El discurso de Navidad del Rey Felipe VI presentaba una vez más la sombra del rey emérito ahora que sus deseos de volver a España son cada vez más notables. Pero no ha sido mencionado en el discurso, al menos de una forma directa porque el Rey Felipe VI sí ha vuelto a hacer hincapié en la responsabilidad de loas instituciones si queremos que España se enfrente a todos los desafíos que se le presentan hoy: desde la pandemia, a la crisis económica o la revolución tecnológica.
El Rey Felipe VI ha destacado que para hacer realidad ese cometido todos los que integran las instituciones deben tener siempre presente los intereses generales y pensar en los ciudadanos, y centrarse en sus inquietudes, en sus preocupaciones, estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas. Debemos estar en el lugar que constitucionalmente nos corresponde; asumir, cada uno, las obligaciones que tenemos encomendadas, ha señalado, dejando una frase que es toda una declaración de intenciones: las instituciones deben respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y moral.
El Rey ha vuelto a incidir en algo que se ha convertido en una constante en los discursos de Navidad durante todo su reinado. En un país más polarizado que nunca, donde hay hasta insultos en el Congreso de los Diputados y trifulcas de brocha gorda, el rey Felipe VI ha vuelto a destacar la necesidad de entendimiento y colaboración, no solo para dignificar las instituciones sino para generar la confianza de los ciudadanos, que es cierto que en los últimos tiempos sufren un desapego importante ante la política. En este sentido, el rey Felipe VI ha apostado porque las diferencias de opinión no deban impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro. En un aviso a navegantes ha dejado claro que si sabemos adónde nos queremos dirigir, también debemos ser conscientes de dónde venimos y ahí ha hecho una defensa a ultranza de la Constitución española como garante y recordando el esfuerzo de otras generaciones -en una referencia velada a la Transición- en la que se tuvo sentido de la historia, grandes acuerdos, generosidad, responsabilidad y visión de futuro.
El Rey ha defendido que la Constitución, con la que nos integramos plenamente en las modernas democracias occidentales y cuyo espíritu nos convoca a la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espíritu integrador frente a la exclusión; nos convoca permanentemente a una convivencia cívica, serena y en libertad. Y sigue siendo, pese a la controversia que provoca entre los políticos su intento de reforma, "la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrática frente a las crisis, serias y graves de distinta naturaleza, que hemos vivido, y merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad".
Las imágenes y símbolos que han rodeado al Rey también han sido un elemento muy significativo en su discurso de Nochebuena, donde ha habido un gran protagonismo para la Princesa de Asturias y la infanta Sofía.