La razón por la que Abascal se va de gira al 'cinturón rojo' de Madrid: crece más en los barrios obreros que en el distrito de Salamanca
En sólo seis meses Vox crece casi un 40% en los distritos y pueblos con menor renta media de la región
Los de Abascal 'lepenizan' su mensaje coger oxígenos electoral en los barrios obreros
Santiago Abascal arrancó la campaña electoral de Vox en la ‘plaza roja’ de Vallecas luciendo en la pechera una pegatina de ‘Solidaridad', el sindicato que impulsa su partido. Nada era casual. Ni el lugar ni el gesto. La extrema derecha no ha ganado nunca en Puente de Vallecas, pero sí es uno de los barrios de Madrid donde más crece en número de votos. En sólo seis meses, los que van de las elecciones generales del 28A de 2019 a la repetición electoral del 10N, Vox incrementó sus apoyos en un 34%.
No es un fenómeno aislado. Los seis distritos de Madrid en los que más ha crecido proporcionalmente en número de votantes son los que curiosamente tienen una menor renta media. En uno de ellos, Vicálvaro, se plantaron ayer por la mañana Abascal y su candidata Rocío Monasterio. Justo después de la batalla campal de Vallecas. Allí el crecimiento del apoyo a la extrema derecha es también de un 34%. Calcado al de Puente de Vallecas. En su periplo maratoniano por los barrios y pueblos del ‘cinturón rojo’ de Madrid, la siguiente parada fue anoche en Getafe. Plaza abarrotada, Abascal protagonista absoluto, pero esta vez sin disturbios. En ese municipio del Sur de la región los números son aún más espectaculares, con un incremento en número de votos que roza el 40%.
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Vox gana en los distritos ricos de Chamartín o Salamanca, pero crece mucho más en los barrios más pobres. “Vox nace con un votante más típico del PP, de clases medias y altas. Pero es un voto prestado que en cualquier momento puede retornar al PP. Saben que no pueden seguir creciendo por ahí. Así que hay gente en Vox, como su vicepresidente Jorge Buxadé que presionan para ‘lepenizar’ al partido para capitalizar el descontento que está dejando la crisis económica”, explica a NIUS el analista político y presidente de ‘Public’, Abelardo Bethencourt.
La estrategia está clara, recuperar la iniciativa de una campaña que no pinta bien para Vox y coger oxígeno electoral en los barrios obreros. ¿Cómo? Ampliando la base de su electorado por abajo ya que por arriba prácticamente han llegado a su techo en competencia feroz con el Partido Popular de Pablo Casado. Por eso ahora dicen que Vox “no es un partido de derechas”, a imagen y semejanza del discurso de la ultraderecha europea, de Le Pen en Francia, o de Georgia Meloni en Italia. “Somos una alternativa patriótica y social y eso es lo que más preocupa a la izquierda y a Podemos”, proclamaba hace unos meses su portavoz Iván Espinosa de los Monteros. “No somos ni de izquierdas ni de derechas”, insistía a NIUS su vicepresidente, Jorge Buxadé, desde el corazón rojo de Vallecas en medio de los altercados con los grupos de ultraizquierda.
Obrero y de Vox
El giro estratégico se puso en marcha el año pasado en Vistalegre III, con los primeros guiños a esas clases medias empobrecidas y enfadadas. Vox modificó su discurso para convertirse oficialmente en “la alternativa que protege a todos los españoles sin distinción y, en especial, a los más débiles y necesitados”. No votó en contra del Salario Mínimo Interprofesional, que antes había despreciado por ser una “paguita”, y se dispuso a intentar capitalizar el descontento de las ‘colas del hambre’ y los millones de parados que deja la crisis pandémica.
En septiembre del año pasado impulsó el sindicato ‘Solidaridad’ para buscar "el voto de los currantes que madrugan". La presentación fue en Coslada, otro municipio del cinturón rojo de Madrid donde Vox crece con fuerza. “Frente a la esclavitud que imponen las oligarquías. Frente a la ruina comunista. Frente a la corrupción socialista. Solidaridad”, sentenció entonces el líder de la formación de extrema derecha.
La misma semana en la que Abascal se ha plantado en Vallecas para arrancar la campaña electoral de Madrid, ‘Solidaridad’ anunciaba que han entrado en los comités de Inditex, Mercadona o Cepsa. Aseguran que cuentan con 11.000 afiliados: “El 1% de los que tiene UGT”, y que también están presentes en la mayoría de empresas de seguridad. Otro filón de potenciales votantes de Vox.
‘Lepenizar ‘a Vox
El otro eje sobre el que descansa la estrategia de Vox para pescar el voto de los barrios obreros y el de los jóvenes con escaso futuro y alejados de los "sesgos políticos" izquierda/derecha, pasa por ‘lepenizar’ el partido. La ultraderecha europea es el espejo donde ahora se miran los de Abascal.
“Para hacer eso tienen que romper el eje izquierda derecha. Pasar a ser el partido del pueblo, de los de abajo, frente a las élites corruptas y ‘la izquierda caviar’ de Galapagar’. Eso es lo que hizo Le Pen en Francia. Se alejó de la derecha más conservadora de Sarkozy y se fue a buscar los votos del Partido Socialista francés con mensajes, antiinmigración, antiglobalistas, y colocando en este caso a los españoles primero”, analiza Bethencourt.
Es justo lo que están haciendo Abascal y Monasterio en este arranque de precampaña en el ‘cinturón rojo’ de Madrid. Cargar contra “el coletas” y "la izquierda pija", contra los menores extranjeros no acompañados, "los 'menas' que nos cuentan 4.000 euros al mes" y “amenazan” los barrios obreros. Contra los okupas, los narcopisos, o las casas de apuestas.
Es un discurso para recuperar fuelle electoral de cara al 4M en Madrid, pero según el analista Abelardo Bethencourt, también “de posicionamiento para dentro de un año en un contexto de crisis económica” y con un posible escenario de elecciones anticipadas. Mientras llega ese momento, la gira por el 'cinturón rojo' continua, "en cada calle, en cada barrio, en cada pueblo". Hoy toca San Fernando de Henares.