Saber Sayeed es ciudadano español "por carta de naturaleza" desde el martes 10 de mayo. El Consejo de Ministros lo decidió por su papel "esencial" en la evacuación de la embajada española en Afganistán y sus colaboradores en agosto del año pasado. "Mi familia salió de Kabul el 22 de agosto, y yo decidí quedarme hasta el último vuelo, porque vi que podía ayudar más que nunca a mis compañeros, a la Policía, los Geos y los militares que trabajaban en ella", explica este afgano-español a NIUS desde Zaragoza, donde reside desde entonces.
Sus compañeros son el personal de la embajada española en Kabul, donde él trabajó durante 15 años, como auxiliar administrativo. Su papel "esencial" fue de logística pura. Hasta el 27 de agosto, día de su viaje a España, estuvo gestionando con locales para facilitar el acceso al aeropuerto, donde estuvo durante todo ese tempo. "La gente llamaba a la Embajada y gestionaba la entrada", hablando con afganos y en algunos casos con personal de Estados Unidos para facilitar el éxodo de los colaboradores de los países OTAN desde Afganistán.
Casi un año después, a los 38 años, Saber está más que contento con su nueva nacionalidad: "¡Es extraordinario!", exclama. Pero no puede olvidar el terror del verano de 2021: "Cuando llegué a España estuve un mes sin poder dormir", relata recordando las pesadillas de esas primeras semanas y "los gritos" que había escuchado en Afganistán y le persiguieron hasta suelo español. De hecho, necesitó ayuda psicológica.
"Fueron días muy complicados", relata mientras recuerda que cuando a los talibán les llegó la noticia de que Gran Bretaña había abierto una vía por una alcantarilla para que salieran colaboradores de la Unión Europea, fueron directamente hacia allí. Recuerda que vio fotos de niños que murieron, que se oían gritos y que él mismo sufrió la ira talibán en sus carnes.
No sólo eso, él también vivió en sus carnes la ira talibán. Fue el 18 de agosto al llegar al aeropuerto. Ese día, tuvieron que esperar y cada vez se agolpaba más gente. En un momento dado, la zona se quedó sin control y empezaron a llegar talibanes que les insultaban por ser colaboradores de occidente y "traicionar a su país". A él le pegaron con la culata de un un fusil y le patearon, su madre cayó al suelo entre una marabunta de cientos de personas, afortunadamente, un compañero pudo ayudar a su madre y la familia de Saber salió de aquella situación sin mayores consecuencias.
Esa parte está superada, lo próximo para él será solicitar que la nacionalidad se amplíe a su mujer, sus hijos de su madre, que están en la capital maña junto a él. Para eso, debe tener su DNI español, algo que espera conseguir el 8 de junio, el día de su cita en la Policía para gestionar el carné de identidad. Él lo tiene todo listo, también el "certificado literal" que da fe de la obtención de la nacionalidad.
Saber está contento con su nueva vida en Zaragoza. De momento sigue trabajando para la embajada, aunque no sabe cuánto tiempo le durará porque su contrato es como trabajador local. Por ahora, teletrabaja y espera. Sus hijos, un chico de 12 años y una chica de ocho van al colegio y todo marcha con normalidad. Pero igual que le cuesta olvidar lo vivido, no puede evitar la preocupación por sus amigos, familiares y compatriotas en general que se han quedado en Afganistán. Algunos de sus primos y tíos están intentando salir del país, pero de momento, sin éxito.
"Las cosas están fatal en todos los aspectos", asegura angustiado a NIUS. Además, asegura que todo se ha recrudecido, especialmente desde la invasión de Ucrania por parte de Putin, porque los talibán han aprovechado que el mundo mira a esa invasión para "recortar más libertades". "Si los políticos no se han olvidado, al menos han perdido la atención en un 50%, lamenta en su conversación con este periódico, mientras explica que sigue habiendo "ataques" contra los chiitas y cada vez más presión sobre la población.
La obligación del burka, de la barba obligatoria, o la prohibición a los hombres de llevar traje o de la universidad para la mayoría de las mujeres han vuelto con más fuerza a raíz de la invasión. "Hace un año no existía, ahora sí y va a ir a más", asegura Saber que recuerda que los afganos ya saben lo que es vivir bajo el yugo de estos extremistas.
Saber explica que la población afgana también está ahogada por una subida de precios, pero además, ahora hay "menos seguridad, la libertad de expresión no existe y las comisiones contra el ocio y de la vestimenta están limitando muchas libertades, en el norte hay algo más de libertad".
El futuro es incierto para los que han quedado atrapados en su propio país. Otros como Saber intentan emprender una nueva vida. Él con la nacionalidad en la mano, otros compatriotas como asilados políticos con permiso de residencia.
La carta de naturaleza es una forma de agilizar procesos de nacionalización en casos especiales. No todos son como el de Saber, porque los nacionalizados más habituales por esta vía son, principalmente, deportistas.
Los jugadores de baloncesto, Serge Ibaka y Nikola Mirotic; o los futbolistas Munir El Haddadi, Bojan Krkic y Ansu Fati, son algunos ejemplos de un trámite que también se ha utilizado con otros personajes famosos como el violinista libanés Ara Malikian o la hermana de la reina Sofía Irene de Grecia.
Los críticos con la fórmula consideran que supone "saltarse la cola" reduciendo trámites y critican que sólo se aplica a las élites. No es el caso de Saber, el auxiliar administrativo que no se fue de Kabul hasta que no salió el último avión con rumbo a la base de Torrejón de Ardoz.