Una vez que se firme la sentencia, tres funcionarios del Supremo se desplazarán a las cárceles donde están los procesados para notificársela. Son doce los acusados. Doce líderes independentistas, del ámbito Ejecutivo, parlamentario y social, que han abordado su defensa con estrategias diferentes.
Los 12 acusados del procés no eligieron un modelo similar de defensa. Unos optaron sobre todo por los argumentos políticos. Oriol Junqueras: “El 14 de febrero se me juzga por mis ideas. Votar no es delito”. Intentaron justificar toda su actuación en que solo cumplían el mandato popular. “Buscamos un equilibrio entre cumplir la ley y compromiso con los ciudadanos", dijo Jordi Turull ante el tribunal.
Otros acusados sumaron a la defensa política una más jurídica... pero en lo que coincidieron todos fue en negar con rotundidad que hubieran alentado el uso de la violencia. “Nunca, nunca, nunca, somos buenas personas, pacíficos…” y le quitaron importancia a situaciones como el registro de la consejería de economía el 20 de septiembre de 2017.
Joaquim Forn hablo de un “relato peliculero” y Jordi Cuixart dijo que nunca vio tensión.
Santi Vila confesó que tenían un pacto con el gobierno de Rajoy de no declarar la independencia y convocar elecciones pero que Carles Puigdemont cambió de opinión.
Las declaraciones de los acusados se vieron rebatidas por uno de los testigos más esperados. El exjefe de los mossos, José Luis trapero, declaró que él advirtió del riesgo de violencia y aseguró que tenía un plan para detener a Carles Puigdemont y sus consellers, por si se lo pedía un juez.