El portavoz de Compromís en el Senado plantea la aconfesionalidad en los centros sanitarios
Presenta dos preguntas al Gobierno sobre la cantidad destinada y las medidas para garantizar la aconfesionalidad
Sectores conservadores le acusan de querer expulsar a los curas de los centros sanitarios
“Quien tenga vicios que se los pague”, ha sido la respuesta de Mulet en redes sociales
El portavoz de Compromís en el Senado, Carles Mulet, ha presentado en el Senado dos preguntas al Gobierno en las que solicita información sobre el dinero público que se ha destinado desde 1986 a sufragar asistencia católica en los centros sanitarios. También las medidas previstas para garantizar la aconfesionalidad del Estado. En ambas cuestiones, tal y como afirma Mulet, se han querido plantear unas preguntas al Gobierno “con el máximo respeto posible, pero ante una realidad con la que mucha gente se siente molesta al ver cómo el dinero público se destina únicamente a la asistencia religiosa de una religión que, por muy mayoritaria que sea, no es la única y está fuera de lo que marca la Constitución”.
En este sentido, Carles Mulet ha señalado que “desde 1992 la Sanidad está transferida a las comunidades autónomas excepto en Ceuta y Melilla, curiosamente dos ciudades en las que la religión mayoritaria no es la católica. ¿Es que la mayoría musulmana de sus ciudadanos que son igual de españoles y pagan sus impuestos no tienen ese derecho? O aplicamos el mismo criterio para todos o estamos ante una discriminación”.
“Quien tenga vicios que se los pague”
Ante alguna de las respuestas a su planteamiento en redes sociales, el portavoz de la Coalición respondía con un “Quien tenga vicios que se los pague”, una publicación cargada de ironía, como ha afirmado, “Es un tuit y en Twitter muchas veces la ironía no se entiende o uno no siempre acierta a la hora de contestar, pero yendo al origen de todo no son más que preguntas parlamentarias al gobierno para explicar cuánto dinero se ha gastado desde el año 1986, en el que se firmó el primer convenio.”
Las reacciones no se han hecho esperar
Entre las reacciones a estos planteamientos, le acusan de querer expulsar a los sacerdotes de los hospitales, a lo que la coalición ha querido responder con un comunicado aclaratorio: “En ningún momento se pide expulsar a nadie de los centros sanitarios, son preguntas para que se explique el coste de dinero público de esta asistencia, y para que se expliquen medidas futuras acorde a la aconfesionalidad del Estado. La iniciativa parte a instancias de organizaciones que han visto discriminatorio el trato con el resto de confesiones religiosas.”
“La polémica iniciada no tiene nada que ver con el texto planteado”
“Entiendo que es por el momento político en el que estamos y porque son temas espinosos donde hay cierto tipo de sectores a los que les gusta hacer sangre. Pero no se ha faltado el respeto a nadie ni se ha pedido a expulsar a nadie ni se ha atacado nada. Simplemente se defiende el papel aconfesional del estado. Encima son los mismos a los que se les llena la boca con el constitucionalismo y cuando invocas un artículo de la constitución como es la aconfesionalidad se rasgan las vestiduras y alimentan polémicas donde no debería haberlas. Los titulares gruesos y polémicas alimentadas nada tienen que ver con el texto de las preguntas formuladas”, ha señalado Carles Mulet.
Áreas espirituales como en los aeropuertos
Ante esta situación, tal y como plantea Carles Mulet, una de las alternativas podría ser las áreas espirituales que existen en algunos aeropuertos. “Hay una discriminación evidente entre la gente católica y la gente que no lo es. En todo caso debería plantearse como las capillas que hay en los aeropuertos en los que puedes celebrar una misa, un ritual judío o lo que quieras. Habrá gente que sea partidaria que ese servicio se de a todas las religiones y los que apunten que tenemos un estado aconfesional y ninguna persona puede ser discriminada por motivo de su religión. Entendemos que son temas sensibles pero el debate está ahí y que se monte la que se ha montado es como que en el aspecto religioso estamos aún en la Edad Media. Son temas intocables y es importante porque estamos hablando de espacios públicos, de dinero público y de discriminación entre la ciudadanía.