Asomarse al precipicio por el que cae la lava y, desde la altura de los acantilados, es descubrir el terreno creado por el volcán. La nube de gases lo mantiene oculto a un lado, pero desde el otro extremo deja ver una extensión que en las últimas veinticuatro horas ha crecido diez hectáreas superando ya las diecisiete. Desde el acantilado le ha arrebatado quinientos metros al mar y del agua sobresale con una altura de veinticuatro metros.
Y la transformación de la isla no se detiene. Lo que antes era una línea recta de costa ahora tiene una protuberancia volcánica que sigue expandiéndose al ritmo que la lava se precipita sobre ella. La previsión es que este delta siga expandiéndose a lo ancho. Un saliente que se hace más prolongado en la zona sur dándole a la isla una nueva dimensión.
De hecho, en 24 días, el volcán del Teneguía (1971) creó una plataforma de dos kilómetros cuadrados a la que terminaron por llamar playa nueva y que hasta ahora era el paisaje más joven de España. La lava del Cumbre Vieja, que llegó poco antes de la medianoche del martes al Atlántico después de diez días en erupción, ya ha ganado al mar la superficie equivalente a 20 campos de fútbol.
A las 22.00 horas, toda la tripulación del 'Ramón Margalef', el buque que el Instituto Español de Oceanografía tiene frente a la costa oeste de La Palma, estaba sobre la cubierta para presenciar la llegada al mar de la colada que rodeó la ladera sur de la montaña de Todoque.
Así lo describe uno de los científicos embarcados en la expedición, el geólogo Juan Tomás Vázquez: "Vimos cómo desbordaba el acantilado. Empezó a caer como una pequeña cascada, luego fue creando una especie de rampa y por un último formó un cauce directamente al mar. Fue impresionante, una experiencia única, pero al mismo tiempo trágica por todo lo que se está viviendo en La Palma". Desde entonces, el depósito de la colada que sigue emanando del Cumbre Vieja ha ganado terreno al mar y ha creado una plataforma con la forma triangular de un delta.
La masa de agua alrededor de esa plataforma se ha ido calentando hasta aumentar tres grados, hasta los 26 y va teniendo más contenido en gas, en CO2 y también en azufre, de ahí que tenga un color turquesa. Y ha aumentado su acidez. El PH del mar también ha cambiado.
Más miedo da una posible nube tóxica. Las mediciones del aire se están realizando constantemente en toda el área de exclusión del volcán y se ha pedido a la población cercana extremar las precauciones. El Pevolca mantiene el confinamiento de 4.500 vecinos de las cuatro barriadas de Tazacorte más próximas al punto de entrada de la colada en el mar.