Si evitó una crisis, no ha sido la suya. O no, al menos, la que se le ha abierto a su partido a raíz de un episodio que -a base de versiones- se ha vuelto tan oscuro como la noche en que salió de casa a buscar a un amigo al aeropuerto y volvió, dicen los suyos, habiendo culminado una hazaña diplomática.
El PSOE se enfrenta, enrocado, a la operación salvar al soldado Ábalos desde que en la madrugada del domingo 20 de enero, al ministro de Transporte se le ocurriera subir a un avión en Barajas y permanecer casi media hora en él con una vicepresidenta extranjera que tenía expresamente prohibido su paso por territorio europeo. Venezolana, para mas inri, con lo que eso añadía de riesgo a la operación.
Ni la negativa inicial, ni la inexacta primera versión, ni las sucesivas ampliaciones han acabado por despejar todas las dudas que suscita el episodio. El ministro ha ido a rebufo de los hechos, así que lo que de bueno pudo tener su gestión ha quedado arruinado y si había algo de malo no lo ha logrado ocultar. Más bien al contrario, ha quedado agravado por la reticencia a explicarlo todo, desde el principio.
Este lunes dejó indicios de haber sido muy lunes para los socialistas: Ábalos, ausente en la rueda de prensa tras la ejecutiva en la que suele ser el titular. La vicepresidenta Teresa Ribera, enzarzada en una entrevista matutina: "Yo creo que usted estaba deseando hacerle una entrevista a González Laya (ministra de Asuntos Exteriores) o al señor Ábalos", le respondió molesta a Carlos Alsina en Onda Cero. Y era obvio que sí.
Este martes, es probable que Pedro Sánchez añore los Consejos de Ministros de los viernes: el caso Ábalos amenaza con devorar cualquier medida que se apruebe. Como ya viene haciendo, por ejemplo, con la subida del SMI. Y un dato más, de Pablo Iglesias no se sabe apenas nada desde que se desveló el paso de Delcy Rodríguez por Madrid.
Son ya cinco días difíciles para el hombre fuerte de Sánchez en el PSOE y en el Gobierno. El presidente le respalda y en su partido le creen, por más que el Ministro no lo haya puesto fácil para cerrar las muchas interrogantes que ha abierto el caso.
¿Estuvo el ministro Ábalos en Barajas con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez?
Sí. Sin duda. Ábalos y Delcy Rodríguez estuvieron juntos en Barajas al menos 20 o 25 minutos en la madrugada del domingo 19 al lunes 20, tal y como ha acabado por detallar el propio Ábalos.
El encuentro fue a bordo del avión, un Falcon en el que venía Delcy Rodríguez, acompañada por el ministro de Turismo de Venezuela, Félix Plasencia. Ábalos, según su versión, había ido a recibir a su homólogo venezolano con quien le une una amistad personal.
Es uno de los elementos que más dudas genera del caso.
El ministro desde un primer momento ha defendido que su única intención era recibir a un político amigo (el ministro Plasencia que venía a visitar FITUR). Por eso dice que no utilizó coche oficial sino un vehículo privado, que no es el suyo porque no lo tiene en Madrid. Sobre lo chocante de que un ministro de un país vaya a saludar al ministro de otro país a la escalerilla del avión, a pie de pista, en coche propio, Ábalos argumenta que es porque "no quería hacerlo ceremonioso".
El caso es que el acto privado, si es que en algún momento lo fue, se convirtió en una operación de Estado. Con la participación de tres ministerios y el reconocimiento final del presidente. A saber: intervino Exteriores, que fue de donde salió el aviso de que Rodríguez venia en el avión; intervino Interior, que avisado por Exteriores pidió a Ábalos que hiciera lo posible por que la vicepresidenta venezolana no pusiera pie en tierra; e intervino Transporte, que a través de Ábalos transmitió esa idea a Dalcy Rodríguez durante sus 20-25 minutos juntos en el Falcon.
"Ha hecho todo lo que estaba de su parte para evitar una crisis diplomática. Y lo ha logrado", fueron las palabras con las que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, salió en respaldo de Ábalos después de que se desvelara hasta donde había dado de sí su "acto privado".
Él interpreta que no. Pero sí. Hay detalles sustanciales que difieren entre lo quién fue su primera información sobre el episodio y la que ha venido dando después de que estallara la polémica.
