Las cifras del coronavirus continúan marcando una tendencia clara de ascenso. En el último balance epidemiológico, el Ministerio de Sanidad ha constatado otros 22.744 casos y 197 muertes por covid-19, lo que sitúa el total en 3.370.256 positivos y 76.525 decesos desde el inicio de la pandemia.
Hoy, la incidencia acumulada a 14 días roza casi los 200 puntos, situándose exactamente en 199,00 casos por 100.000 habitantes. Y la previsión no augura una mejora. Más bien al contrario, porque lo que se espera, de hecho, es que empecemos a constatar “a partir de los próximos días”, e incluso hasta “finales de la semana que viene”, los efectos y el impacto de la movilidad de la Semana Santa en la transmisión del virus.
Así lo ha advertido durante su comparecencia el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien ha subrayado que ya en estos momentos nos mantenemos en “una progresión ascendente que se centra en 2 o 3 comunidades autónomas”, pero que realmente recoge un ascenso “aunque sea más suave o estabilizado” en “todas” ellas.
“La transmisión que estamos viendo y vamos a ver durante los próximos días es la que se produjo aproximadamente, día arriba, día abajo, durante la Semana Santa. Eso lo vamos a ver de aquí al final de la semana que viene. Frenar lo que ya pasó no lo podemos hacer. Ni lo que ya pasó ni lo que pasó en los 2 o 3 días posteriores. Sí podemos frenar lo que pueda pasar de aquí adelante”, ha dicho, llamando a intentar evitar que lleguemos a incidencias cercanas a 250 o 300 casos, lo que nos pondría en riesgo muy alto.
Su previsión es clara: “Va a seguir subiendo, esperemos que suavemente, y que se pueda controlar”, ha dicho, pero todo ello dependerá de lo bien que apliquemos las medidas de restricción mientras seguimos ganando tiempo con la vacuna.
“Cada semana tenemos un porcentaje mayor de personas inmunes. Cada semana tenemos una probabilidad menor de que la evolución de la epidemia sea tan rápida como hemos observado en otras olas”, ha manifestado Simón. Y esa, precisamente, es la gran esperanza de cara a esta nueva onda epidémica que ya para muchos podría ser llamada cuarta ola; una cuarta ola que efectivamente, según las autoridades sanitarias está teniendo una velocidad más lenta y sostenida, algo que podría estar asociado a ese cómputo resultante de los esfuerzos de la campaña de vacunación y las medidas dispuestas, que en el caso de esta Semana Santa pasaron por un cierre perimetral autonómico obligatorio y un toque de queda mínimo de 23:00 horas a 6:00, con un margen de variabilidad de una hora para cada comunidad.
En este contexto, realizar una predicción sobre cuánto tiempo podría estar incrementándose esta nueva onda epidémica, con qué velocidad y en qué momento llegaría a su pico, es una tarea compleja y todavía verdaderamente incierta.
Recientemente, la presidenta de la Comunidad de Madrid manifestaba en esta misma casa, entrevistada por Pedro Piqueras en Informativos Telecinco, que el virus tenía un ciclo entre oleadas de “ocho semanas”. En este caso, la realidad es que nuestro precedente más inmediato, es decir, el de la vertiginosa tercera ola, más o menos se ajusta a esos tiempos.
Analizándola detenidamente, la tercera ola comenzó su ascenso el día 11 de diciembre, cuando la incidencia acumulada a 14 días se situó en 189,56, frente a los 188,72 del día previo.
El 14 de diciembre, justo 7 días después del inicio del puente de la Constitución, la incidencia era de 193,65 casos por 100.000. Desde ese momento, la cifra no dejó de crecer de forma vertiginosa, y los días festivos dejaron claro, una vez más, que son sumamente suculentos para un virus deseoso del incremento del contacto social y los desplazamientos masivos.
Así, el 24 de diciembre la incidencia era ya de 262,79, al tiempo en que a Nochevieja llegábamos con 279,51 casos por 100.000. Con la transmisión en alza y en plenas Navidades, los augurios y las predicciones de todos los expertos que advertían de una fuerte tercera ola, sin duda se cumplieron.
Para el día de Reyes, la incidencia ya estaba en 296,29, y ya era demasiado tarde, en efecto, para deshacer los errores y los excesos cometidos en los días anteriores en que las medidas fueron relajadas en demasía, como prueban los datos.
El 25 de enero, Fernando Simón pedía un “descenso rápido” ante la dramática situación que vivían las UCI, cuya ocupación, a nivel nacional, estaba por encima del 40%.
El 27 de enero, 47 días después de su arranque, la tercera ola llegaba a su pico máximo, con 899,93 casos por 100.000 habitantes de incidencia acumulada a 14 días. Justo una semana después, el 3 de febrero, las UCI marcaban también su pico máximo de ocupación, alcanzando el 44,4%; una situación límite que nuevamente ponía a los sanitarios en la máxima presión.
Expuestos los precedentes, la nueva onda epidémica que vivimos hoy arrancó el 17 de marzo, justo el día en que entraban en vigor las medidas dispuestas por el Ministerio de Sanidad, en consenso con el Consejo Interterritorial, para establecer los cierres perimetrales autonómicos y el toque de queda con motivo del puente de San José.
Nuevamente, en una fecha de festivo, la incidencia comenzaba al alza, situándose exactamente en 127,91 casos por 100.000.
Los cierres y las medidas dispuestas por San José finalizaron el día 21 de marzo, pero apenas días después, el 26, nuevamente volvían a estar en vigor para Semana Santa; para evitar caer en errores del pasado e intentar mitigar los desplazamientos masivos y el aumento de los contactos sociales que suelen producirse en estas fechas. Entonces, la incidencia estaba en 138,6.
El 9 de abril, es decir, hace apenas 3 días, finalizaba la normativa obligatoria con las medidas de Semana Santa, si bien solo Madrid, Canarias y Baleares han decidido levantar los cierres perimetrales. La incidencia era de 182,09. Hoy, 12 de abril, rozamos ya los 200, mientras la ocupación de UCI se eleva al 21,57%, o lo que es lo mismo, más de 1 de cada 5 pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos lo están por covid-19.
Con esto en cuenta, si la evolución fuese similar a la de la tercera ola, podríamos esperar que el pico máximo de esta nueva onda epidémica en la que nos encontramos llegase en una fecha próxima a primeros de mayo. Sin embargo, como constatan los datos y como refiere el Ministerio de Sanidad, la realidad es que en esta ocasión, y por el momento, la velocidad de esta ola es mucho más lenta y sostenida, y sin duda las vacunas tienen mucho que decir.
Con un segundo trimestre esperanzador, en el cual se esperan la llegada de dosis de una forma más masiva, España confía en seguir encaminando el todavía lejano objetivo de inmunizar a un 70% de la población a finales del verano. Por el momento, se han administrado 10.784.997 dosis, y 3.108.437 personas tienen ya la pauta completa.