El director operativo de la exhumación del dictador Francisco Franco, Humberto Sepúlveda, coordinará este jueves a un grupo de entre 16 y 20 personas para retirar la lápida de 1.500 kilos que cubre la tumba de la basílica del Valle de los Caídos, sacar el féretro del dictador y trasladarlo durante 50 kilómetros hasta el cementerio de Mingorrubio, en el barrio madrileño de El Pardo, donde reposarán sus restos definitivamente. Un trabajo que no considera complicado. "No le veo ninguna dificultad", asegura.
"Es una exhumación complicada pero tampoco difícil, es rápido, se hace con gatos y no tiene problema ninguno", precisa este tanatopracta dueño de la funeraria Alba, con sede en la localidad de Becerreá (Lugo) y experiencia en exhumaciones en catedrales, que se encuentra en Madrid preparando el trabajo encargado por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Sobre cómo contactó el Ejecutivo con su empresa, Sepúlveda esquiva la respuesta. "Eso no lo puedo comentar, hay cosas que no debo decir", se excusa este profesional de los servicios funerarios que dirigirá al equipo que sacará a Franco del Valle de los Caídos casi 44 años después de su entierro. Un trabajo que espera culminar "en una hora u hora y media".
El Gobierno ha previsto el comienzo de la exhumación este jueves 24 de octubre a las 10.30 horas. En el interior de la basílica, se ha instalado un escáner y un detector de metales para evitar la grabación de la exhumación de los restos del dictador. Con esta medida, el Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez quiere garantizar que no existan imágenes del momento en el que salgan los restos de Franco del lugar en el que permanecen sepultados.
Sobre la tumba de Franco en la basílica se ha instalado también una carpa como medida adicional de seguridad a la que sólo tendrán acceso dos familiares del dictador, los operarios de la empresa funeraria de Humberto Sepúlveda, un forense y las autoridades del Estado, entre ellas la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino, que tendrá el cometido de levantar acta de la exhumación.
El dueño de la funeraria Alba asume con naturalidad el encargo de la exhumación de Franco. "Nosotros somos una empresa funeraria y no tenemos ningún problema, hacemos un trabajo y ya está", afirma Sepúlveda, aunque admite que existen detalles del operativo sin concretar todavía.
Entre ellos, cómo se producirá finalmente el traslado del féretro de Franco desde el Valle de los Caídos, en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial, al noroeste de Madrid, hasta el cementerio de Migorrubio, que se encuentra en las afueras de la capital. Según Sepúlveda, la posibilidad de que sea en helicóptero "está abierta".
Tampoco tiene certeza sobre si será necesario mover los restos del dictador Franco a un nuevo féretro para el traslado. "Eso no se sabe y sólo se sabrá cuando se abra, no se puede predecir", explica el tanatopracta, que intenta abstraerse del revuelo que provoca la exhumación de Franco de la que es responsable. "Se siente la presión. Hoy me habéis descargado la batería del teléfono", reconoce.
Un 20 de noviembre de 1975 Francisco Franco moría tras una agonía en la que sufrió parkinson, hemorragias y tres operaciones en menos de 15 días. Cuatro prestigiosos doctores fueron llamados al hospital de la Paz para embalsamar el cadáver. Según cuenta el nieto de uno de los miembros de ese equipo, el caudillo había perdido mucho peso y tenía un estado demacrado. Fue el abuelo de Modesto Martínez-Piñeiro quien inyectó el líquido conservador: una mezcla de 6,5 litros de formol, alcohol, suero fisiológico, urotropina y un colorante rojo. Tampoco faltaron los detalles en la vestimenta ni en el maquillaje. Ahora, el estado del cuerpo de Franco dependerá de las condiciones de humedad que hayan afectado a la tumba a lo largo de los años, aunque, asegura, “lo normal es que esté momificado, que haya perdido líquido y esté acartonado, pero se distingan las facciones”.
Compartirá cementerio con Arias Navarro, que lloró su muerte
Los restos del dictador Francisco Franco compartirán cementerio, cuando se produzca la exhumación del Valle de los Caídos y sean trasladados este jueves a Mingorrubio, en el madrileño barrio de El Pardo, con destacados dirigentes de su régimen como sus dos últimos presidentes del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco, asesinado por ETA en 1973, y Carlos Arias Navarro, que anunció la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975.
