Son miles de familias ucranianas las que están siendo acogidas en nuestro país. Están a salvo, lejos de la guerra y del miedo a las bombas rusas, pero ahora viene un periodo muy duro de adaptación para ellos. Los niños aprenden rápido y ya han aprendido a saludar en castellano.
Estos hermanos de la noche a la mañana y de forma inesperada se han encontrado con otra cultura, otras costumbres y en la mayoría de los casos, sin ni siquiera saber el idioma. Sin embargo, acaban de llegar pero ya entienden nuestras preguntas. ¿Como te llamas? Tania, una niña ucraniana recién llegada ya sabe decir su nombre.La capacidad de adaptación de Tania y sus seis hermanos asombra
a los vecinos de pueblo coruñés de Boiro, donde los han acogido. Una de las solidarias cuenta que llegaron muy nerviosos e inquietos. Uno de ellos solo decía 'bomba, bomba, pero ahora ya está más tranquilo".
El ánimo de estos niños mejora porque vuelven a jugar y a relacionarse con otros chicos de su edad, pero juegos aparte, lo que marca la gran diferencia de adaptación es la vuelta al cole. En clase, con las exigencias escolares tendrán que sacar un extra.
El profesor cuenta que uno de estos niños se ha emocionado cuando ha encontrado unas palabras en ucraniano. Basta una pequeña frase en ucraniano para arrancarle una sonrisa a otra chica. Ya no son los mismos que llegaron tristes y con pocas ganas de hablar.
Todos en general, son muy optimistas y confían en la capacidad de adaptación de los niños, que "son esponjas que aprenden rápido", dice una vecina, que recuerda cómo los pequeños que "vienen de Chernóbil cada verano al mes ya hablan y se hacen entender".