Sánchez e Iglesias van a lograr ser investidos como los líderes del primer Gobierno de coalición de la democracia española regida por la Constitución del 78 gracias a un acuerdo con ERC que contempla una mesa de negociación sobre el conflicto político de Cataluña.
A esa mesa acudirán de forma paritaria, representantes del Gobierno de España y del Govern de la Generalitat. Y será casi lo primero que hagan los del ejecutivo de Sánchez porque se sentarán por primera vez el 21 de enero, si todo va como está previsto, ya que el texto prevé la formación a los 15 días de producirse la investidura.
Ambos gobiernos son mixtos: PSOE-Podemos, por un lado; JxC-ERC, por el otro. Se espera que en representación del Gobierno central acudan miembros de ambas formaciones políticas. Es decir, al PSOE le tocará ir acompañado por miembros de Podemos, con los que también se tendrá que poner de acuerdo. Aunque parece que se entenderán mejor que sus colegas del Govern. Torra ya ha advertido a Aragonés, su vicepresidente, que él no puede negociar en nombre del Govern y que no está muy por la labor de ir a una mesa que él no ha parido.
Primer escollo-duda: ¿Acudirán representantes de JxC a la mesa o se quedará coja de una pata?
De lo que quieran. "Todas las partes aportarán con libertad de contenidos sus propuestas detalladas sobre el futuro de Cataluña", dice el texto. Se pone el asunto encima de la mesa y se argumenta, se debate, se le da todas las vueltas que sean necesarias para llegar a acuerdos. No hay más pistas de qué pasa en caso de que se presenten propuestas antagónicas sin posibilidad de acuerdo y no se prevé ningún mediador.
Segundo escollo-duda: ¿Qué ocurre si no se alcanzan soluciones satisfactorias para las partes?
El texto dice que las partes fijarán plazos concretos para sus reuniones con un calendario transparente. El arranque ya está claro y será a partir del 21 de enero, es decir, 15 días después de que Sánchez sea investido Presidente. Lo que no se sabe es si, además de transparente, el calendario puede ser flexible a la vista de la complejidad del asunto.
Tercer escollo-duda: ¿Qué pasa si se llega al final del plazo previsto en el calendario sin las ansiadas conclusiones?
El texto firmado así lo prevé: "Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Cataluña, de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político." Obsérvese que solo se contempla la votación de los ciudadanos catalanes, por lo tanto los asuntos aprobados no podrán afectar a la soberanía nacional, puesto que en ese caso habría que someterlo al resto de la población española.
Cuarto escollo-duda: ¿Se aprobará algo que sólo se tenga que someter al consulta a los ciudadanos catalanes?
El texto aprobado por ERC y PSOE permite que cada parte esté pensando en cosas muy distintas. Es lo suficientemente ambiguo como para que unos piensen en independencia y otros en reformas controladas. Pero este acuerdo tiene una conclusión clara e inequívoca: sirve para que haya Gobierno en España.