La borrasca Barra desploma los termómetros y congela buena parte de España poniendo en jaque la operación retorno del puente de la Constitución. Intensas nevadas, lluvias y fuertes rachas de viento están generando grandes complicaciones en las carreteras, cumpliendo así lo previsto por la DGT, que en una inusual llamada había pedido adelantar la vuelta de las vacaciones ante la crudeza del temporal.
Pese a que las máquinas quitanieves han intentado tomar la delantera, la borrasca lleva ventaja en las carreteras del norte, grandes mantos blancos han obligado a los conductores a extremar la precaución.
En la autovía de las Rías Bajas, por su parte, protagonistas han sido la lluvia y el granizo, que han provocado una colisión con cinco turismos y un camión implicados; en total 17 personas, que afortunadamente han salido ilesas.
En total, hay casi 1.000 kilómetros en unas 70 carreteras con algún problema. Principalmente en Castilla y León, Asturias, Navarra y Aragón.
Mientras, en los pueblos de Huesca se arrastran las maletas por las calles heladas, con muchos asegurando que se marchan “antes de que venga el temporal” a aguar definitivamente el puente.
El fuerte temporal está barriendo especialmente todo el norte del país, dejando importantes nevadas en cotas cada vez más bajas. En Huesca, por ejemplo, hay acumulaciones de hasta 10 centímetros, mientras más allá, en Galicia, la previsión era de nevadas por encima de los 600-700 metros.
En Pedrafita, en Lugo, un gran manto blanco ha cubierto el municipio, mientras en A Coruña el temporal llegaba más en forma de lluvia y fuertes rachas de viento en zonas más bajas. De hecho, han llegado a los 80 kilómetros por hora en algunas zonas, dejando decoraciones arrancadas de cuajo.
Del mismo modo, la borrasca Barra ha dejado ver su inclemencia también en el mar, donde se han formado enormes olas. En el litoral se han visto de hasta 8 metros, azotando especialmente a lo largo del Cantábrico.
En San Sebastián, el acceso al Paseo Nuevo ha tenido que ser restringido por seguridad, aunque no todos han hecho caso a la amenaza de esas olas que han llegado a superar los 5 metros.
Mientras, en la ciudad la lucha a muerte era contra el viento, que hacía inútil desplegar los paraguas: “No sabemos qué hacer”, han señalado algunos vecinos.
Por su parte, en Castro Urdiales, Cantabria, el mar se ha metido dentro del castillo, mientras Santander a primera hora lucía inundada ante el temporal.