191 son los actos de homenaje a etarras que la asociación de víctimas del terrorismo Covite ha contabilizado este 2021. Pero según su presidenta, Consuelo Ordóñez, y su Observatorio de la radicalización, sólo tres han sido recibimientos a etarras que salían de prisión, los conocidos como ongi etorri (bienvenida en euskera). Por eso, para su presidenta, Consuelo Ordóñez, el comunicado de los presos de ETA anunciando el fin de las bienvenidas, es un ejercicio de "cinismo". "Ya no hay ongi etorris en la calle, las víctimas hemos acabado con esos homenajes públicos, hemos conseguido que se escondan", afirma en una conversación telefónica con NIUS.
"Ahora suelen hacerlos en el interior de las herriko tabernas", explica la hermana del concejal donostiarra Gregorio Ordóñez, asesinado en 1995. "Pero si lo hacen en sus caseríos en las herriko, es otra cosa, lo verdaderamente duro es verlo en las calles de los pueblos y barrios donde a veces viven las víctimas".
Allá por 2016, COVITE decidió crear el Observatorio de radicalización, recogiendo estos y otros actos de homenaje a etarras. En estos seis años han contabilizado 121 bienvenidas públicas, pero en total, hablamos de 771 actos de homenajes a presos de distintos tipos. Ordóñez reconoce que todos "duelen", pero que los realmente duros y "humillantes" son los ongi etorri. Por ejemplo, el primero que aparece en su lista, en septiembre de 2016, fue un recibimiento público y oficial en Lekeitio a Andoni Gabiola, uno de los secuestradores de Emiliano Revilla.
Al concluir sus 14 años de condena, se le entregó un ramo de flores en las escalinatas del ayuntamiento y se le cedió el asiento del alcalde en el salón de plenos. "El Salón de Plenos estaba a reventar, la calle también...", rememora Consuelo indignada aún por aquellos recibimiento oficiales a personas "orgullosas de su pasado criminal". Porque claro, a los de la conocida "Vía Nanclares", que buena parte de su entorno son unos "traidores" por arrepentirse, no hay recibimiento.
Sólo dos meses más tarde del homenaje a Gabiola, en vísperas de la Navidad de 2016, salió de prisión Javier Balerdi. A él lo recibieron entre aplausos y salvas bajo la ventana de la familia de una de sus víctimas. "Lo tuvieron que ver", explica enervada Consuelo Ordóñez, que es amiga de la familia y define este tipo de actos como "lo más humillante" que se le puede hacer a una víctima del terrorismo.
"Por entonces, ellos se jactaban de los recibimientos, anunciaban públicamente el homenaje a esos etarras que volvían orgullosos de su pasado criminal", relata Consuelo Ordóñez. Los actos se repetían de manera habitual en el País Vasco y Navarra. Pero el 27 de julio de 2019, algo cambió. Una retransmisión del homenaje al etarra Baldo en Hernani se hizo viral.
A partir de ese momento, se empezaron a conocer estos eventos a nivel nacional y se empezaron a condenar. En COVITE se dieron cuenta de que empezaban a "tener dificultades" para saber dónde se iban a celebrar los homenajes. Consuelo explica que pasaron de anunciarlos públicamente a hacerlo "sin bombo" e incluso a "ocultar las convocatorias". No sólo eso, ha visto octavillas que se repartían a los asistentes para que no hicieran fotos y no publicaran nada en las redes sociales.
Así se ha llegado a 2021, donde de los 191 "actos de culto" al terrorismo, sólo tres fueron ongi etorri. De ellos, dos se celebraron en Iparralde (País Vasco Francés) y sólo uno tuvo lugar en territorio nacional, concretamente en el barrio bilbaíno de Santutxu. Se recibía a Agustín Almaraz, que salía de prisión tras 25 años por su participación en cuatro asesinatos.
A aquel homenaje acudieron cientos de personas en ese céntrico barrio de la capital vizcaína. En los casos de otros etarras, como El ElGuindi
Como los recibimientos se hacen a etarras no arrepentidos, está a la espera de ver qué ocurre cuando salga algún etarra relevante y de los que siguen estando orgullosos del pasado: "Veremos qué ocurre cuando vuelva a salir un pata negra, nos dice la hermana del concejal Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en San Sebastián el 23 de enero de 1995.
