Los comerciantes de Barcelona denuncian pérdidas de hasta el 90% tras la sentencia del procés
El transporte público se tiene que desviar y los vecinos se quejan del ruido y la higiene en la acampada en plaza Universitat
Han pasado 17 días desde que los CDR convocaron una acampada indefinida en plaza Universitat. Muchos de los manifestantes han abandonado la acampada, pero quedan los suficientes como para inutilizar una de las principales arterias de Barcelona. El transporte público se tiene que desviar, los vecinos se quejan del ruido y la higiene, y los comerciantes están sufriendo pérdidas millonarias desde que comenzaron las protestas.
La asociación de comerciantes Barcelona Abierta denuncia unas pérdidas en los comercios de entre el 40 y el 90%, que no hacen más que prolongarse en el tiempo. Los vecinos denuncian que no hay derecho a que las empresas tengan que sufrir estas pérdidas. Además, muchos de los que viven cerca de la acampada indefinida denuncian la suciedad que les rodea, algo que consideran antihigiénico. Otros denuncian que el ruido no les deja dormir por las noches.
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Algo que indudablemente afecta al turismo, que decrece sin frenos desde que comenzaron las protestas. Lo manifiestan los comerciantes, algunos dicen que los turistas llegan, preguntan qué está pasando y se van, algo que cerca de la Navidad puede ser catastrófico para la industria.
En la pasada noche los CDR cortaron varias calles principales de la ciudad condal, cuando se cumple un mes desde que el Tribunal Supremo comunicase la sentencia del procés. La protesta fue convocada por Arran y los CDR, en ella llamaban a los simpatizantes más radicales del movimiento independentista a continuar movilizándose en las calles bajo el lema 'Ante la represión, no claudicamos: Avanzamos! Fuera las fuerzas de ocupación!'.
A la llegada de la noche se volvió a repetir lo que la ciudad de Barcelona lleva viviendo muchas noches desde hace un mes. Las protestas, en un principio pacíficas, se convirtieron en una manifestación vandálica. Los contenedores que habían sido repuestos tras la primera quema fueron ayer de nuevo destrozados. En su mayoría quemados para hacer barricadas que cortaban muchas de las arterias principales de la ciudad, algunos de los vecinos trataban de apagarlos o de apartarlos para que la fuerza de las llamas no acabase con más mobiliario urbano, como ha ocurrido en otras ocasiones.