El volcán de Cumbre Vieja en La Palma continúa emitiendo grandes cantidades de lava, alimentando sin cesar ríos incandescentes que no paran de generar destrucción en la zona. Con la isla sumida en una densa e inmensa nube negra, con los niveles de cenizas en suspensión sobrepasando los límites y obligando a la cancelación de vuelos, las coladas avanzan incrementando el temor y la angustia de los palmeros.
La lava que sale del cono, formando una especie de lago en la ladera del volcán, se ha desbordado formando diversas ramificaciones, creando más daño en zonas de exclusión ya castigadas.
Preocupa, y mucho, la llamada colada 3, que podría cortar una carretera fundamental para los servicios de emergencia. La lava se está derramando hacia el oeste y amenaza concretamente una de las dos vías que da acceso a Puerto Naos, lo que no solo dificultaría las labores a los equipos de emergencias, sino también la entrada y salida de los vecinos que continúan yendo a sus viviendas para rápidamente sacar sus enseres, o a sus fincas para regarlas.
Prácticamente toda la fuerza, todo el magma del volcán alimenta la zona sur, realimentando la vieja colada 3. Tanto que surge una nueva ramificación, que sería la colada 11. Esta es, justamente, la que se aproxima a esa carretera principal.
“Nos está amenazando con cortar una de las dos vías que tenemos de llegada de bajada a Puerto Naos”, ha dicho Miguel Ángel Morcuende, director Técnico del Pevolca.
Si esto sucede, se complicaría muchísimo la movilidad de servicios de emergencia, riego de los cultivos y los trabajos con la desaladora.
La superficie de las coladas se ensancha ahora hacia el sur, y ya son 3.100 metros lo que separa la colada más al norte de la del sur, y una superficie total afectada de casi 1.000 hectáreas: 997.