Nacido el 3 de agosto de 1951 en la localidad cordobesa de El Carpio, fue precisamente también un día 3, pero de noviembre de 2017, cuando era arrestado por la Policía Nacional en el marco de un operativo anticorrupción ordenado por la Audiencia Nacional, quien lo investigaba por lucrarse con “servicios especializados de inteligencia y de facilitar la entrada ilegal de ciudadanos no comunitarios en territorio español”. Junto a su ‘colega’ Carlos Salamanca, excomisario de Barajas, así como otros detenidos, ingresó en la prisión de Estremera, la misma en la que se encuentran ahora Oriol Junqueras y los exconsellers por la causa del procés.
Acusado de delitos de cohecho, blanqueo de capitales y pertenencia a una organización criminal, resulta difícil, echando la vista atrás a su larga y sinuosa trayectoria, encontrar un caso de corrupción en el que no haya estado implicado de una forma u otra. Desde el caso Lezo y el famoso ático de Ignacio González; la Gürtel; el polémico caso de ‘El pequeño Nicolás’ y su guerra con el CNI; la ‘Operación Cataluña’; pasando por las conversaciones con Corinna sobre el rey emérito… hasta llegar a seguir siendo noticia hoy por poner contra las cuerdas a la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, después de que se filtrasen unas conversaciones que demuestran que ambos se conocían, algo que ella al principio negaba. La última grabación que se ha filtrado, de hecho, da una perspectiva de la obsesión del comisario Villarejo con el escrupuloso manejo de la información como fuente de poder. En ella, la ahora ministra de Justicia supo de boca de éste que contrató prostitutas para sacar información a políticos y empresas:
"¿Sabes lo que hice para llevarme al huerto a todo el mundo? Montar una "agencia de modelos. Le ponías una 'chorbita', se la tiraba (...) Y contaban las cosas para que las chicas se sintieran cautivadas. (...) Era la información vaginal que yo decía."
Con esas palabras se refiere Villarejo a una de las actividades que decía haber realizado a principios de los años 90, cuando estaba en excedencia, si bien la información obtenida la compartió con la Policía. "Le dimos buena información en su día al gremio. Pero que funcionaba como un tiro aquello”, se jacta en la grabación, que recoge una conversación en la que también estaban el juez Garzón y cuatro mandos policiales.
OBSESIÓN POR LA INFORMACIÓN COMO FUENTE DE PODER
No obstante, ese es solo un ejemplo que delata su afán por aglutinar toda la información posible. Información con la que poder contrarrestar ataques u organizar ofensivas, porque el hombre de las cloacas del Estado cuando se ha defendido lo ha hecho también atacando: enseñando los dientes. Por eso, por esa forma de concebir su profesión y el entorno en el que se movía, –ese barro que creía que nunca llegaría a cubrirle hasta la cabeza para terminar hundiéndose en él–, hizo de grabar las conversaciones que mantenía con sus interlocutores una verdadera obsesión.
EMPRESARIO DE ÉXITO
Villarejo ingresó en el Cuerpo de la Policía en 1973, y en 1975 ya había sido destinado en la comisaría de Guipúzcoa, donde participó en numerosas detenciones y operaciones contra ETA, FRAP y Grapo. De hecho, recibió la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco.
Sería más tarde cuando llegaría a la capital, en 1979, embarcándose en la lucha antiterrorista en la comisaría del Retiro. Cuatro años después se dedicaría al ámbito empresarial durante una década de excedencia, si bien, como revelan las grabaciones filtradas, no dejaría atrás ese afán por seguir aglutinando información sensible de altos cargos y gente con cierto poder. Durante este tiempo, Villarejo llegó a participar en 12 sociedades, acumulando un capital superior a los 12 millones de euros, de acuerdo a una información que publicó El País.
EL AGENTE ENCUBIERTO… MÁS CONOCIDO DE ESPAÑA
Tras volver de la excedencia, Villarejo retomaría su tortuoso camino para convertirse, paradójicamente, en el “agente encubierto” más conocido en España.
Implicado en el denominado ‘Informe Véritas’, en el cual recabaron datos relativos a políticos, periodistas, empresarios y jueces, con el objetivo principal de desacreditar al juez Gardón, pronto se descubrirían todos los escándalos en los que estaba envuelto e implicado.
Acostumbrado a trabajar camuflado en el fango de las cloacas, sería en 2014 cuando las miradas, definitivamente se iban a centrar en él. Tras su presunta relación con una grabación en octubre de ese año a policías y agentes del CNI en el marco del caso del pequeño Nicolás, la posterior difusión de la grabación sobre el caso del ático de Ignacio González en Esteponagrabación sobre el caso del ático de Ignacio Gonzálezen Estepona terminó por exponerle del todo.
Embarcado igualmente en una lucha sin escrúpulos con el comisario Martín Blas y relacionado también con los informes contra independentistas catalanes, Villarejo llegó incluso a ser acusado de apuñalamiento por la doctora Pinto, quien previamente denunció al empresario López Madrid, amigo de los reyes, por acoso. En la rueda de reconocimiento, le señaló “sin ninguna duda” como la persona que le pinchó en el costado el 10 de abril de 2014.
Quizás su ingreso en prisión provisional sin fianza en noviembre del pasado año podía sugerir que eso iba a frenar la vorágine de escándalos que rodeaba al comisario de las cloacas del Estado. Sin embargo, a la luz de las últimas grabaciones filtradas que señalan nuevamente a un miembro del equipo de Pedro Sánchez, –Dolores Delgado, ministra de Justicia–, lo cierto es que el capítulo Villarejo está lejos de cerrarse.