José Antonio Zarzalejos (Bilbao, 1954) cree que Felipe VI "tiene capacidad de remontada". En su libro "Felipe VI, un rey en la adversidad" (Planeta), el periodista (exdirector del Grupo Correo y del diario ABC) disecciona los más de seis años de un reinado convulso. Nos muestra la intrahistoria de momentos clave, como el discurso del 3-O o la marcha a Emiratos Árabes del rey emérito. 5 meses de trabajo, 31 entrevistas -ninguna con el rey- pero sí con estrechísimos colaboradores, acercan a la figura de un monarca inmerso todavía en una tormenta perfecta de familia, Estado y política.
Pregunta: Unos peyorativamente, otros no, han llamado a Felipe VI, "El Preparado". ¿Estaba el monarca realmente preparado para la que se le venía encima?
Respuesta: (Ríe) El rey estaba y está preparado. Además tiene capacidad de remontada. De hecho, está remontando la crisis de la Corona y probablemente en unos meses, un año o un par de años la habrá remontado definitivamente. Porque el rey no está solo. Tiene una fidelidad extraordinaria en sus colaboradores, empezando por el Jefe de la Casa (Jaime Alfonsín) y además está sobre todo asistido por una buena percepción social muy generalizada en España.
P: Vamos por partes. Su padre, D. Juan Carlos y sus escándalos económicos salpican Zarzuela. ¿Quién decide, cuándo y cómo que el rey emérito se tiene que marchar de España?
R: Es una decisión conjunta tomada por el rey como jefe de la familia real, pero avalada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, e instrumentada por un equipo conjunto de la Casa del Rey y de la Moncloa. tomada por el rey como jefe de la familia real, pero avalada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, e instrumentada por un equipo conjunto de la Casa del Rey y de la Moncloa. Jaime Alfonsín, el Jefe de la Casa del Rey, y la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, siempre bajo la supervisión del rey y del presidente del Gobierno. Desde el inicio de la primavera de 2020, la idea de la expatriación es una reflexión conjunta entre Moncloa y Zarzuela.
P: ¿Y el emérito se resistió? ¿Hubo que convencerle para que se marchara?
R: ¡Claro que hubo que convencerle!. Primero de que era conveniente para la Corona que se fuera y en segundo lugar de que esa decisión se presentase como una decisión suya cuando todos realmente todos sabemos que no lo era. Y el rey emérito terminó renuentemente conveciéndose de que debía marcharse y acatar la autoridad de su hijo como rey y entender las razones del aval que a su hijo le prestaba el presidente del Gobierno.
P: ¿Puso condiciones?
R: Sí, él considera que la Zarzuela es su hogar y no entraba en sus planes pasar por ese trance. Y pone tres condiciones. Primero, que el destino lo elige él. Segundo, que puede cambiar de destino cuando lo estime conveniente y tercero que solo autorizará a la Casa Real que comunique dónde está solo cuando él lo crea conveniente.
P: ¿Cree que alguna vez volverá?
R: La salida del rey es una salida indefinida. No hay un plan de contingencia para que haya un regreso próximo y la hipótesis de un regreso, que sería deseable porque es una persona ya muy mayor, con 83 años y el fin de sus días parece razonable que se produzca en España, tiene que ver con decisiones que dependen del Ministerio Fiscal. Cuando se despeje esa incógnita se podrá especular con más seguridad sobre si el rey va a regresar, cuándo, cómo y dónde va a instalarse.
P: Usted deja caer en su libro que D. Juan Carlos tracionó a su hijo...
R: No, no lo dejo caer. Lo afirmo. Lo natural es que el padre, en una institución biológica que se niega, deje a su hijo y sucesor la Corona en las mejores condiciones, y realmente se las dejó en las peores condiciones de reputación y de operatividad institucional. Y eso lo hizo además, traicionando la buena fe de su hijo, porque su hijo le trató con extraordinaria generosidad a partir de su abdicación.
