Cuando el virus amenaza con hacerse un hueco en la mesa surge el miedo y las anulaciones de reserva se produce la espantada de comensales. Los hosteleros empiezan a notar la sexta ola y el miedo a la variante ómicron. Y las cancelaciones de las cenas navideñas se suceden, en algunos casos en torno al 70 u 80 por ciento. El aumento de la incidencia ha echado el freno a muchas empresas, que han decidido cancelar las ya planeadas. Y más cuando a la puerta están los encuentros familiares que también se van a acabar limitando.
Porque aquí es fácil olvidar las medidas de prevención. Y el pasaporte covid o el test de antígenos no son un filtro infalible porque, aunque de negativo, no pueden garantizar que realmente se sea. Ahí está el caso de los sanitarios de Málaga que cumplieron todos los requisitos. Sí, para las reuniones navideñas el test es perfecto, de hecho, el aumento de su venta en farmacias es evidente, se ha convertido en un termómetro. Un falso negativo eso sí provocaría, sin saberlo, un brote entre los asistentes. Lo que no hay que olvidar son las normas antes de las cenas y quedadas de la Navidad.