Verdejo, el diputado 'broncas' de Vox que carga contra el islam en Ceuta, mientras da clases a niños musulmanes
Susana CamachoMadrid
Carlos Verdejo de Vox señalando al diputado Ali, en la Asamblea de CeutaAntonio Semperes / Europa Press
El portavoz de Vox en Ceuta lleva siete meses incendiando los plenos de la Asamblea regional, y provocando su suspensión
Verdejo militó en las Nuevas Generaciones del PP, pero se pasó a Vox para convertirse en azote de sus excompañeros
Es profesor de un instituto de Ceuta en el que el 90% del alumnado es musulmán
“Sinvergüenza”, “fascista”, “niñato” o “racista”. Estos son algunos de los calificativos que dedican a Carlos Verdejo sus adversarios políticos, cuando, con frecuencia, consigue sacarles de sus casillas. Algo que se le da especialmente bien al portavoz de Vox en la Asamblea de Ceuta, que abandonó las Nuevas Generaciones del PP, para con sólo 23 años tomar las riendas del partido de Abascal en la ciudad autónoma y convertirse en su número dos.
Carlos Verdejo, 30 años, tiene fijado en su cuenta de Twitter este mensaje: “El que se humilla para evitar la guerra, tendrá la humillación y tendrá también la guerra”. Toda una declaración de intenciones de este profesor de educación física de instituto. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y con dos másteres en su haber, los partidos musulmanes de Ceuta le recriminan su “fanatismo” con el que incendia los plenos en Ceuta. “Tiene usted alumnos musulmanes. ¿Son también quintacolumnistas marroquíes? Dígales que no son españoles”, le espetó esta semana el diputado Mohamed Alí, de la coalición Caballas.
El portavoz de Vox en la Asamblea de Ceuta es profesor de educación física en un instituto, donde el 90% del alumnado es musulmán, y han recogido firmas contra él
“Ha sido el único momento en el que se le ha cambiado la cara, porque él da clases en el instituto Clara Campoamor, donde más del 90% del alumnado es musulmán”, cuenta Mohamed Alí, en conversación con NIUS.
A Verdejo le han montado manifestaciones a las puertas de ese instituto donde sigue impartiendo clase, -todo hay que decirlo, con escaso poder de convocatoria-, y los padres y madres de sus alumnos han recogido firmas para que se le expulse de la docencia, sin éxito.
Verdejo o la bronca continua contra todos
Verdejo ha ido cimentando su carrera política a golpe de bronca, jaleada por sus jefes desde Madrid. “Ánimo Carlos. No nos van a atemorizar ni los invasores ni sus cómplices”, le animaba el propio Abascal tras la tremenda trifulca con el diputado socialista Juan Gutiérrez, que no aguantó más las provocaciones del portavoz y estrella ascendente de Vox. Su presidente en Ceuta, Juan Sergio Redondo, se refiere a él como "un político joven, preparado, brillante y por encima de todo un ceutí valiente”. Sus incendiarias intervenciones han provocado la suspensión de los plenos en Ceuta durante semanas.
En enero él, y otros dos diputados de Vox casi llegan a las manos con Alí, después de que el líder de la coalición Caballas les llamara “cobardes” y les retara a “salir a la calle”, lo que le costó al diputado musulmán una querella por amenazas. Sólo unos días antes, dos diputados de la formación de extrema derecha abandonaban el partido, tras denunciar los mensajes islamófobos en el chat de Vox de Ceuta. En ellos se podían leer cosas como “por fin le hemos puesto la cruz a un moro”, o preconizaban la Tercera Guerra Mundial contra el islam.
En febrero le dijo a la diputada musulmana Fátima Hamed que era “yihad y sharia”, “un retroceso social y un fracaso del sistema educativo español y la integración” además de acusarla de estar “del lado de la delincuencia”.
Bronca entre el diputado de Vox, Verdejo, y el presidente de Ceuta, Juan Vivas
El 27 de mayo el presidente de Ceuta, Juan Vivas, tenía que suspender el pleno tras el cruce de insultos entre Verdejo y el resto de los grupos de la Asamblea a cuenta de la crisis diplomática y migratoria desatada por Marruecos, y la presencia de Santiago Abascal en la ciudad. “Quintacolumnistas", "promarroquíes" y "traidores", disparaba Verdejo aferrado a sus grandes clásicos, mientras un diputado del PP le tachaba de “sinvergüenza fascista”.
Los plenos volvían a suspenderse en Ceuta el 28 de junio, cuando un reincidente Verdejo, acusaba de nuevo a los diputados musulmanes de la cámara regional de “promarroquíes” y “quintacolumnistas”. ¡Otra vez!, pero no la última.
Bronca a gritos entre el portavoz de Vox, Carlos Verdejo, y un diputado del PSOE
Esta semana, los insultos volvían a la Asamblea de Ceuta. "Gilipollas", "payaso" y "tonto". Una nueva bronca a gritos en el pleno de la cámara, con el mismo protagonista, Carlos Verdejo, en esta ocasión a mamporrazo limpio con un diputado del PSOE. Al día siguiente, durante la declaración de persona ‘non grata’ a Santiago Abascal, Verdejo seguía con la misma matraca, mientras intentaba incendiar el pleno acusando a las “parturientas marroquíes” de “colapsar” la sanidad.
“Yo creo que quiere promocionar. Al inicio de legislatura no era así, pero ahora provoca los enfrentamientos con todo el mundo. Fuera de micro hace comentarios, sobre todo a la bancada popular. Lo que quiere es crear una figura que sea referente y que tenga el apoyo de los mandamases de Madrid para hacer carrera política. A mí me parece bien que quiera hacer carrera política, pero no a costa de cargarse la convivencia en Ceuta”, opina el líder del partido musulmán Caballas, denunciado por Vox.
Lo que quiere es crear una figura que sea referente y que tenga el apoyo de los mandamases de Madrid para hacer carrera política. A mí me parece bien que quiera hacer carrera política, pero no a costa de cargarse la convivencia en Ceuta (Mohamed Alí)
Pero la polémica le persigue también fuera de la Asamblea de Ceuta. En las elecciones autonómicas del 26 de mayo, la policía tuvo que llamarle la atención porque interrumpía el paso a los votantes en un colegio electoral, dificultando así el libre ejercicio al voto. Entonces ganaron sus antiguos compañeros del PP. Meses después, en las generales del 10N, Vox se convirtió en el partido más votado. Una prueba de fuerza que hacen valer en las narices del Partido Popular, con su diputado más cañero.