Además y a pesar de que Felipe VI dictó una norma sobre regalos, donaciones, préstamos y herencias a los miembros de la familiar real, en 2016, 2017 y 2018, el rey emérito sigue pagando sus gastos con cargo a cuentas corrientes que están suministradas por donaciones de terceros. Eso es una traición incluso a las propias normas que se dan en el año 2015.
P: Sorprende que el hijo no supiera nada de los devaneos económicos y negocios del padre. Y esa declaración en plena pandemia renunciando a su herencia.
R: Vamos por partes. El 5 y el 18 marzo de 2019, la Casa del Rey recibe las cartas del despacho británico encargado por Corinna Larsen que les comunica que hay una ingeniería financiera que opaca al Fisco español la fortuna que puede tener el rey emérito. Zarzuela lo que hace es autentificar que es así. Se llega a la conclusión de que D. Juan Carlos ha cometido esas irregularidades. Y en abril de 2019 se renuncia a esos derechos hereditarios que podrían corresponder al rey o a su hija. Se decide que el rey emérito viaje a Londres y hable con Corinna Larsen para que ella devuelva esas cantidades trasmitidas por D. Juan Carlos, y con ese dinero poder hacer una regularización voluntaria. Pero el rey emérito no lo consigue.
P: ¿Y entonces?
R: En junio de ese año, el rey le indica a su padre que tiene que dejar la agenda pública de representación de la casa real. Luego hay otra circunstancia que interfiere y aplaza cualquier decisión de comunicación pública. Al rey emérito le operan de una gravísima afección cardiaca el 24 de agosto de 2019. Su salud es muy crítica. Pero es a partir de ahí donde se produce un retraso inadecuado.
P: Casi siete meses...
R:Pues sí. La pregunta es ¿Por qué se tiene que esperar a que haya una filtración en un periódico extranjero Sunday Telegraph? Y se reacciona a partir de esa filtración, justo cuando ha comenzado el estado de alarma y el confinamiento domiciliario. Sí, efectivamente, ese es un punto, digamos, opaco. Ese es un tiempo de espera excesivo y no del todo justificable.
P: ¿Y cómo es la relación ahora entre padre e hijo?
R: Ese es un tema que no he logrado que se me aclare. Me dicen que el rey es un hombre muy afectivo en relación con su padre, que se preocupa por su salud, que se preocupa por su bienestar, pero que sus visiones institucionales de lo que es la jefatura del Estado y cuál es su actitud ante los acontecimientos y su forma de ejercer la altísima magistratura que desempeña, difieren, son distantes, muy diferentes y distintas.
P: El otro ingrediente de la tormenta es Cataluña. ¿Considera que el discurso del rey el 3-O fue un acierto? ¿Cree que el rey se arrepiente?
R: Fue un acierto porque la medida de todas las cosas no la da el independentismo de Cataluña. La medida de todas las cosas lo dan la masa crítica social de España, la comunidad internacional y en este caso también la comunidad empresarial, que es la que se sometió a un fuerte riesgo sistémico, fundamentalmente el financiero que iba a suscitar críticas en un sector amplio de Cataluña. Y el Rey lo tenía absolutamente claro que ese era el discurso que tenía que hacer para el conjunto de España y para la comunidad internacional. Era evidentemente, y a partir de ahí se restauró la confianza en el Estado español, que había tenido un fracaso de gestión incuestionable el día 1 de octubre en Cataluña.
P: A pesar de que el expresidente Mariano Rajoy era algo reacio a ese discurso. Usted es muy crítico con él en su libro, le llama "indolente".
R: Es que el rey tenía un mayor conocimiento de lo que ocurría en Cataluña que el propio presidente del Gobierno. Felipe VI tenía información cualificadísima de lo que pasaba. Una información mejor, infinitamente mejor de la que tenía Rajoy y el Gobierno entonces. El rey no entró en "shock" tras el 1-O, Rajoy, si.
