El 90 % de los adolescentes condenados por delinquir logran reinsertarse socialmente, según la Fiscalía de Madrid

Hay preocupación porque los menores cometen cada vez delitos más violentos. De hecho, la Fiscalía de Madrid alerta de que se han recrudecido los enfrentamientos entre bandas juveniles. A pesar de estos datos, el 90 % de esos adolescentes logra reinsertarse y no vuelve a delinquir. Doscientos setenta y dos adolescentes en la Comunidad de Madrid cumplen penas de hasta 10 años de internamiento.

El año pasado los menores cometieron 34 homicidios en Madrid, una subida de casi el 50 por ciento. También aumentaron las agresiones de hijos a padres, y de manera alarmante las agresiones sexuales. 

Los menores en centros de reinserción están obligados a seguir un currículum educativo

Nico tiene 16 años y desde los 14 ha estado encerrada por un grave delito. Cuenta que no se sentía culpable por aquello que le llevó a permanecer encerrada en un centro para menores de la Comunidad de Madrid. En todo este tiempo ha tenido la oportunidad de reflexionar y reconoce que "ahora, si tuviera la oportunidad de pedir perdón, lo haría".

Tras este reconocimiento que implica un paso más en su proceso de madurez, ahora está agradecida por tener rutinas, normas y límites, porque reconoce entre lágrimas que "si no hubiera caído aquí, yo no estaría ahora mismo... como que la vida me da una oportunidad para sentar la cabeza y rectificar muchas cosas que he hecho mal"

Otros adolescentes como Jonathan están en proceso de entenderlo. Entró en un centro de rehabilitación a los 16 años y reconoce que tener un control de supervisión ayuda a ver "tu línea de vida".

Este adolescente reconoce que "porque uno te haga daño, tú tienes que hacer el doble y no es así". Los expertos trabajan con ellos las carencias de su historia vital, la gestión de emociones, las habilidades sociales y habilidades en resolución de conflictos, el autocontrol. 

Afirman que su comportamiento se puede explicar, en parte, porque no les han puesto límites y porque han vivido en entornos desfavorecidos y destructurados. A diferencia de en las cárceles, en estos centros es obligatorio estudiar.

Los adolescentes ingresadois en los centros de menores tienen que progresar en su proyecto educativo, algo que de conseguirese les permite modificar el régimen de internamiento, hasta llegar a poder lograr la libertad antes de tiempo.

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