Los colegios electorales han cerrado sus puertas a las 20 horas. A la espera de que lo hagan en Canarias una hora después, los miembros de las mesas ya empiezan a contar los votos.
Desde uno de los colegios electorales de Madrid, el Colegio Sagrada Familia, Noelia Camacho cuenta cómo proceden los miembros de la mesa tras el cierre de las urnas.
Las urnas, explica, no se abren hasta que no se introduce el voto por correo y las papeletas de la gente que permanece dentro del centro. Una vez en el interior, es el momento de romper los precintos y comenzar a contar.
Primero contabilizan los votos del Congreso y, después los del Senado. Para ello, la presidenta de mesa los lee en voz alta y los amontona a la vista para evitar errores. Con la suma hecha, rellenan un acta, que le dan a una representante de la Administración. Esta introduce los datos en una tablet.
Si la suma no es correcta, vuelven a contar los votos, pero si lo es, la Delegación incluye este recuento en los avances que se ofrecen del escrutinio, público a partir de las 21 horas.