Felipe VI desde simpre mantiene una relación intensísima y secreta de audiencias privadas con toda clase de representantes de la sociedad civil catalana, también de la sociedad política, de la sociedad empresarial, de la cultural y de la universitaria, por lo cual se puede hacer una composición de lugar mucho más exacta que la que tenía el presidente del Gobierno que no mantuvo esa relación estrecha, caliente, con la realidad catalana.
No hay que olvidar que en 2014, Felipe VI mantuvo una entrevista larga e intensa con Artur Mas. Un mes después de ser proclamado rey se ofreció al Gobierno para mediar en lo que fuese posible dentro de sus consejos, sus estrictas funciones constitucionales y sin embargo, el ofrecimiento no fue aprovechado por el por el Gobierno, que, insisto, fracasó ostensiblemente en el manejo de la crisis de Cataluña.
P: ¿Cuál era el diagnóstico del rey?
R: Hay una sucesión de episodios que le llevan a la Jefe del Estado a considerar que el proceso soberanista no es una coartada para una negociación, sino que es un proceso que eliminaría y que culminaría con un intento de ruptura ilegal. Y ese fue su diagnóstico. Felipe VI habla catalán, lo lee, lo domina. E impone que sus hijas también lo aprendan. Y la reina.
P: ¿Cree que con su discurso el rey perdió la posibilidad de conectar con una parte de la sociedad catalana?
R: Te voy a ser sincero. No podemos ser tan ingenuos y pensar que si el rey hubiese dicho otra cosa la reacción hubiese sido distinta. En absoluto. Hubiese sido igualmente criticado por una razón. Por definición, el rey va a ser la diana de los ataques de los independentistas. ¿Por qué? Porque dentro del sistema institucional y constitucional español, el rey es el referente, el referente simbólico de la unidad y de la permanencia del Estado. Justamente, que es lo que quieren abatir los independentistas.
El independentismo es inasequible al desaliento y sabe que su enemigo no es tanto Felipe VI en cuanto rey de España. En la medida en que por razones constitucionales representa la unidad y la permanencia en el Estado, le pasaría igualmente a un presidente de la República.
P: Cataluña también ha provocado tensiones con el Ejecutivo actual. Esa negativa a que el rey no fuera a la entrega de despachos de los nuevos jueces.
R: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se equivocó con aquel veto. Era un veto absolutamente innecesario, arbitrario. Era un veto que no tenía justificación y razones de seguridad, ni tenía tampoco ninguna.La sentencia de Joaquín Torra no iba a salir en fecha coincidente con el 25 de septiembre, y¡ los Mossos d'Esquadra aseguraban y garantizaban la custodia del rey sin el mayor problema y lo hicieron a través de su mando operativo.
P: ¿Y cómo se llevan el rey y el presidente Sánchez?
R: Digamos que su relación es normal. No es necesario que el presidente del Gobierno y el jefe del Estado se tengan afecto ni amistad, sino simplemente que cada cual cumpla estrictamente las pautas que les corresponden. Y en este momento se están cumpliendo esas pautas.
P: A veces las críticas al rey llegan por cosas que en otros ámbitos son normales. Como mandar a su hija, la princesa Leonor, a estudiar al Reino Unido.
R: No entiendo esas críticas si no es con un espíritu de auténtico bullying al rey, a la reina, a la propia princesa de Asturias y a la monarquía en su conjunto. Este era un anuncio previsible. Incluso lo digo en el libro. Estudiar fuera no es peyorativo para el sistema educativo español, quiere decir que se extrae a la heredera de su área de confort para que adquiera nuevas habilidades, nuevas capacidades, nuevos contactos con personas de distinto extracto nacional y social.
Se están dando los pasos de una formación integral para una persona que tiene que asumir en el futuro gravísimas y grandísimas responsabilidades políticas. Y por lo tanto, esto no es un gasto, esto es una inversión en formación y además sale de los bolsillos de sus padres.