Lo hemos escuchado de forma reiterada: con la segunda ola del coronavirus causando estragos y ante una tendencia de los contagios “claramente al alza”, autoridades sanitarias y políticos de uno y otro lado reclaman al ciudadano extremar las medidas de precaución y reducir las reuniones y los contactos sociales al máximo. En el marco de un nuevo estado de alarma y con los toques de queda ya instaurados en las distintas comunidades autónomas, se han multiplicado las voces que nos exigen a nosotros, –los ciudadanos–, el enésimo esfuerzo en el curso de una pandemia que tiene a la población absolutamente desgastada; “cansada”, como el propio director del Centro de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, reconocía recientemente en el curso de una comparecencia.
Reducir la movilidad al máximo, llegar a casa antes del toque de queda, evitar reunirse con personas que no sean convivientes… Desde el Gobierno, así como desde sectores afines al mismo y desde la propia oposición, el mensaje es el mismo. Por eso, cuando se reproducen imágenes que muestran cómo precisamente distintos representes políticos se conjuran para celebrar una ceremonia apenas un día después de entrar en vigor el estado de alarma y horas después de imponerse los toques de queda, a muchos, como suele decirse, les hierve la sangre.
Ver cómo altos cargos, entre reconocidos empresarios de éxito, se reúnen en una entrega de premios justo instantes después de que Fernando Simón comparezca para hablar de una “situación mala” que “evoluciona muy desfavorablemente”, donde “algunos hospitales están en situación crítica” y ya se contabilizan “un promedio de 100 muertes diarias”, a muchos cuando menos les choca e indigna, como dejan ver a menudo en las redes sociales, donde canalizan la rabia. Y todo, aunque las medidas protocolarias de prevención del contagio se siguiesen con el debido rigor, respetando las distancias y los aforos, como ocurriese, concretamente, en el marco de la entrega de los V Premios Los Leones de El Español.
Al acto asistieron miembros del Gobierno, líderes de las principales fuerzas políticas y empresarios reconocidos. Desde la ministra de Defensa, Margarita Robles, pasando por el de Justicia, Juan Carlos Campo, el propio Salvador Illa, ministro de Salud, hasta el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez. También Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos; Pablo Casado, líder del PP, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid; Begoña Villacís, vicealcaldesa madrileña; el secretario general del PP, Teodoro García Egea; la portavoz del PP, Cuca Gamarra; la fiscal general Dolores Delgado; el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (PSOE); la diputada Ana Pastor (PP); el portavoz de C’s, Edmundo Bal; o el presidente autonómico de Murcia, Fernando López Miras, entre muchos otros, como los empresarios Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, Antonio Huertas, presidente de Mapfre; Antonio Coimbra, CEO de Vodafone España; o Isaías Táboas, presidente de Renfe.
En total, "80 personas" que se reunieron este lunes en el Casino de Madrid bajo un “acceso restringido para respetar todos los protocolos de participación ante la covid-19”, como explica El Español.
Durante el acto, retransmitido en streaming, se pudo ver cómo los distintos asistentes hacían uso del gel hidroalcohólico y las mascarillas mientras se encontraban sentados en mesas de cinco comensales, pero también hubo quien se quitó la mascarilla más allá del momento en que se pusieron a comer o beber. Algunos también lo hicieron durante el momento de entrega de premios; lo que no ha pasado desapercibido para muchos en las redes.
Ante la polémica generada por las imágenes y las críticas vertidas en las redes, El Español ha recalcado que el acto “cumplía todas las medidas sanitarias y de seguridad, y cada una de las recomendaciones establecidas tanto por la Comunidad de Madrid como por el propio Gobierno de España”.
La entrega, realizada en el Salón Real del Casino de Madrid, estuvo “ocupada por un total de 80 personas, todas ellas sentadas, lo que representa el 33% de su capacidad”.
“Este aforo se distribuyó en 12 mesas de seis personas y dos mesas más de 4 personas cada una”, apunta El Español, que añade: “A estos 80 invitados cabe añadir que en el anexo Salón Puerta del Sol -con capacidad para 48 personas- se ubicaron otros 15 asistentes entre escoltas, ayudantes de las autoridades presentes y personal de la organización”.
Señalando que “se observó con especial cuidado el uso de mascarillas por parte de todos los asistentes y únicamente se permitió dejar de utilizarlas durante la cena o a aquellas personas que subieron al estrado en algún momento a recibir o a entregar alguno de los tres galardones”, El Español recalca que se cumplieron todos los protocolos y se dio por concluido el evento “a las 22:45 horas” y “a las 23:00 todos los asistentes y miembros de la organización habían dejado el recinto, una hora antes del inicio del toque de queda decretado por la Comunidad de Madrid”.
De igual modo, apunta el citado medio, la ministra María Jesús Montero, portavoz del Gobierno, contestó a preguntas de los periodistas tras el Consejo de Ministros afirmando, respecto a la ceremonia, que “contaba con todas las garantías”. No obstante, la polémica está servida y en las redes se extiende la indignación.