Corinna no fue una buena conquista para el Rey emérito. Al menos le ha dado más problemas de los esperados. Le obligóa decir eso de lo siento no volverá a pasar y no solo eso. La cacería de elefantes es cosa de niños comparado con las grabaciones de Villarejo - entregadas por episodios por OK Diario de la mano de Cerdán- y también los movimientos del dinero, al que por lo visto Juan Carlos era más que aficionado - tenía hasta una máquina para contar billetes y se ponía como un niño con ella desvela Corinna-. Con recogidas de dinero de hasta 5 millones y fajos, presumiblemente, sorteando controles. Un drama que aún se investiga pero que se está convirtiendo en una tortura para el Felipe VI al que ahora se le piden gestos para distanciarse de su padre.
Que según Corinna, claro, lo pagaba todo y a todos. Del primero al último. Cierto que Felipe VI que ahora recorre España para animarla ante la pandemia de coronavirus, siempre ha dado gestos de transparencia y orden en la Casa Real tras asumir el mando y que todo lo que ahora sale en los medios debe ser demostrado, pero el daño a la imagen de la Monarquía de uno de los hombres que más ayudó a traer la democracia a España puede ser, paradójicamente, irreparable en tiempos en los que hay partidos políticos que consideran que la Monarquía es algo anómalo en estos tiempos y debe estar a debate.
El rey recorre las calles aclamado por los vecinos. Ante ellos muestra su preocupación por la despoblación en Soria. Por dentro lleva la presión que le genera la situación de su padre. Sánchez hoy no quiere insistir más en el asunto pero el Gobierno ya ha dejado claro que espera una decisión en La Zarzuela. El PP crítica la posición del Gobierno porque "está debilitando las instituciones del estado". Entre los socialistas, García-Page pide al Gobierno que no deje sola a la Corona defendiéndose a sí misma. Pero desde dentro de la ejecutiva socialista, Odón Elorza, pide más transparencia al rey y que se retire el titulo de rey emérito a don Juan Carlos. Un tratamiento honorífico que se le concedió con motivo de su abdicación. Entonces también se modificó la ley para que, finalizada su inviolabilidad, solo pudiera ser enjuiciado como aforado por el Tribunal Supremo.
En la última de las entregas de los audios de Corinna, se habla de un lujoso apartamento en la exclusiva zona londinense de Belgravia. La vivienda de varios cientos de metros cuadrados estaba valorada en más de 50 millones de libras, unos 55,5 millones de euros, y estaba ubicada cerca de la Embajada española. El rey emérito quería dársela a Corinna, pero esta dijo no, según los audios porque no podía justificar esa propiedad. Al final, al parecer, fue vendida.
En aquellas fechas, varias empresas españolas aspiraban a conseguir una parte de la concesión de un proyecto ferroviario de 2.250 kilómetros que unía toda la costa del Golfo. Las vías férreas de aquella macro obra surcaban el territorio del sultanato de Omán. Todo daba a entender que se repetía la misma fórmula del AVE Medina-La Meca, en Arabia Saudí, que ha acabado con Juan Carlos I en el Tribunal Supremo, relata Cerdán en OK Diario. Según la princesa alemana, ella se esforzó para convencer al entonces Rey de que era un error registrarla a su nombre porque, luego, debería justificar la procedencia del dinero para disponer de una mansión de lujo en el barrio residencial de Belgravia. Una zona en la que el metro cuadrado puede superar hasta los 60.000 euros.
A esto se suman las informaciones de El Confidencial en la que se describe que El rey Juan Carlos sacó cinco millones de euros de su cuenta en el banco Mirabaud de Ginebra antes de tener que cerrarla en el verano de 2012. A pesar de las continuas retiradas de efectivo efectuadas por el monarca, con reintegros periódicos de 200.000 y 300.000 euros, (algunas durante los peores momentos de la crisis), el saldo medio de la cuenta nunca bajó de los 60 millones de euros, señala el diario digital. Toda una tormenta perfecta se avecina para la Casa Real.