Vacunas y mascarillas. "Ciencia y prevención", dijo. Con esas dos herramientas piensa Pedro Sánchez que España logrará sortear la "ola" de ómicron que ha elevado la cota de contagios hasta cifras récord. Reconquistar los que denominó "espacios de libertad". El presidente del Gobierno, poético, cerró con esta idea la Conferencia de Presidentes que había convocado de manera extraordinaria para coordinar una respuesta a la escalada de incidencia provocada por la nueva variante.
Su receta, sin embargo, desplegada en un plan de hasta nueve medidas que desveló recién iniciada la cumbre, tras cuatro días de disparar la curiosidad por ellas con su silencio, no ha satisfecho las expectativas de muchos de sus interlocutores, que ven difícil lograr el objetivo propuesto, la coordinación, si el Gobierno no da un paso adelante para imponer las medidas más duras.
Entre las propuestas del Gobierno no hay una sola mención a los aforos, ni a los horarios, ni mucho menos al toque de queda que el ejecutivo catalán ha impuesto por su cuenta. Sánchez no está por a labor de entrar en ese terreno, que por otra parte todos tratan de evitar, mientras puedan. El presidente admite que "todos guardamos memoria y tenemos temor" a ómicron, pero entiende que "no estamos en marzo ni en navidades de 2020". Por eso cree que vale para la actual amenaza con esa doble herramienta que propone. Acelerar la vacunación -y para ello ha puesto al ejercito a disposición-, e incidir en la prevención, razón por la cual ha vuelto a reimplantar la mascarilla obligatoria. Por cierto, con tantas excepciones que apenas supone cambio con la situación actual.
Sobre su aparente prevención a entrar en cuestiones como la limitación de aforos el presidente dejó claro que "cada comunidad puede tomar sus decisiones". Su tesis es que "cada territorio tiene su particularidad, y es importante aterrizar las medidas en la realidad de cada uno de ellos". Entiende que los presidentes tienen su margen de actuación, y que además ya ha hecho bastante trasladando por ley al Supremo la responsabilidad de dirimir las diferencias de criterios que se han podido dar entre los Tribunales de Justicia en el caso de algunos recortes de derechos. "Rompo lanza en favor de los TSJ, la mayor parte de las medidas han sido refrendadas", recordó.
Con esta postura de Moncloa, la Conferencia de Presidentes les supo a poco a muchos de ellos. Al murciano López Miras, por ejemplo, que entiende que la postura de Sánchez augura 17 navidades distintas: "Esperaba una respuesta de país y no la ha habido". O a Pere Aragonès: "Las medidas son insuficientes". "He pedido medidas más valientes y coordinadas en la medida de las que se aplican en Cataluña".
El lehendakari Urkullu, por su parte, se lamentaba así tras la cita: "Me ha sorprendido escuchar que mañana, día 23, se reunirá el Consejo de Ministros de manera extraordinaria para adoptar medidas que ya están decididas". Se refería Urkullu a las que, en ausencia de actuaciones más contundentes, se vinieron a convertir en las estrellas de la conferencia: las mascarillas.
Vuelven a ser obligatorias. Salvo para hacer deporte. O en el monte. O en la playa. O estando solos. O si se está con la unidad familiar, O si, no estando con la unidad familiar, se mantiene la distancia de 1'5 metros con el acompañante. O sea, lo que ha venido haciendo gran parte de la ciudadanía desde que dejaron de ser obligatorias allá por el mes de junio. Alguna de las excepciones -como la exención en el medio rural o la playa- las habría introducido a instancias de presidentes como los de Galicia, Aragón, Castilla y León, La Rioja y Murcia.
Aun así, tampoco con esto se libró de criticas el presidente, pese a que se encargó de subrayar que la idea contaba con el respaldo de una "amplísima mayoría" de las Comunidades Autónomas. En concreto Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia y País Vasco habían adelantado que lo iban a pedir.
Todavía no habían acabado los presidentes su reunión cuando ya sonaban las primeras quejas. Para Íñigo Errejón, de Más País, resulta "inútil": “Un error político grave", dijo. Para Gabriel Rufián, de ERC, es como dar un “paraguas para un tsunami”. El más agresivo fue Santiago Abascal, presidente de Vox, que saludó la medida con una ristra de acusaciones: "Este aprendiz de tirano ya sobrepasa todos los límites. No hay criterio sanitario, ni mucho menos legal, que apoye este disparate de las mascarillas. Responderemos en los tribunales. Mientras tanto , si yo voy por la calle y con distancia suficiente no me la voy a poner", advirtió.
De los presidentes convocados por Sánchez a la reunión, la de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está entre las que se desmarcó de esta medida estrella. "No compartimos las mascarillas obligatorias al aire libre si hay distancia", hicieron saber fuentes de su Gobierno, que despacharon la conferencia con poco menos que una enmienda a la totalidad.
Ayuso, cuentan estas fuentes, no está de acuerdo tampoco con los rastreadores militares - "¿Cuántos? ¿Cómo?"-, ni con los "cierres sin datos sanitarios como han propuesto muchos". Lo que reclama es una ley de pandemias, más fondos, más test, y más vacunas para niños, que ya advierten: "Nos van a faltar".
Para el presidente del Gobierno, sin embargo, hay instrumentos legales "suficientes" y de momento cree que también dinero. En concreto "7.000 millones de euros consignados" para afrontar este nuevo tramo de la pandemia. "En defensa d la salud y contra la covid no va haber problema", aseguró haciendo ver su disposición a revisar esa cifra su fuera necesario. Consciente, aseguró, de "la fatiga y la preocupación" que ha llegado de la mano de ómicron. Recordando "la ejemplaridad" demostrada en anteriores olas por "nuestros compatriotas".