A ella le han llegado a gritar por la calle: "Devuélvenos la bala", en referencia al proyectil que le descerrajaron en la cabeza a su hermano. Se lo decían manifestantes que pedían la excarcelación de los presos de ETA. Sin embargo, no ha tenido que ver con sus propios ojos un recibimiento a ninguno los autores del asesinato.
Dos siguen en prisión -Txapote y Zapata-. El tercero, Valentín Lasarte, no salió entre aplausos porque era un etarra arrepentido. Ella se entrevistó con él, él le pidió perdón y ella le dijo entonces que no podía perdonarle, que la única persona que podría haberlo hecho era su hermano y ya está muerto.
Sin embargo, y aunque no lo haya vivido en persona, sí lo conoce muy de cerca, por su condición de víctima y de presidenta de una asociación donde estas cosas se comparten. Por eso, cada vez que ha presentado una denuncia en la Audiencia Nacional contra estos actos se ha ofrecido como voz de las víctimas.
Lleva 27 denuncias puestas y la grandísima mayoría han quedado archivadas de plano, porque los jueces no consideran que sea delito de enaltecimiento del terrorismo ni de humillación a las víctimas. Su enfado con buena parte de la Audiencia nacional es monumental: "Hemos perdido la batalla judicial. La Audiencia se ha convertido en la mayor aliada de la izquierda abertzale al desestimar nuestras denuncias con los mismos argumentos con los que la izquierda abertzale justifica", lamenta.
Fiscales y jueces rechazan prohibir o investigar estos actos porque al no haber amenaza de violencia, no los consideran enaltecimiento del terrorismo. A duras penas, Consuelo Ordóñez admite que eso puede ser así, pero no entiende por qué no se aplica el delito de "humillación a las víctimas" recogido en el artículo 578 del Código Penal. Pero las resoluciones de la Audiencia Nacional consideran que sin humillación concreta no existe el delito.
A Consuelo le enerva pensar en estos recibimientos que vive como víctima y como ciudadana: "Son actos repugnantes, la gente siente asco... pues imagínate vivirlo como víctima. Es un homenaje a alguien que vuelve de la cárcel orgulloso de sus crímenes. No hay nada más doloroso", responde.
Para poner un ejemplo, se distancia de la realidad de las víctimas del terrorismo: "Imagina cómo se sentirían los padres de Diana Quer si en su pueblo se hiciera un homenaje al Chicle, no hay nada más humillante que eso", insiste.
Humillación es la palabra que para ella revisten estas bienvenidas. "Vuelven orgullosos" y es un recibimiento para decirles que se les quiere, "quieren a la persona que ha matado a tu familiar".
Pero cada vez son menos. Por eso quita importancia al comunicado. Que además "deja a los presos como los buenos y a las víctimas como las rencorosas".
ongi etorriPrecisamente en la semana en que Cs ha propuesto un cambio legal para perseguir estos recibimientos -rechazada por PSOE y sus socios- Consuelo Ordóñez se manifiesta en la misma línea de los socialistas: "Ya existe el artículo 578 del Código Penal, aunque la Audiencia Nacional no quiera aplicarlo", asevera.
De hecho, asegura a NIUS que ella le trasladó al ministro del Interior que las víctimas no necesitan ese cambio, porque "vaciaría de contenido el artículo 578".
Por eso, le indigna la posición de PP, Cs y Vox, a los que acusa de "utilizar a las víctimas" y de "no saber nada" de ellas.
Uno por uno, la asociación ha ido recogiendo los eventos celebrados en honor de etarras durante estos seis años. Los agrupa en seis categorías: 181 homenajes a etarras que recogen los 121 ongi etorris, pero también a etarras muertos; 64 actos en fiestas populares; 306 pintadas y pintadas de apoyo al terrorismo u "hostigamiento" a las víctimas; 131 manifestaciones en favor de la amnistía a los encarcelados de ETA; y 89 actos de "otros" tipos.
Consuelo Ordóñez es consciente de que muchos de esos actos se seguirán haciendo. De hecho, en su perfil de Twitter, Covite denunciaba este miércoles, sólo 24 horas después del anuncio del fin de los ongi etorri, un homenaje en Legazpi a dos etarras muertos, Ramón Gil Ostoaga y Ángel Mari Lete Etxaniz.
Para la hermana de Gregorio Ordóñez, lo más grave es que fue convocado por Sortu. Ella es consciente de que estos actos se van a seguir celebrando, pero a pesar de todo, y del cinismo que atribuye a los presos de ETA, admite que el comunicado sí es "una buena noticia".