"Hola soy Daniel, ya sabéis como trabajo y no voy a entrar en el piso. La policía ha estado ya picando la puerta". Han sido las primeras frases de los desokupas contratados por el dueño de la vivienda okupada por los menas en Barcelona, que ha tomado esta drástica decisión para recuperar su vivienda. Y ha dado resultado porque los menas han abandonado la casa.
Los desokupas, como siempre con un aspecto militar que impresiona, se quedaron a las puertas de la vivienda para esperar a que los menas salieran. Según testigos presenciales hicieron la advertencia que suelen hacer en estos casos porque su trabajo consiste es que cuando los okupas salen de la vivienda les impiden de nuevo el acceso a la misma. La frase esta vez fue: "todos los que salgan no van a volver a entrar". Los desokupas cobran a partir de 4.000 euros
Los desokupadores establecieron conversaciones con los okupas informándoles de que no se iban a tomar represalias legales contra ellos si abandonaban la vivienda. Uno de los oukpas salía por la ventana y los desokupas le solicitaron negociar la salida.
La situación no dejaba de ser dantesca porque mientras, los Mossos esperaban fuera de la misma porque poco pueden hacer, ya que solo pueden actuar si la okupación se produce en caliente. Si los okupas ya están dentro de la casa deben esperar a las medidas judiciales.
La mitad de los menores extranjeros no acompañados (menas) abandonan los centros en los que deberían recibir protección solos o de la mano de mafias porque nadie les confirma si van a conseguir papeles antes de cumplir los 18 años o porque se pasan los días sin hacer nada, denuncia Unicef.
Esto tiene sus efectos colaterales porque estos menores se han convertido en víctimas propicias de las mafias o han sucumbido a la violencia. La mayoría de los menores extranjeros no acompañados (MENAs) acogidos en el Estado español son varones; su promedio de edad es de quince años y medio, pero está aumentando el número de los que están en la franja de 13 a 14 años; la mayoría son de las zonas del Magreb y el Sahel; alrededor del 70% proceden de familias numerosas de escasos recursos. Basten estos datos para poner en contexto la realidad que se vive en Barcelona, donde un grupo de Menores Extranjeros No Acompañados (MENAS) sembraba el pánico entre los vecinos de un bloque de viviendas al okupar por la fuerza y a plena luz del día un piso.
Los vecinos trataron de evitar la okupación, a lo que los menas respondieron con una extrema violencia: con golpes y cinturones. Ahora no ha sido el caso con los desokupas. Los habitantes del inmueble han confesado que han vivido una pesadilla. “Llevamos dos noches sin dormir por los follones que montan”, expresaba uno de ellos. A los menas poco parecía importarles la presencia de vecinos o de la Guardia Urbana.
De hecho, se paseaban delante de ellos con un colchón que metieron en el piso por la noche y, por el día, lo lanzaban por la ventana junto a ropa y otros objetos. Los propios vecinos reconocían que en las últimas horas los menas magrebíes han tenido una actitud violenta. Este jueves agredieron a los periodistas que trataron de informar del incidente. Pese a que el propietario llamó a la Guardia Urbana, estos no pudieron hacer nada por desalojar a los okupas magrebíes, que siguen en la vivienda.
De hecho varias vecinas confesaban que sentían miedo de salir a la calle. Este tipo de desokupaciones consiste en una labor de desgaste. El presidente de la Comunidad autorizó la "presencia de los desokupas ante la inacción de los Mossos". Al final la presión ha dado sus frutos y los menas han abandonado el piso.