Agustina, una mujer que lanza un mensaje a los jóvenes tras vivir el infierno del covid: "Hay que respetar al virus"
Agustina ya ha recibido su tercera dosis, pero sigue teniéndole miedo al virus
Agustina no recuerda nada del 14 de septiembre a mediados de octubre de 2020, el día que se la llevaron al hospital
El testimonio de Agustina tras un mes en la UCI por covid: "Solo recuerdo la soledad de no saber dónde mirar y encontrar a alguien"
La cara de Agustina conmueve y satisface a la vez, el coronavirus ha puesto al límite su resistencia, pero ha demostrado su fortaleza. Dice que no es la misma, ni mucho menos, que hace un año, pero aquí está, con su pelo corto tras ganar la batalla. Se contagió con 70 años en la segunda ola y en la UCI del hospital madrileño Gregorio Marañón pasó algunos de los peores momentos de su vida.
Agustina siempre se protegió, pero se infectó de covid
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"No te acuerdas de nada, no conoces a nadie...", eso no lo olvida. Y siempre dice lo mismo. Cuidaba cada detalle, pero se contagió. "Llegaba a mi casa, me quitaba los zapatos, les echaba lejía. No sé cómo ni cuándo me puse mala", señala Agustina, a quien le sobra sentido común y responsabilidad para lanzar un mensaje dirigido a los que arriesgan la salud de todos con actitudes irresponsables.
"Que se den un paseíto por las UCI, y que vean a gente como yo que estamos medio paralíticos y nos va a costar salir. El campo siempre esta ahí y la fiesta lo mismo, pero esta enfermedad también ha dicho que está aquí y hay que quitarla de en medio cuanto antes. Si no vamos a acabar muy mal". Agustina siempre ha pedido lo mismo. Que los jóvenes respeten al virus y cuiden de los mayores, que como ella han sobrevivido pero nunca serán las mismas.
Agustina no recuerda nada del 14 de septiembre a mediados de octubre de 2020. No recuerda haber sido intubada. Solo recuerda la imagen de un vaso de zumo y después cómo estaba en la UCI incapaz de moverse. Y ahora, un año después, ya recuperada aunque sintiendo que nunca volverá a ser la misma, da las gracias a esos médicos que salvaron su vida.
Se ha cortado el pelo porque le salían calvas y trabaja su cuerpo para poder volver a andar como antes. Ella ya ha recibido su tercera dosis, pero sigue teniéndole miedo al virus. No sale sin mascarilla, se junta con sus nietos e hijas en espacios al aire libre. Le cogió miedo al virus. Cómo no hacerlo. Ahora hace falta que todos los que la vena al menos le tengan respeto.