El cementerio de Mingorrubio se encuentra próximo a la colonia de viviendas del mismo nombre que la dictadura levantó para la guardia de Franco, que residía en el Palacio de El Pardo, a dos kilómetros de distancia de este enclave situado en uno de los confines de Madrid, rodeado de un bucólico paraje del monte de El Pardo frecuentado por senderistas y ciclistas.
El cementerio se construyó en 1962, como recuerda Gabino Abánades, el hombre que dirigió en 1975 el entierro de Francisco Franco en la basílica del Valle de los Caídos, y que fue director de los servicios funerarios de Madrid. El camposanto se proyectó, según explica Abánades para dar reposo a los difuntos de El Pardo, una población vinculada a la monarquía desde su fundación como quinta de caza del rey Enrique III de Castilla en 1405, y donde residen actualmente algo más de 3.000 personas.
En Mingorrubio, un cementerio de titularidad municipal de 19.472 metros cuadrados de superficie sobre terrenos de Patrimonio Nacional, existen más de 2.500 unidades de enterramiento, y destaca la concentración de personalidades vinculadas a la dictadura de Franco.
Además de Carrero Blanco y Arias Navarro, allí están enterrados también ministros del régimen como Demetrio Carceller, Pablo Martín Alonso, Nemesio Fernández Cuesta, Pedro Nieto Antúnez o el militar Félix Álvarez- Arenas Pacheco, que asumió la cartera del Ejército en el primer gobierno tras la muerte de Franco.
En este cementerio de El Pardo, un barrio castrense con cuarteles de la Guardia Real, la Guardia Civil o el Ministerio de Defensa, reposan también los restos de Carlos Iniesta Cano, que fue director general de la Benemérita, o el militar Francisco Franco Salgado-Araújo, primo del 'generalísimo' Franco, que compartirá cementerio con otro 'generalísimo', Rafael Leónidas Trujillo, que ya se hacía llamar así cuando alcanzó el poder de República Dominicana en 1930.
Trujillo, que dejó decenas de miles de muertos durante sus tres décadas en el poder del país caribeño, fue asesinado en una emboscada en 1961, y su cadáver cruzó el Atlántico, sepultado un tiempo en el cementerio parisino de Père Lachaise, hasta que acabó panteón familiar de Mingorrubio junto a su hijo Ramfis, que murió en un accidente de tráfico en Madrid en 1969.
La lista de personalidades vinculadas al franquismo inhumadas en Mingorrubio se extiende a la cultura y la empresa. Allí fueron enterrados Luis Gutiérrez Soto, uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XX, que levantó edificios icónicos del régimen como el neoherreriano Ministerio del Aire de Madrid, o el promotor inmobiliario José Banús, que hizo fortuna con la construcción del Valle de los Caídos donde fue enterrado Franco en 1975.
El transcurso de la historia de España posterior a la dictadura se manifiesta entre las lápidas, nichos y panteones del cementerio, donde también se encuentran las sepulturas de nombres relevantes de la Transición como Guillermo Quintana Lacaci, militar de procedencia franquista que el 23 de febrero de 1981, siendo capitán general de Madrid, se opuso a la intentona de golpe de estado. Murió asesinado por ETA tres años después.
Pistoleros de la banda terrorista también acabaron en 1996 con la vida del jurista Francisco Tomás y Valiente, que fue presidente del Tribunal Constitucional y está enterrado en Mingorrubio, como Francisco Fernández Ordónez, ministro en los gobiernos de Adolfo Suárez y en el primero del socialista Felipe González.
El ex director de los servicios funerarios de Madrid, Gabino Abánades, destaca del pequeño camposanto de Mingorrubio su número de panteones, "casi tantos como la Almudena", apunta en referencia al gran cementerio de Madrid.
Algunos pertenecen a poderosas familias españolas como los Fierro, López Madrid, Alcocer o Cortina. Y los Franco. En su gran panteón con capilla yace Carmen Polo, la esposa del dictador, en una sepultura frente a la que espera al hombre que gobernó España desde 1939 hasta su muerte en 1975.
El cementerio de Mingorrubio se encuentra rodeado de bosques a la orilla del río Manzanares, justo donde sus aguas se embalsan para regular el caudal a su paso por la capital. Cuando este jueves 24 de octubre culmine el plan del Gobierno de exhumar sus restos y trasladarlos a Mingorrubio, Franco será enterrado junto a un pantano, construido durante su régimen y finalizado en 1970.