Vuelven el desmadre y los botellones a Baleares mientras Reino Unido veta a España
Armengol ha reiterado que el Govern recomienda que las reuniones sociales sean de un máximo de 10 personas en interior y 15 exterior
Y tras siete meses de calma, el macrobotellón reconquista la arena con Reino Unido vetando a la isla
La presidenta del Govern balear, Francina Armengol, ha recordado este viernes que los botellones ya estaban prohibidos antes de la pandemia
El desmadre de otros tiempos. Sin apenas mascarillas ni distancias regresa inmediatamente a la playa de Palma. La justicia acaba de tumbar el toque de queda y el límite a las reuniones sociales decretado por la comunidad. Y tras siete meses de calma, el macrobotellón reconquista la arena. Desenfreno protagonizado, sobre todo, por jóvenes turistas alemanes. Y eso con Reino Unido vetando a España y a las islas.
La presidenta del Govern balear, Francina Armengol, ha recordado este viernes que los botellones ya estaban prohibidos antes de la pandemia de la COVID-19, aunque ha reconocido que "es una problemática que quizá se vive ahora con más intensidad". Preguntada por los botellones que se han visto en Palma esta noche, la primera sin toque de queda en Baleares tras anularlo el Tribunal Supremo, Armengol ha insistido en que "lo que no se podía hacer antes, no se puede hacer ahora". "Hay una normativa de pandemia que tiene que ver con la protección de la salud y una normativa que ya estaba vigente antes. Los botellones están prohibidos en Baleares", ha señalado.
De esta forma, la presidenta ha apelado a la responsabilidad individual y colectiva, porque "si hay aglomeraciones, puede llevar a que haya contagios no deseados". También ha recordado que hay controles específicos para velar por el cumplimiento de la normativa. Por ello, este jueves se adelantó el dispositivo de la Policía Local de Palma, previsto para este sábado, ante la finalización del toque de queda unos días antes. Armengol ha reiterado que el Govern recomienda que las reuniones sociales sean de un máximo de 10 personas en interior y 15 exterior.
También turistas borrachos en las calles de Barcelona. Algunos, de despedida de soltero, se resisten a terminar la fiesta para desesperación de los vecinos que duermen con tapones. Sí echan de menos el confinamiento.