2024 ha sido un tiempo de fechas redondas para la Casa Real, especialmente por el décimo aniversario que ha consolidado el reinado de Felipe VI, pero también ha sido el año en que los reyes bajaron al barro y fueron manchados con el lodo de la terrible dana, en una imagen que quedará fijada en la memoria de los españoles.
El 19 de junio se conmemoró la primera década de Felipe VI como jefe del Estado, una fecha que sirvió para hacer balance del tiempo complejo que le tocó vivir hasta entonces en el plano institucional y familiar y en el que guiaron sus actos «la coherencia y la integridad», junto a la Constitución.
Así lo explicó en el discurso que pronunció ese día, cuando confesó cómo intenta siempre actuar de manera «íntegra y ejemplar», «asumiendo incluso el coste personal que ello pueda conllevar», en alusión a las difíciles medidas que ha tenido que adoptar en estos años en relación con su padre, Juan Carlos I, y su hermana, la infanta Cristina.
Precisamente, unas fotografías privadas de 1994 que la revista neerlandesa Privé publicó del rey emérito Juan Carlos I con la actriz Bárbara Rey provocaron otro «terremoto» mediático en septiembre. Pero no fueron solo fotos, sino también grabaciones que salieron publicadas y que llevaron a Podemos a pedir en el Congreso la desclasificación de los documentos.
La tragedia de la dana, que causó más de 220 muertos y miles de damnificados, cambió la intensa agenda de los reyes, al igual que la de la mayor parte de las instituciones y miles de ciudadanos que vieron cómo el agua arrasaba vidas y pueblos.
Cinco días después, el domingo 3 de noviembre, los reyes, y los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, llegaron a una de las localidades más afectadas por la tragedia, Paiporta, donde vecinos indignados comenzaron a gritar «asesinos» y a lanzarles barro y objetos, como palos.
Nunca habían vivido nada parecido y, en medio de una gran tensión, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz permanecieron, cada uno por su lado, escuchando y hablando con los ciudadanos. Hicieron frente a la situación con un talante «extraordinario», según han coincidido varios expertos, que aseguran que esa imagen «les acompañará toda la vida».
Los reyes han regresado a la zona en varias ocasiones, la última acompañados por sus hijas, y allí han sido conscientes del afecto y el cariño de los afectados en medio de la desgracia, como ellos mismos han reconocido. Felipe VI ha insistido en que es importante representar al Estado y que los vecinos que han sido víctimas de ese desastre sientan «que España está con ellos».
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