha pedido ya para 53. Valencia para 32. Cataluña para 158, entre ellos Barcelona. Galicia, antes del toque de queda, lo quiere intentar con la limitación a diez del número de no convivientes que se pueden sentar en una misma terraza.
La 'doctrina del chuletón'
Las comunidades están en pleno ejercicio de ensayo y error. Y mientras, Moncloa se mantiene en ese registro de “tienen herramientas suficientes” que repite desde hace ya varias olas, cuando tras los apuros para renovar los decretos de alarma decidió fiarlo todo a la llamada cogobernanza.
Esta aparente pasividad que algunos le reprochan a Pedro Sánchez no es nueva. Lo que sí es novedad es que lo que hace meses fue una decisión táctica, desde el 4M se ha convertido en una especie de plan estratégico. La doctrina del chuletón, se le puede llamar, porque es el propio presidente quien ha revelado ese nuevo modelo de actuación a raíz de su encontronazo con Alberto Garzón por la polémica de la carne.
De primeras, Sánchez respondió al consejo del ministro de Consumo de evitar la carne roja con la gracia de que el chuletón al punto “es imbatible”. Pero en cuanto tuvo ocasión de explicarse desveló sus nuevas cartas: "Un Gobierno progresista lo que no puede hacer es regañar a la ciudadanía, lo que tiene que hacer es acompañar”, dijo en Informativos Telecinco, señalando un nuevo rumbo. Se refería al sector cárnico en este caso, pero vale para todo.
Remontar el 4M
Al PSOE en las encuestas no le va bien desde el 4M. Desde que en Madrid, la popular Isabel Ayuso barrió en las urnas con el lema Libertad y la promesa de unas cañas. Le bastó con hacer de poli buenopoli mientras los demás hacían de poli malo.poli Sánchez, que ha tomado nota, se ha apuntado a la idea e intenta que el cuento cambie.
Tampoco él quiere ser el malo de la película y ahora que tiene nuevo Gobierno y un proyecto que vender -la recuperación y el reparto de los fondos europeos- parece empeñado en que todos los mensajes apunten en esa dirección. En positivo. Y que las decisiones duras, si puede ser, las tomen otros. Por ejemplo, confinamientos para frenar la quinta ola. Que, por cierto, aunque no la más letal, está siendo más explosiva. Lo dicho, “acompañar”, no “regañar”.
Antes de que Sánchez la expusiera en prime time, el primer consejo del nuevo Gobierno ya había emitido señales de cuál es la tendencia: aprobó ayudas millonarias que luego, la nueva ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se encargó de adornar hablando de un “proyecto de inversiones y reformas”. Y de “convivencia”, en el caso específico de Cataluña donde una vez pasados los indultos se busca un horizonte tranquilo.
El legado de Iván Redondo
Lo curioso del asunto es que Iván Redondo, el gurú de Moncloa hasta su inesperada salida del sábado, días antes y cuando no sabía aún que iba a ser despedido dejaba en El Mundo estas proféticas palabras: “Ya pasaron los tiempos líquidos de Bauman. Ahora toca lo gaseoso. El antídoto es reivindicar la alegría de vivir y el Gobierno debe acompañar en esa alegría".
Son palabras que anticipan la estrategia por la que ahora se guía Pedro Sánchez, y que sitúan a Redondo en la sala de máquinas de su diseño, donde estuvo siempre haciendo este tipo de cosas hasta su fulminante destitución. Los dos coincidieron en el verbo, “acompañar”, y en esto suele haber pocas improvisaciones.
A Iván Redondo se le atribuye el liderazgo de las dos últimas campañas socialistas. La exitosa de Illa en Cataluña. Y la de Gabilondo en Madrid, que acabó en fracaso. La victoria de Ayuso, según todos los análisis, marcó el principio del fin de Redondo. Víctima de una estrategia que, casualmente, parece que importó para el PSOE sin saber que se quedaría sin tiempo para desplegarla. Como una especie de legado póstumo.