Jaleado por la calle, el líder del PP recibía la enhorabuena de los ciudadanos con los que en la mañana del postdebate se cruzaba antes de coger un AVE con destino Ciudad Real. Si las peticiones de ‘selfies’ y los apretones de manos son un indicador de quién ganó un duelo que puede haber cambiado el devenir de lo que queda de campaña electoral, entonces ese es Alberto Núñez Feijóo.
La prueba es que al líder del PP no se la ha borrado la media sonrisa de la cara con la que sacó de quicio a Pedro Sánchez en el único cara a cara que van a mantener hasta las elecciones del 23 de julio. Feijóo cree bastante encarrilado el objetivo prioritario de no perder ni un voto del ya trasvasado desde la izquierda y que calculan en torno a 900.000, y seguir rascando en el flanco más a la derecha. “El votante de Vox que vio el debate ahora está entre dos posibilidades: o han cambiado ya el voto o están estudiando hacerlo”, subrayaba ayer en una conversación informal con periodistas.
Eso en provincias como Ciudad Real -donde mitineaba ayer de vuelta a la carretera- es crucial para completar la hoja de ruta que ha diseñado Génova en su camino hacia La Moncloa. Enclave de la España vacía allí se decide quedarse con tres escaños de los cinco que reparte o empatar a dos con el PSOE y que el quinto se lo lleve Vox. Y así hasta en 18 provincias donde están en juego hasta 36 escaños claves para una “mayoría contundente” que le libre de hacer a Santiago Abascal vicepresidente.
“Los votantes de Vox se han dado cuenta de que Pedro Sánchez puede gobernar perdiendo. Si los votantes de Vox reparten el voto, es más difícil qie Sánchez se vaya y eso es un disparate”, atornillaba el candidato popular rodeado de periodistas y paisanos ajenos a los cuarenta grados con los que castigaba sin misericordia la meseta manchega.
Una encuesta de Sigma Dos para El Mundo refleja que el electorado de Abascal está más entusiasmado que los mismísimos votantes del PP con el papel de Feijóo en su duelo con Sánchez. “Creo que Feijóo se ha llevado mitad de los votos de Vox y no ha perdido un solo voto socialista”, presumía después un alto cargo del PP que preparó con el gallego el debate.
Cuenta el equipo que acompañó a Feijóo que a los diez minutos de cara a cara con Pedro Sánchez, en plena discusión a machete de cifras económicas, ya se dieron cuenta de que tenían ganado el debate. Así que a Feijóo le ha tocado el papel de aguafiestas y frenar el balón. “No podemos tener una euforia irresponsable”, insiste el dirigente popular al que eso de vender la piel del oso antes de cazarlo nunca ha ido con él.
Hay que evitar que el partido se relaje una vez que el debate ha tenido la virtud de “poner las pilas” y “enchufar” del todo a los suyos a una campaña de lipotimia. “Subestimar” a Sánchez, el hombre del ‘Manual de resistencia’, también supondría un grave error que Génova no piensa cometer.
“Creo honradamente que no le salió bien a Sánchez. No hemos ganado las elecciones, sólo un debate”, admitía ayer obsesionado con que nadie se confíe. No se va a desviar ni un milímetro de la misión de concentrar el voto en torno a su papeleta y seguirá volcado en una campaña casi quirúrgica buscando rebañar los últimos escaños de las circunscripciones más reñidas.
“Es que la calle es su principal fortaleza”, defienden en su núcleo duro frente al candidato socialista que según ellos “necesita” de los platós de televisión porque “no consigue movilizar a su partido”.
El candidato popular se preguntaba ayer para qué le sirvió a Sánchez "encerrarse" en Moncloa cuatro días a preparar un cara a cara que no resultó como esperaba. "Para nada", se respondía él mismo. Feijóo que ha confesado que lo suyo no son los platós sino la gestión asegura que el debate lo preparó en la furgoneta que le lleva de mitin en mitin.
No fue del todo así. Lleva meses puliendo su puesta en escena y formándose. Desde que se hizo con las riendas del PP hace algo más de un año. “Ha mejorado muchísimo”, reconoce un cargo popular testigo de ese ‘training’ político. En ese entrenamiento de fondo, el gurú de Isabel Díaz Ayuso, el todopoderoso Miguel Ángel Rodríguez -MAR para los amigos- también ha tenido algo que ver.
Ha echado un cable en la preparación del debate. No en vano Ayuso ha cimentado buena parte de su carrera política sobre su papel de azote de Sánchez y MAR crea escuela. En la noche del debate estuvo en Génova siguiéndolo con el núcleo duro del gallego. “Triunfó porque no me hizo ni caso”, asegura a NIUS modesto.
Otra cosa es que lo de verse vencedor le haya abierto a Feijóo las ganas de abrirse a más debates o replantearse participar en el debate a cuatro de la semana que viene reconvertido de facto en debate a tres porque él no estará. “No me voy a aprovechar por el hecho de que le salga mal un debate al presidente y hacer otro debate. No sería juego limpio”, confesaba ayer con retranca gallego.