A primera hora de la mañana de este lunes, los reyes Felipe y Letizia han puesto rumbo a Copenhage desde el Pabellón de Estado de la Terminal T-4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas con motivo de su visita de Estado a Dinamarca. Un viaje clave en las relaciones institucionales entre ambos países con importantes implicaciones tanto políticas como personales para ambos. Repasamos su ajetreada agenda prevista para este 6, 7 y 8 de noviembre.

Una vez puesto un pie en el Estado europeo, a donde han ido acompañados por José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en funciones, sus majestades tendrán un primer encuentro con la reina Margarita en el Palacio de Amalienborg, la residencia oficial de la familia real danesa.

Justo después, ya sin la compañía de la reina Letizia, el rey Felipe VI será recibido por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, con la que mantendrá una conversación sobre la delicada situación que atraviesa Europa y el mundo y en la que estrechará lazos entre el país anfitrión y el invitado.

Tras estas dos audiencias, arrancará la parte menos institucional de su visita: esa en la que sus majestades, la familia real danesa y las máximas autoridades de Dinamarca se vestirán de gala para disfrutar de una cena ofrecida por la reina Margarita. Será en el Palacio de Christianborg, situado en el islote de Slotsholmen, un edificio al que, aunque alberga la sede del Folketing, la oficina de Mette Frederiksen y la Corte Suprema danesa, suele recurrir la monarquía para citas como esta.

Tras pernoctar en el Palacio de Fredensborg, una construcción del siglo XVIII ubicado a menos de 40 kilómetros de Copenhague que la familia real danesa suele aprovechar en las temporadas de primavera y otoño, el rey Felipe arrancará la jornada participando en el Foro Empresarial España-Dinamarca. Posteriormente, el Jefe del Estado español se reunirá con su esposa para homenajear los soldados caídos en la Ciudadela. Justo después, conocerán el interior del Ayuntamiento y la Universidad de Copenhague, dos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.

A partir del mediodía, las agendas de los reyes Felipe y Letizia se separarán. Mientras él visita el parlamento de Dinamarca, ella recorrerá el módulo de niños del Rigshospitalet y visitará el módulo piloto del Hospital Mary Elisabeth. Dos compromisos paralelos que concluirán con la inauguración de una exposición sobre Sorolla y artistas contemporáneos españoles en el centenario de su fallecimiento. Aquí sí que estarán arropados tanto por la reina Margarita como por los príncipes Frederik y Mary de Dinamarca, herederos al trono danés y amigos personales de la pareja.

La jornada finalizará, tal y como señala el organigrama difundido por Zarzuela, con una segunda cena de gala en el Museo Calsberg, esta ofrecida por los reyes Felipe y Letizia, donde se espera que, al igual que sucedió en la reciente Cumbre de Granada, descubran parte de la gastronomía española a sus homólogos daneses.

El miércoles 8 de noviembre será la despedida. A la espera de que se feche el debate de investidura de Pedro Sánchez, para cuya celebración es imprescindible la presencia del Jefe de Estado en nuestro país, los reyes concluirán su visita con un último encuentro con con la reina de Dinamarca en el Palacio de Fredensborg, donde se están hospedando. Será en este momento cuando Margarita II les invite a participar de una bizarra tradición que se remonta a 1841.

Ese año, Luisa de Hesse-Kassel, prometida del entonces futuro rey danés Christian IX, plasmó su firma en uno de los ventanales de este castillo milenario. Desde entonces, aunque solo se tiene registro se 1916, ya son 239 los mandatarios que han rubricado alguno de los cristales de la Sala del Jardín, el Salón del Príncipe o la Sala de la Guardia del palacio, entre los que destacan nombres como Isabel de Inglaterra y el duque de Edimburgo, Guillermo y Máxima de Holanda, Felipe y Matilde de Bélgica, el zar Alejandro III, Winston Churchill, Bill Clinton o sus predecesores, los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía.

Tras este momento que seguro que nos regala alguna que otra anécdota (escribir en un cristal no es tarea fácil, por lo que la reina Margarita ofrece a sus huéspedes un bolígrafo especial, con un diamante en la punta, para evitar estropicios), sus majestades tendrán que asistir a dos actos más antes de regresar a España: una mesa redonda en el Centro de Arquitectura Danés (DAC) y una recepción con los colectivos españoles que se encuentran en Dinamarca.

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