Guillermo del Valle es abogado laboralista. Durante años, atendió en el barrio de Pablo Iglesias a trabajadores que necesitaban asesoramiento legal. Ahora encabeza una nueva formación política que busca representar a “los millones de españoles cuyos principios son los de la igualdad social, política, económica y también territorial, porque no es de izquierdas defender los privilegios”.
Es más. Su apuesta pasa por armonizar las competencias autonómicas para todo el estado, porque el código postal no puede ser determinante para acceder a los servicios públicos. De ahí que, directamente, se hagan llamar Izquierda Española. “Hay que asumir con naturalidad que España no le pertenece a la derecha y mucho menos a la extrema derecha”, explica Guillermo, que subraya precisamente que las políticas de Vox son completamente contrarias a los intereses de los trabajadores.
Lejos de creer una quimera que un partido más encuentre hueco en el panorama político actual, asegura que la utopía es pensar que el Partido Socialista, “una plataforma populista en torno a Pedro Sánchez”, se pueda recuperar, intentar cambiarlo desde dentro. “Quizá el PSOE estuvo en la defensa de una economía al servicio del bien común, pero hoy está en la deriva identitaria. ¿Eso a quién le viene bien?”, se pregunta. “A determinadas élites económicas y financieras, no a la clase trabajadora, que necesita un estado que redistribuya, que defienda los servicios públicos”, responde. Y ahí encaja Izquierda Española, como “una izquierda amplia, no sectaria”. “Hablar de balanzas fiscales”, afirma, “es sólo una excusa para no redistribuir, no tiene nada que ver con la izquierda”.
Ya comienzan a aparecer en las encuestas, pero todavía no cuentan con el porcentaje suficiente para lograr representación. De ahí que los próximos comicios europeos, más fáciles por ser circunscripción única, se conviertan en su trampolín. Algo parecido a lo que sucedió con Podemos, que se catapultó en esa cita con las urnas. Aunque si no lo logran, asegura, no pasa nada “porque este movimiento ha llegado para quedarse”. No es como otras plataformas que acabaron “basculando hacia el centro derecha”.
“Izquierda Española no viene a fragmentar nada ni a molestar a nadie”, sino a dar respuesta a los votantes que nos sentimos profundamente desencantados porque la “izquierda oficial se ha olvidado de sus valores”. El partido se constituyó en enero, aunque lleva mucho tiempo vinculado a la plataforma El Jacobino y con implantación territorial especialmente en Andalucía, Madrid, Cataluña y Asturias. Y precisamente Europa es el mejor espacio para desplegar su programa. “En un mundo globalizado tenemos que ir hacia una Europa social, integrada, sin paraísos fiscales, no del capital y la insolidaridad. Y necesita un poder político que corrija todos los enormes desequilibrios y desigualdades de la globalización”.
Algo que, entienden, ya no representa ni el PSOE ni “la lucha de egos” entre Sumar y Podemos. Ni mucho menos, concluye, la política neoliberal de la derecha o la ultraderecha, ya sea PP, Vox o los nacionalistas, desde Junts al PNV, pasando también por el BNG, EH Bildu o Esquerra Republicana de Catalunya.
“La izquierda es internacionalista, no es identitaria, no es dividir ni exaltar las diferencias. La desigualdad no tiene que ver con la izquierda, sino con defender la justicia, la igualdad y también la solidaridad interterritorial y entre todas las clases sociales”, y estamos asistiendo, concluye, a todo lo contrario. Resignarse, ese podría ser su lema, no es alternativa.
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