De primeras, y cuando Vozpópuli dice que ha tenido una reunión, lo niega. Más tarde, desde su entorno, tanto del PSOE como ministerial, se admite que ha habido un contacto, pero no "formal". A continuación, el propio Ábalos añade que aparte de ver a Rodríguez, aprovechó para recordarle que "lamentablemente" no podía bajar del avión por estar vetada por la Unión Europea. Finalmente, admite haber estado con la vicepresidenta venezolana unos 20 o 25 minutos y que Marlaska le había pedido que se asegurara de que no tenía intención de bajar.
La teoría en la que se escuda Ábalos para negar la contradicción es que le preguntaron si había tenido una reunión, y él insiste y se mantiene en que no. "No hice una reunión", dijo en La Sexta. "Yo no abordé ningún tema, ni quería abordar ningún tema". El caso es que estuvo en un espacio reducido con Rodríguez casi media hora. Y que admite que quiso llevarlo con cierto secretismo cuando confiesa: "A mi gabinete no le informé de todo". Razón que explica que desde el ministerio dieran una versión que no se corresponde con lo realmente ocurrido.
Además, en las versiones ya extendidas que está ofreciendo el propio Ábalos hay datos que no concuerdan. Por ejemplo, sobre la hora en la que el ministro Marlaska le advierte que Rodríguez está en el avión:
Ábalos, en La Razón: "Llegando al aeropuerto me llama el ministro el Interior... "
Ábalos, en La Sexta: ¿A qué hora le llamó Marlaska? "Pues a eso de las once, estaba preparándome para ir. Tenía previsto llegar a las once. Un poco antes de las diez... "
O sea, ¿llegando al aeropuerto o preparándose salir? Una de las dos cosas no es cierta.
Pese a la amistad que supuestamente explica que el ministro español vaya en la noche de un domingo a recibirle a pie de pista, Félix Plasencia no le avisó que llegaba a Barajas con una pasajera que tiene prohibido pisar suelo español. Eso dice Ábalos.
El Gobierno español se entera a través de la Embajada de Venezuela, apenas "dos o tres horas" antes de que el Falcon aterrice, según fuentes de Exteriores que cita El País, que explican que esta circunstancia impidió intervenir antes de que se iniciara el viaje.
En Venezuela, sin embargo, hay versiones que defienden que eran públicas las intenciones de Delcy Rodríguez de pasar por España. Incluso hay periodistas que sostienen la idea de que tenía una entrevista pactada con el vicepresidente Pablo Iglesias, y que fue la ministra de exteriores González-Laya la que alertó sobre los posible riesgos diplomáticos.
La versión del Gobierno es que no. Delcy Rodríguez aterrizó en Barajas pasadas las doce de la noche del domingo y salió en la mañana del lunes en un avión comercial rumbo a Doha (Qatar), para desde allí desplazarse a Estambul.
En este tiempo, tanto Interior como Ábalos insisten en que no accedió a territorio español sino que se movió en zona de tránsito internacional, que no se considera "técnicamente" suelo nacional. "En el espacio que la policía considera que es frontera", es la expresión que ha utilizado el ministro de Transporte, que defiende que en ningún caso se ha vulnerado la legislación. Algo que está por ver.
Delcy Rodríguez es una de las autoridades venezolanas a las que la Unió Europa ha sancionado por la "represión" del Gobierno de Maduro contra la población civil. La Unión Europea pide a sus socios que adopten "las medidas necesarias para impedir que (los sancionados) entren en su territorio o transiten por él”. Por tanto, España estaba obligada a impedir su paso por Barajas, incluso aunque haya sido simplemente en tránsito, como argumentan las autoridades españolas.
En Bruselas no se ha prestado especial atención al episodio de Barajas. El criterio es que son las autoridades nacionales las que tienen que "cumplir" y "velar por el cumplimiento" de las sanciones comunitarias. Una idea a la que se ha apuntado el propio ministro de Exteriores de la UE (y antes de España) Josep Borrell.
Si duda. El Partido Popular y Ciudadanos han iniciado ya los trámites para solicitar una comisión de investigación en el Congreso. También han pedido comparecencias urgentes a los otros dos ministros salpicados por el episodio de Barajas: González-Laya, de Exteriores, y Marlaska, de Interior. Y aparte está el frente europeo, donde la oposición buscará sacar rédito al supuesto incumplimiento por parte española de la sanción a la dirigente venezolana.
El caso permite que la oposición castigue un flanco que interpreta débil en la alianza PSOE- Podemos. Lo de la dimisión de Ábalos que pide Vos suena un poco a farol, aunque jueguen con el "comodín de Venezuela", que es como lo ha llamado el socialista Óscar Puente. Consciente que es un tema que a la derecha le da mucho juego.