Síndrome del nido vacío. Dícese del conjunto de síntomas físicos y emocionales que se dan en los padres a raíz de la marcha de los hijos de casa. Quienes sean progenitores habrán pasado o pasarán por esta sensación de vértigo que implica caer en la cuenta de que su prole deja de depender de sus cuidados. Algunos incluso llegarán a pasar por una crisis existencial al ver que esas funciones en las que se volcaron hace dos décadas se esfuman con su marcha. Pero todos los psicólogos insisten en que es un mero proceso, una transición que casi siempre termina siendo satisfactoria.
Es probable que los reyes Felipe y Letizia se hayan visto en una situación parecida a esta desde hace justo un mes. El hecho de que la princesa Leonor, su primogénita, inicie su formación preuniversitaria en la Academia Militar de Zaragoza al mismo tiempo que la infanta Sofía, aún menor de edad, ponía rumbo a Gales, donde cursará dos años de Bachillerato, ha dejado un enorme hueco en Zarzuela y en esa vida familiar en la que hasta hace 30 días eran cuatro (y no dos).
Todavía les queda recorrido. Y tiempo para adaptarse a esta nueva realidad. Y mientras lo logran, parece que sus majestades han cumplido con las recomendaciones para poder sobrellevarlo con éxito que el psicólogo Tony Crespo, de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Casa de Salud de Valencia, enumeraba hace tres años: "Mantenerse ocupado, establecer nuevas metas, revivir la relación de pareja o tomarse unas vacaciones".
Las pruebas de que existe un fuerte apego entre padres e hijas la tuvimos en sus respectivas despedidas. El efusivo abrazo que le profirió doña Letizia a su hija mayor, maleta en mano, antes de iniciar el curso militar era una de ellas. La otra, la correspondiente a la infanta Sofía, la vimos en estas fotos oficiales tomadas a las puertas de su residencia. Esas en las que Jan, su mascota, aportó ese toque de naturalidad que con tanto ahínco están tratando de transmitir desde Zarzuela en los últimos años.
Proseguir con su rutina habitual es precisamente lo que han hecho los reyes Felipe y Letizia. Más allá de la gestión privada en la que hayan trabajado de puertas para dentro de Palacio, la agenda pública de ambos ha contado con una larga lista de actividades en las que casi siempre les hemos visto juntos, como en la inauguración de la Temporada 2023/2024 del Teatro Real o en la entrega de los Premios La Vanguardia, donde protagonizaron un encuentro con Bad Gyal, ídolo juvenil (quizás también para sus hijas), que terminó haciéndose viral.
De manera individual, cada uno se ha volcado en causas que tradicionalmente han ido ligadas a sus perfiles institucionales.
Mientras él daba el pistoletazo de salida al Año Judicial, clausuraba la Solheim Cup 2023 o visitaba las instalaciones del grupo Porcelanosa, ella apoyaba la investigación contra el cáncer, intervenía telemáticamente con Naciones Unidas o visitaba un colegio en A Coruña con motivo del inicio del curso escolar.
Al igual que sucedió con la princesa Leonor, ya curtida en esto de vivir fuera de casa después de los dos años que cursó en el UWC Atlantic College en el que ahora estudia su hermana, los padres de los alumnos tienen la oportunidad de estar en contacto constante con ellos. Una herramienta útil y práctica para paliar los más de 1.700 kilómetros que separan Zarzuela de Gales, donde ahora reside la infanta Sofía.
Con la mayor, sometida a normas más estrictas para evitar distracciones en esa extrema formación militar que ya la ha convertido en Dama Cadete, han tenido más suerte, al menos el rey Felipe VI, del que se publicó que el pasado fin de semana hizo una visita exprés a la Academia aprovechando una visita privada a la capital aragonesa.
Hay fechas que son más difíciles de digerir que otras cuando uno se ve inmerso en este síndrome del nido vacío del que hablamos. En el caso de los Borbón Ortiz es importante destacar la del 15 de septiembre, día en el que la reina Letizia cumplió 51 años. Su majestad tuvo que soplar las velas sin tener a Leonor ni Sofía compartiendo mesa. Un pequeño gran peaje que suplirán en breve.
Su reencuentro ya tiene fecha y hora. Será el próximo (e inminente) 7 de octubre, día en el que tendrá lugar la jura de bandera de la princesa Leonor en la misma Academia donde se está preparando militarmente y a la que se espera que asistan tanto sus padres como algunos miembros de su familia más cercana. Se desconoce por el momento si su hermana podrá estar presente.
El 12 de octubre, Día de la Hispanidad, se celebra el tradicional Desfile de las Fuerzas Armadas. Ese en el que quizás veamos cómo la heredera al trono abandona su puesto en el palco real y recorre el madrileño Paseo de la Castellana uniformada y acompañada por sus compañeros de Academia.
El 20, poco más de una semana después de este último acto, el Teatro Campoamor de Oviedo albergará una nueva edición de los Premios Princesa de Asturias, fundación de la que Leonor es Presidenta de Honor.
Pero si hay una fecha señalada en el calendario real desde hace 18 años es la del 31 de octubre de 2023. La víspera del Día de Todos los Santos no es sólo el día de su cumpleaños. Que la princesa de Asturias sobrepase la mayoría de edad implica que ya sea apta para convertirse en reina de España. Un hito que se conmemorará con un acto institucional (y como casi todo lo que implica a la corona, familiar) en el que su alteza jurará la Constitución española y será la protagonista de una sesión solemne ante el Congreso y el Senado en el Palacio de las Cortes. Allí sí se espera la asistencia del clan (casi) al completo.