El presidente del tribunal que ha juzgado el proceso independentista en Cataluña, Manuel Marchena, se ha convertido sin quererlo en uno de los protagonistas principales de este proceso retransmitido en directo en páginas web, televisiones y radios, tanto por su habilidad para gestionar la situación de un acontecimiento tan importante en la historia de España como por sus ya famosas disertaciones y reflexiones que ha dirigido tanto a acusaciones como a defensas.
"La fiebre no tiene trascendencia jurídica", "vamos a evitar la ironía introductoria", "hacernos perder el tiempo tiene consecuencias jurídicas", "las preguntas hay que traerlas pensadas de casa" o "está usted ante la autoridad judicial" son algunas de las expresiones que se han oído a lo largo de cuatro meses y que ya han revelado a Marchena como un personaje fundamental sin el que el juicio del 'procés' no se entendería igual.
Las disertaciones más elocuentes del magistrado han sido replicadas en Twitter --donde se creó hasta una cuenta 'fake'--, ganándose un buen número de seguidores, pero también de detractores entre los usuarios independentistas o simpatizantes de los acusados.
En las primeras sesiones todos los focos se centraban en los 12 acusados, sobre todo porque en esos momentos pudieron ofrecer su versión de los hechos. Es más, el tribunal les dio mucha 'manga ancha' y tuvo que escuchar amplias disertaciones de los procesados sobre su idea de que "votar no es delito" y alegatos políticos sobre el derecho de autodeterminación.
Los magistrados tampoco dijeron nada cuando Oriol Junqueras y Raül Romeva se definieron como "presos políticos" ni cuando los 12 acusados se explayaron sobre las razones que les llevaban a no contestar las preguntas de la acusación popular que ejerce Vox. Eso sí, a Jordi Cuixart sí le invitaron a no recurrir a "interjecciones coloquiales" cuando éste soltó más de un "collons".
"Vamos a ver... no empezamos bien" fue una de las primeras frases que hicieron célebre a Marchena. Se la dijo al primer testigo del juicio, el exdiputado de ERC Joan Tardá, cuando las primeras palabras de éste fueron en catalán. Y es que una vez terminado el turno de acusados, la actitud del presidente empezó a tornarse menos tolerante con disertaciones de los primeros testigos del juicio, en su mayoría políticos catalanes. "Usted no ha venido aquí a decir muchísimas cosas", le llegó a decir a Gabriel Rufián, de ERC.
"No existe la figura del testigo opinante"; "es una disertación ilustrada y muy interesante, pero completamente prescindible"; "¿podría decirnos cuánto va a tardar, como referencia inspiradora?", han sido algunas de las sutiles y amables, pero tajantes, indicaciones que Marchena iba racionando a los comparecientes.
Sonados han sido los rifirrafes que ha mantenido con los abogados de los acusados, aunque tampoco han faltado discusiones con las acusaciones. Por ejemplo, al veterano fiscal Javier Zaragoza le cortó en una ocasión afirmando que "iba bien" en su interrogatorio "hasta que empezó a responder a su propia pregunta".
No ha habido casi ningún letrado con el que el magistrado no haya discutido alguna vez, pero las 'enganchadas' con Marina Roig, letrada de Jordi Cuixart; Jordi Pina, defensor de Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sánchez; y Andreu Van den Eynde, abogado de Oriol Junqueras y Raül Romeva, son de las que más se recuerdan.
Réplicas de Marchena a los letrados como "usted no puede interrumpirme a mí, yo a usted, sí"; "yo le digo que es una sugerencia para que usted me entienda, pero no es una sugerencia" han elevado la tensión del Salón de Plenos del Supremo, causando la sorpresa tanto del público en general como de los periodistas que han estado cubriendo el juicio estos cuatro meses.
En las primeras semanas de la fase testifical, hubo un rifirrafe recurrente: el visionado de los vídeos. Cada vez que se escuchaba en la sala algún testimonio que podía ser sometido a contradicción con imágenes --tales como la masiva protesta del 20 de septiembre o de la actuación policial el 1 de octubre--, alguno de los letrado pedía la palabra para solicitar al tribunal su reproducción. Tras días así, Marchena zanjó el debate con un "hemos dicho hasta la saciedad que los vídeos se van a ver, pero en la fase pericial".
"Formule otra pregunta, por favor", ha sido una de las expresiones que más se le ha escuchado repetir durante el juicio al presidente del tribunal cuando consideraba que la dirección del interrogatorio no era la adecuada, y se lo ha dicho tanto a acusaciones como a defensas.
Sin duda, con los abogados con los que más tensión se ha percibido ha sido con el equipo de defensores de Cuixart, integrado por Marina Roig, Benet Salellas y Àles Solá. "Pregúntele lo que vio, no lo que usted cree que él vio"; "yerra usted en su estrategia defensiva; esto no tiene interés"; "no es un buen camino ese", "esto no es un interrogatorio, usted quiere un debate con el testigo", "no entre en debate conmigo, no se lo permito", ha llegado a decirles.
Aunque también les ha reprochado su estrategia defensiva de forma indirecta, diciendo a testigos a los que ellos estaban preguntando en ese momento que "la Sala no puede aceptar que le explique la declarante cuándo se han violado o cuándo no se han violado los Derechos Humanos". Muchas veces se ha visto al magistrado tirar de ironía para convencer a los abogados defensores de no seguir una determinada línea de interrogatorio. A más de uno le ha llegado a decir: "Letrado, no discuta conmigo; usted, que es un extraordinario procesalista, sabe que tengo razón" o "esta situación es impropia de su trayectoria".
Y no sólo con letrados. El presidente del tribunal ha tenido que interrumpir, aclarar, reconducir las declaraciones de testigos, bien porque no terminaban de contestar a los que se les preguntaba, bien porque se perdían en disertaciones que, en palabras de Marchena, no tenían "ninguna utilidad jurídica".
Ya muy avanzado el juicio, en la jornada 44, el magistrado vio agotada su paciencia, lo que quedó perfectamente reflejado en dos intervenciones inolvidables: "Pregunto si tiene relación con Cuixart, no cuánto lleva con un café pendiente" y "¿Son amigos de represión?", esta última cuando un testigo afirmó que conoce a los acusados "debido a la represión".
Pero no todo han sido momentos de tirantez en el juicio; también ha habido contadas ocasiones de distensión, en los que tanto abogados como magistrados no han podido ocultar al menos una sonrisa. También con Pina, con quien ha habido sonoros rifirrafes, hubo un día en el que el letrado aclaró al tribunal que un testigo que acababa de entrar en la sala ya había declarado. "¿Qué haríamos sin usted, señor Pina?", dijo Marchena entre risas.
Muy recordado es el interrogatorio de Van den Eynde a un capitán de la Guardia Civil que estuvo en la Consejería de Economía el 20-S, al que preguntó si las dos personas que iban con Oriol Junqueras "eran guardaespaldas o eran personas". Las risas se pudieron escuchar en toda la sala --incluso las de los propios acusados-- y tras unos segundos, Marchena le aclaró amablemente que "los guardaespaldas son personas", tras lo cual le invitó a continuar con sus preguntas.
Pero sin duda la intervención de Marchena que más se recordará fue la pregunta que hizo al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero. Después de que Vox, que es el que había citado al mando, no hiciera una pregunta clave, el magistrado hizo uso de su potestad y tomó la palabra al final de la sesión, cambiando así los titulares del día: "Perdone, señor Trapero, antes de que se vaya...".