La erupción del volcán de Cumbre Vieja ya dura lo mismo que la del Teneguía, cuya actividad eruptiva se prolongó 24 días, desde el 26 de octubre y al 18 de noviembre de 1971. El volcán de Cumbre, a día de hoy no muestra ningún indicio de que vaya a dejar de expulsar lava y fuego. De hecho desde que se derrumbó la parte norte del cono principal, la actividad del volcán se ha vuelto más efusiva y la lava fluye más rápidamente.
El Teneguía y el volcán de Cumbre Vieja “se parecen bastante. En Canarias todos son más o menos iguales, salvo el Teide, que tiene muy mal carácter”, explica el profesor de investigación del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) retirado, Ramón Ortiz, en declaraciones recogidas por Canarias 7.
Pese a todo, las erupciones volcánicas con impredecibles. Nadie sabe cuánto se puede prolongar. “Puede durar varios meses, como el de El Hierro, que no molestó porque era submarino, o puede ser como Timanfaya, que duró cinco años” en Lanzarote.
La explosividad de estos volcanes es limitada y da margen para proteger a la población, afirma Ortiz, que advierte de que “otros volcanes son mucho más explosivos. El que lo ve, no lo cuenta. El Krakatoa quitó de la vista a miles de personas y el Huaynaputina, en Perú, provocó muertes por hambre en Europa”, señala el investigador.
A pesar de la incertidumbre que gira en torno a un volcán, hay algunos signos que avisan de que el final de la actividad eruptiva podría estar cerca. Son, por ejemplo, la disminución de la emisión de gases. Mientras estos se mantenga, la erupción “va para largo”, afirma Ortiz.
En los últimos días la emisión de dióxido de azufre ha crecido. El comité científico cifró ayer las toneladas diarias de SO2 emitidas a la atmósfera en 7.652; el domingo, fueron 6.870 y el sábado, 4.994. A pesar del esfuerzo de los científicos por conocer la emisión de gases, Ortiz sentencia que “es muy difícil saber con exactitud cuánto está emitiendo el volcán. El gas es muy difícil de cuantificar”.
La disminución del flujo de lava también sería una señal de que la erupción está cercana a su fin. Eso tampoco está ocurriendo en Cumbre Vieja, donde desde que el sábado colapsó la parte norte del cono principal, la erupción se volvió más efusiva y la lava es más líquida y fluye con más rapidez. En los tres últimos días, la colada de lava ha ocupado 65 nuevas hectáreas, la mayor extensión diaria registrada hasta la fecha, salvo en las primeras 24 horas de erupción. En total, la lava ha engullido 595 hectáreas y más de 1.000 edificaciones, más de 700 son viviendas.
Ortiz advierte de la influencia de las mareas en el proceso eruptivo de los volcanes, sobre todo, en lo que tiene que ver con la sismicidad. “La modulación de la marea puede provocar un momento más activo. La fase más activa es la de la luna llena”, dice el investigador, que subraya que la erupción de La Palma se inició el19 de septiembre, dos días antes del plenilunio.